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  • La Redomona se destacó con dos toros en la prueba Hereford

    » Diario Republica

    Fecha: 01/07/2024 13:00

    Félix Novillo desborda de alegría. Y no es para menos porque dos de sus toros producidos en la Cabaña La Redomona quedaron entre los primeros clasificados en la segunda prueba pastoril de Hereford que se realizó en Córdoba. Allí participaron 21 toros, de 13 cabañas de cuatro provincias, en una exigente prueba en la que someten a los reproductores a idénticas condiciones durante 300 días. En ese lapso se realizan tres pruebas fenotípicas con puntaje en cada una, hasta que termina con un campeón. La de la semana pasada fue la segunda y donde Novillo repitió elevados puntajes con sus toros nacidos en las duras y frías tierras de Paso Grande, 20 kilómetros al norte de La Toma. “Es un honor llegar a estar entre tanta gente que sabe y poder competir con ellos; gracias a Dios, no me puedo quejar, vendo muchísimos toros”, dijo emocionado cuando suplemento El Campo lo llamó en plena celebración. En la Cabaña Santa Julia, de la Universidad Católica de Córdoba, se realizó la nueva prueba pastoril en toros Hereford. El establecimiento está ubicado en Monte Cristo, a 30 kilómetros de la ciudad. Con una superficie de 600 hectáreas adquiridas en 1987, se desarrolla una intensa actividad ganadera y cuenta con un Centro de Reproducción Animal para el congelado de embriones y semen. En San Luis ya se ha hecho reconocida Cabaña La Redomona, celebró el productor y recordó que el “Plan Toros” diseñado e implementado por la anterior gestión del gobierno provincial, le compró muchos ejemplares: “Todos los clientes a quienes les hemos vendido vuelven a comprar y eso es la mejor propaganda, que no haya rechazos, y de haberlos, los asumimos y los cambiamos por otro toro”. Las cabañas que compiten en la prueba pastoril de Hereford provienen de Santa Fe, Córdoba, Norte de Buenos Aires y San Luis. De esta última participaron La Redomona y Antiguas Estancias Don Roberto. Los reproductores ingresaron al campo de la Católica en diciembre pasado, donde profesionales y estudiantes llevan adelante un minucioso trabajo como el traslado de los animales a diferentes potreros para aportarles distintos forrajes, al tiempo que los van clasificando, haciendo pesajes y medidas de gran valor, como ojo de bife, ancho de costilla, circunferencia escrotal, entre otras. Paralelamente, cada tres meses se convoca a un cabañero reconocido de otra región para que haga la jura fenotípica, durante la cual, y por puntaje, el rodeo se divide en dos y cada uno a su vez se subdivide en A y B, y en C y D. Los campos que Novillo alquila en Paso Grande para desarrollar su producción cabañera están en una zona fría, de piedra y casi todo con sierras, además con abundante palque, la maleza que mata a la hacienda cuando la consume accidentalmente. “Nuestros terneros se crían ahí, donde está el rodeo de cría, así que ese animal sale probado para todo; cualquier terreno a donde vaya, funciona. Tuvimos la suerte de vender el año pasado en la zona de Unión y a productores que tiene campos en Mendoza, al sur de San Rafael, que ahora los tengo que ir a felicitar, porque están muy contentos con los toros que llevaron y que este año volverán a llevar”, describió el cabañero. Los terneros en Paso Grande se crían al pie de la madre hasta los cinco meses, según cómo venga el año y cómo estén los campos empastados. Las pasturas son netamente naturales, aunque se hace a veces como suplemento para el verano algún solo forrajero o maíz diferido para invierno cuando los verdeos tiran muy poco o no dan volumen de pasto. Luego de los destetes, esos terneros van a un campo cerca de El Morro, que tiene características y condiciones similares. Allí, durante el invierno se les proporciona un suplemento con maíz y algún núcleo proteico y algo de rollo. “Ese es el desarrollo de los toros; en el transcurso del periodo hasta la venta, están a campo”, destacó. Por otra parte, Julio Luco, médico veterinario e inspector de la Asociación de Criadores de Hereford, recordó que en esta prueba las cabañas envían hasta tres reproductores y resaltó que los toros entran en un régimen de alimentación uniforme y de medición y nutrición homogéneo, parejo para todos, y “ahí se va estudiando el comportamiento que van teniendo a lo largo del tiempo”. En ese periodo se llevan a cabo tres juras fenotípicas, más los datos que va tomando la Universidad Católica, que mide desarrollo de peso, ganancia diaria, circunferencia escrotal, que son datos genotípicos. En medio de ello, se realizan juras fenotípicas en tres oportunidades, donde un jurado los ordena en cuatro grupos, y dentro del grupo también los va clasificando en A, B y C. Al final de la tercera jura recién se proclaman los ganadores definitivos, donde el mejor de todos recibe la marca de “puro registrado” para que pueda servir como padre de cabaña, porque es un toro que ha superado una cantidad de pruebas genotípicas, de números de desarrollo y de crecimiento, explicó Luco. A seis años de haber comprado su primera vaca pura registrada, en 2018, Novillo volvió a incorporar un toro premiado en la edición de la Expo Rural de Palermo, tal como ya lo habían hecho en dos ocasiones en su breve tiempo de existencia. Félix nació en Pehuajó, en plena Pampa Húmeda de la provincia de Buenos Aires. El cabañero trabajó como mayordomo, como ayudante y como inseminador en diferentes estancias dispersas por la geografía nacional, antes de poder empezar su propio camino como ganadero. Y aunque siempre trató de invertir en hacienda, no fue hasta hace poco más de quince años que pudo adquirir su propio campo, gracias al trabajo que desarrolló con su empresa de mantenimiento de césped en rutas y autopistas. Fue San Luis el lugar que eligió para radicarse, formar una familia y desplegar su verdadera pasión. La cabaña nació hace más de diez años, cuando Novillo decidió meterse en el negocio de los reproductores, al ver que su rodeo se adaptaba muy bien a las duras condiciones climáticas de la estancia Las Taperas, ubicada a unos 15 kilómetros de Paso Grande, en dirección a la localidad de San Martín. Allí se encontró con campos de suelos pedregosos, caminos sinuosos, fríos intensos y mucho monte, donde sus animales tendrían que enfrentar todas esas condiciones para crecer y mostrar su potencial. Pero lo que se presentaba como un problema, terminó convirtiéndose en una virtud: “Ahí los terneros nacen y se crían, y lógicamente al permanecer más de un año, generan anticuerpos que hacen que puedan funcionar en cualquier tipo de campo, por el antecedente de haber subsistido en una zona muy difícil”. Actualmente, Novillo logró estabilizar un plantel de 200 madres y que de a poco va definiendo y puliendo su línea genética a través de la inseminación artificial que producen con el semen de reproductores de cabañas de renombre y de los toros destacados que han comprado. El productor es un incansable habitué de las exposiciones de la Rural de Palermo, adonde asiste acompañado de su esposa Mary, de sus dos hijas Belén y Macarena, sus dos yernos Martín y Duilio, y sus tres nietos Alfonsina, Victorio y Faustino. En 2015, el cabañero compró al toro que se llevó el segundo premio en la categoría “Dos Años Menor” de esa edición. En 2016, repitió la apuesta con el ejemplar que se subió a esa misma posición del podio. Esos dos reproductores pasaron a ser protagonistas clave del rodeo. De todos modos, aclaró que “una cabaña te exige permanentemente estar innovando y buscando cuáles son las sangres que se pueden incorporar”, y por ello a finales de julio de 2016, “haciendo un sacrificio bastante grande”, compró al que se coronó como “Reservado Campeón Junior”. Cuando decidió iniciar su propia cabaña, Novillo eligió la raza Hereford por gusto personal y porque tenía experiencia con estos animales, pero también por las virtudes que muestra en muchos campos del norte de San Luis. “El Aberdeen Angus se ha puesto de moda, ha ganado algunos terrenos, pero en las zonas difíciles no lo van a voltear nunca al Hereford. La mansedumbre y la nobleza que tiene no la posee ninguna raza. Hasta un chico de seis años lo puede arrear. Salvo en el sur de la provincia, donde hay estancias grandes, en todo el norte y en las sierras hay campos chicos con instalaciones y alambres precarios, donde esta hacienda se puede contener sin mayores problemas”, valoró el cabañero radicado en Villa Mercedes. La apuesta del ganadero es mantener las características tradicionales de la raza: “Una vaca de mucha caja y estructura profunda, petisa y ancha”. Novillo recordó que en 2018 sacó algunos premios en la Exposición Nacional de Hereford que se realizó en la ciudad de San Luis. A pesar de sus pocos años de existencia, Cabaña La Redomona ya se hizo de una clientela y un nombre entre los productores que buscan animales rústicos, que sean capaces de dar batalla en climas hostiles. Muchos de los compradores de la firma son productores de la zona de las sierras, de los alrededores de San Martín o Paso Grande, en los departamentos más duros.

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