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» La Capital
Fecha: 01/07/2024 13:45
El defensor de Newell’s se ganó un lugar en su selección y está jugando de titular, pero lo pusieron de lateral, sufrió con el brasileño Vinicius y el colombiano Luis Díaz, y su equipo ya quedó eliminado Ante Colombia, a Velázquez le tocó marcar a Luis Díaz, uno de los delanteros más desequilibrantes del planeta. El zaguero leproso Gustavo Vélázquez se volverá de Estados Unidos con sensaciones encontradas. Por un lado, no está siendo bueno el paso de la selección paraguaya por la Copa América, ya que no pudo hacer pie en un grupo muy complicado donde le tocó convivir con Brasil y Colombia, y a falta de un compromiso ya sabe que no puede seguir haciendo camino en esta exigente competencia. Y, por otro, este defensor, a los 33 años, sin tener antecedentes en el conjunto guaraní, pudo ganarse un lugar de consideración dentro de la alineación titular en los dos encuentros que lleva disputados. Un logro suyo, totalmente personal, que demuestra su determinación, su personalidad y su espíritu combativo. El entrenador argentino Daniel Garnero, que conduce el elenco rojiblanco, lo está utilizando a Velázquez como lateral derecho, dentro de una línea de cuatro defensores . Esa disposición responde a un intento del DT de tratar de ganar seguridades y solidez dentro de un proceso de transición que todavía no consigue forjar algún gesto confiable para darle contenido y mayores certezas a un ciclo que ya está recibiendo fuertes críticas. El técnico de Ecuador dijo que contra Argentina "habrá que jugar un partido perfecto" Bajo esa decisión, a Velázquez le toca compartir el fondo con compañeros que también son marcadores centrales. En los dos duelos jugados hasta ahora estuvo junto a Fabián Balbuena, Omar Alderete y Matías Espinoza y, a la luz de lo producido, esa búsqueda de robustez y de rocosidad no le alcanzó a Paraguay para dar la nota en la Copa América. A Velázquez no le tocó una fácil. Todo lo contrario. Al ser ubicado como marcador de punta, sin tener esa vocación natural de dinámica y recorrido, mostró algunos inconvenientes para poder adaptarse y controlar a rivales muy desequilibrantes como el colombiano Luis Díaz y el brasileño Vinicius. Tuvo que marcar a dos futbolistas de gran categoría, que están brillando en sus actuaciones en las ligas donde compiten. Díaz, de 27 años, está transitando el mejor nivel de su carrera y es habitualmente una de las armas más peligrosas del Liverpool de Inglaterra y siempre representa una llave que ayuda a abrir toda clase de encuentros y de planteos adversarios. Luego, Velázquez tuvo que lidiar nada menos que con Vinicius, un atacante de 23 años, que anotó dos de los cuatro goles en la victoria brasileña del último viernes. Según remarcó Marcelo Bielsa, en una rueda de prensa dentro de esta Copa América, “Vinicius hoy es el mejor extremo del mundo”. Eso expone el grado de dificultades que atravesó. Más allá de ese contexto que lo sigue rodeando y de la temprana partida de Paraguay, el futbolista de Newell’s nunca se escondió, y trató de dar batalla con el cuchillo entre los dientes en cada acción. Por su zona, fue muy requerido ante Colombia y Brasil, y muchas veces quedó muy expuesto. Habrá que ver si este martes, frente a Costa Rica, puede llegar a experimentar un duelo de menor exigencia, que le permita pintar de manera diferente su retorno a la liga argentina. Así, tras su regreso, esta experiencia de Velázquez tendrá que ser evaluada bajo distintos lentes de análisis. Si se pone el foco en lo colectivo, no quedan muchas cosas a favor ya que Paraguay sigue evidenciado que está bastante lejos de poder volver a ser considerado como un rival complicado, que pueda volver a meterse en las conversaciones importantes, donde se deciden este tipo de competencias. Pero si se ubica la lupa mucho más cerca, sobre su rendimiento personal y el saldo que puede sacar de esta Copa América, Velázquez aprovechó esta chance y se demostró a sí mismo que es un jugador de clase internacional. Si consigue pasar por un tamiz esas conclusiones y transformarlas en mayores dosis de confianza, cuando vuelva al parque Independencia puede sumarlas a su trayectoria y a las virtudes que envuelven sus performances con la camiseta leprosa. Todo al máximo El arribo de Velázquez a su selección es curioso. Llegó por primera vez a los 33 años y lo está viviendo al máximo, como una chance postrera. Debutó el 7 de junio de 2024, en un amistoso ante Perú que finalizó 0-0. Jugó los 90’ en la posición de lateral derecho. En total, recién lleva 4 cotejos. En esa gira de preparación anotó su primer gol, en un 1-0 sobre Panamá, en ciudad de Panamá. A los 24’, marcó el gol del triunfo. Estampó su firma, a su manera, de cabeza, tras un córner desde la izquierda. En su selección usa la 25 en la espalda, como en Newell’s. Y en estos primeros pleitos en la Copa América fue el más antiguo de los titulares, junto al volante Hernesto Caballero, que también tiene 33. En esos dos duelos actuó desde el arranque y no salió reemplazado. Y, frente a Brasil había señalado otro gol de cabeza después de un tiro libre frontal, pero se lo anularon por posición adelantada. En la Copa América, Paraguay integra el Grupo D junto a Colombia, Brasil y Costa Rica. El lunes pasado perdió ante Colombia 2-1. Para los cafeteros señalaron Daniel Muñoz (a los 32’) y Jefferson Lerma (42’). Mientras que para los guaraníes descontó Julio Enciso (69’). Ese partido fue arbitrado por Darío Herrera, y Velázquez recibió una tarjeta amarilla, a los 52’. No fue reemplazado. El viernes anterior, Paraguay cayó contundentemente 4-1 ante Brasil. Para la verdeamarela, convirtieron Vinicius en dos ocasiones (35’ y 48’), Savinho (43’); y Lucas Paqueta (a los 65’ de penal). En tanto, para la rojiblanca, gritó Omar Alderete (49’). Velázquez no recibió tarjetas y tampoco fue cambiado. Este martes, a las 22, Paraguay se mide con Costa Rica, ya sin chances, afuera de todo. Tras su experiencia en Estados Unidos, negativa desde lo grupal y positiva desde lo individual, Velázquez regresará a Rosario para sumarse a las filas de Sebastián Méndez. En el Parque lo esperan con los brazos abiertos.
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