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  • Javier Marengo, el kinesiólogo rosarino del Al Ain FC

    » La Capital

    Fecha: 01/07/2024 13:44

    Marengo forma parte del staff médico del Al Ain FC, flamante campeón de la Liga de Campeones de Asia. El kinesiólogo rosarino cuenta su experiencia en Oriente. El que tiene la fortuna de viajar sabe que, en cualquier lugar del mundo, siempre va a encontrar a un rosarino, aunque éste este de paso. Cuando Al Ain FC se consagró campeón de la Liga de Campeones de la AFC , una especie de Copa Libertadores asiática, en la foto del final aparece uno de la Cuna de la Bandera: Javier Marengo, el kinesiólogo del equipo. El trabajo de Javier es clave en la rehabilitación de los jugadores. Quienes pasaron por sus manos saben que siempre muestra una actitud positiva, los motiva y, en muchas oportunidades, hasta hace de psicólogo para ayudar a superar esos momentos difíciles por los que atraviesan los jugadores lesionados. Javier tiene 51 años, es profesor de Educación Física con una frondosa carrera. Trabajó, por ejemplo, en Gimnasia y Esgrima como preparador físico de rugby (1992-2003). La última camada que tuvo fue la de Leo Senatore, que salieron campeones en M21 en 2002. En 2003 terminó la carrera de kinesiología y se fue a vivir a Italia, a Florencia, lugar en que estuvo por cinco años. Cuando volvió de esa experiencia, volvió a trabajar como kinesiólogo en la primera división de GER hasta el 2015. De la mano de Hernán Giuria, en 2010 y 2011 trabajó en Rosario Central con Riboira y Pizzi hasta que renunció. Volvió al canalla en 2015 volvió con el Chacho Coudet como DT y trabajó hasta el 2023. En ese período salió campeón de la Copa Argentina con el Patón Bauza. Hoy vive en Al Ain, una ciudad que está en el desierto en el emirato de Abu Dabi (uno de los siete que componen el país) y es la que le da el nombre al club donde hoy por desempeña. Para llegar allí presentó su currículum, pasó dos entrevistas y en junio de 2023 partió rumbo a Emiratos Árabes Unidos sin imaginar que pronto el destino le haría un guiño y estaría dando la vuelta olímpica en un suelo prácticamente desconocido. Se fue solo. Su mujer Vanesa y sus hijos, los mellizos Lorenzo y Amalia, se quedaron en Argentina. En ese sentido y como él mismo afirmó “el aporte de la familia fue fundamental” para que él pueda desarrollarse en Emiratos Arabes Unidos. “Mi mujer se puso la familia al hombro, pero esta situación la decidimos entre todos, sabiendo que todos teníamos que hacer un sacrificio por un objetivo. Mi ida a Asia fue puramente por una cuestión monetaria porque si fuera por el punto de vista futbolístico y profesional, me quedaría a vivir en Central”, destacó Javier. “Sin el apoyo de la familia no se puede. En ese sentido la distancia es cruel. La tecnología nos ayudó mucho a estar en contacto permanentemente, a vernos las caras, poder llorar y reir juntos, tanto con mi familia como con mi mamá y mi hermana. Hablamos todos los días, pero no es lo mismo. Todo tiene un costo. Por eso cuando finalice mi contrato (todavía me queda un año) y ahí re evaluaré”, confesó. ¿Cómo es el hecho de estar del otro lado del mundo y sin familia? Es un desarraigo enorme. Se siente. Los primeros seis meses me costaron bastante pero después me fui adaptando un poco más. Mi familia estuvo en diciembre y enero conmigo y después se volvieron al país. Es duro. La ventaja que tuve es que fui con otro “kine” argentino que conocía y me encontré con dos jugadores argentinos que estaban jugando allá: Matías Palacios y Alejandro Romero Gamarra, que ahora está jugando para la selección de Paraguay. Con estos dos chicos empezamos a tener mucha relación. Estando tan lejos, ¿Los argentinos son de juntarse? Al Ain tiene una academia de fútbol muy grande, que la maneja un italiano. En esa academia hay españoles y dos o tres argentinos. Con ellos nos empezamos a juntar y ya a partir del segundo semestre arrancamos con una peña todos los jueves, compramos una parrilla y empezamos con los asados. ¿Cómo es tu relación laboral? Soy parte del staff médico de Al Ain. En su primer semestre estuvo con un técnico holandés, Alfred Schreuder, y luego cuando lo llamaron a Hernán Crespo, seguí con él. IMG-20240614-WA0021.jpg Festejo en Asia. Marengo celebra la obtención de la Champions Asia junto al cuerpo técnico que encabeza Hernán Crespo. ¿Cómo es tu relación con Crespo? Es una excelente persona. El flaco es muy cordial, muy respetuoso… no se mete en nuestro trabajo y te deja trabajar tranquilo. Siempre está pendiente, preguntando cómo estamos a nivel personal o si necesitamos algo. Es muy abierto a todo. Tanto él, como todo el cuerpo técnico que tiene alrededor (son todos argentinos) son excelentes. El día a día con ellos es espectacular. Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos son países vecinos, como lo son Argentina y Chile. Vos llegaste después del Mundial de Qatar, pero ¿escuchaste ecos del triunfo de Arabia Saudita sobre Argentina en el debut del Mundial? Esa victoria la tomaron como un triunfo de todo el pueblo árabe. De hecho, te dicen que el único equipo que pudo ganarle al campeón del mundo fue Arabia Saudita. Esos jugadores se convirtieron en ídolos. Pero son cosas del fútbol, fijate que después de ese partido no volvieron a ganar. El 80% del seleccionado de Arabia Saudita juega en Al-Hilal FC, equipo donde juega Neymar y es el que nosotros eliminamos en la semifinal de la Champions Asia. En cuartos de final habíamos dejado fuera de carrera al Al-Nassr FC de Cristiano Ronaldo, que tiene la otra parte de la selección de Arabia Saudita. ¿Hay diferencias entre los saudí y los emiratí? El saudí vive el fútbol de una manera muy parecida al argentino. Las canchas están siempre llenas y hay mucha pasión. La diferencia con Emiratos, es que éste es un país un poco más chico y no hay tanta gente que vaya a ver los partidos. De hecho la liga saudí, en la región del Golfo y en la Champions Asia, es de las más fuertes junto con la liga japonesa. ¿Cómo encuadrarías a Al Ain en el fútbol asiático? En Emiratos Arabes Unidos, Al Ain es el equipo más fuerte, pero a nivel de la Champions Asia no lo es tanto. Haciendo una comparación con la Copa Libertadores, Al Ain podría ser un Cerro Porteño o un Colo Colo. Al Nassr y Al Hilal este año tuvieron un presupuesto de 600 millones de dólares, Al Ain no debe llegar a 50 millones. Esa es la diferencia que hay entre los equipos de Arabia Saudita y de los Emiratos. La última vez que Al Ain ganó la Champions Asia fue en 2003 y después de eso los que la ganaron fueron equipos saudí o de Japón. (N. de la R. Al Ain pierde la final en 2005 con Al-Ittihad Jeddah de Arabia Saudita y en 2016 con Jeonbuk Hyundai Motors Football Club de Corea del Sur). En ese contexto, ¿a qué le atribuís el campeonato de Al Ain? En primer lugar al trabajo de Crespo y del cuerpo técnico, y a cuatro jugadores: los dos argentinos, Matías Palacios y Kaku (Alejandro Romero Gamarra); a un delantero marroquí, Soufiane Rahimi y al arquero Khalid Eisa. Esos cuatro jugadores, en los cuartos de final, en la semifinal y en la final fueron determinantes. Todas las instancias son ida y vuelta y en cada una de ellas, estos chicos fueron decisivos... El resto del equipo acompañó, pero en esos seis partidos, ellos marcaron la diferencia. La coronación, ¿los posiciona distinto? Para el país, que Al Ain haya ganado la Champions Asia fue algo impresionante, porque puso a Emiratos Arabes un poco más en la mira de todo lo que es el fútbol asiático. Gracias a esto, vamos a jugar el Mundial de Clubes y la Coupe Intercontinentale de la Fifa 2024. Para Emiratos significó un crecimiento muy grande que Al Ain haya ganado la Champions Asia. ¿El título fue algo impensado? En un punto sí. En cuartos, cuando leías los nombres del equipo de Cristiano Ronaldo y lo comparabas con el nuestro sabías que la parada era difícil. Pero al tener argentinos en el plantel, la cosa cambió. Por algo somos distintos. Cuando me ponía a hablar tanto con el cuerpo técnico como con los jugadores argentinos, siempre hacían hincapié en que podían ganar, que había posibilidades, y de hecho pasamos los cuartos de final y la semifinal jugando bien, no de pedo. También tuvimos suerte, porque en el partido de vuelta con Al Nassr, Cristiano falló en un mano a mano que él generalmente no erra. Igualmente creo que este campeonato es algo impensado... todavía no caigo que ganamos una copa internacional de ese calibre. Ganar la Champions Asia allá es un logro importantísimo, como lo es para un europeo ganar la Champions League o para un latino la Copa Libertadores. ¿Cómo está visto el kinesiólogo argentino en el exterior? Modestamente creo que estamos a años luz del resto. Me pueden hablar de los españoles o de los brasileños, pero los argentinos estamos en otro nivel. Comparando, estamos súper formados. ¿Cómo es vivir en Emiratos Arabes? En Emiratos Arabes la calidad de vida es superlativa. Es otro mundo. Tenés que trabajar, obviamente, pero no tenés problemas de ningún tipo. Podés olvidarte una billetera que vas al otro día y las vas a encontrar en el mismo lugar. Hay cámaras por todos lados y nadie se pasa de listo. Uno piensa que ellos andan en camellos, cuando en realidad nosotros andamos arriba de los carros. Culturalmente, ¿te costó entrar en el mundo árabe? Nos tuvimos que adaptar a algunas cuestiones religiosas, pero el trato siempre es cordial, de mucho respeto. Ellos necesitan mano de obra calificada, gente con experiencia porque no tienen, por eso el 80% de la población es extranjera. El local, el emiratí, es de una clase media-alta, no hay clase baja. El local no es muy aprensivo a los horarios ni a los entrenamientos extras, es como que tiene otro funcionamiento. Y todo el mundo tiene que adaptarse a eso. Al principio a mí me chocaba mucho eso, no lo podía creer. Los citaba para rehabilitar a una hora determinada y caían una hora después. Después, cuando entendés como es el mecanismo, te lo tomás un poco más relajado. Ellos, por ejemplo, no entrenan de mañana, los entrenamientos son a la tarde y eso es porque el emiratí le gusta dormir y vive un poco más de noche, se acuesta tarde. Durante el Ramadán, el mes sagrado de ayuno durante el cual los musulmanes no pueden comer ni beber en las horas diurnas, los entrenamientos empezaban a las 10 de noche. Ese mes es bastante complicado para entrenar o exigirles algo. Más allá de todo, vivir todo eso es una experiencia hermosa.

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