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  • Historias de Argentina vs. Ecuador: el delantero que sufrió por amor y terminó como barrendero, la máxima goleada y el primer vuelo del Pájaro Caniggia

    » La Nacion

    Fecha: 01/07/2024 11:34

    Escuchar Argentina volverá a cruzarse con Ecuador en una Copa América. Será el enfrentamiento número 41 de un historial muy favorable para el seleccionado albiceleste (24 victorias, 5 derrotas y 11 empates), y el número 17 dentro de esta competición, en donde hasta el momento se dieron 11 triunfos argentinos y cinco empates. ¿El último? Un claro 3 a 0 en la realización de 2021, casualmente también por los cuartos de final, con goles de Rodrigo De Paul, Lautaro Martínez y Lionel Messi. De todos esos encuentros coperos, LA NACION rescata tres historias en la previa del partido del próximo jueves a las 22 en Houston, donde el equipo conducido por Lionel Scaloni buscará avanzar a las semifinales para seguir defendiendo la corona de monarca continental. De goleador a barrendero Juan Andrés Marvezi tuvo su momento de gloria en el Sudamericano de 1941, disputado en Chile. Este centrodelantero argentino anotó cinco goles en un categórico 6 a 1 a Ecuador, en el primer cruce oficial entre ambos seleccionados. Con esos tantos, Marvezi no sólo igualó una marca de 1926, cuando el uruguayo Héctor Scarone también había anotado la misma cantidad de goles en un mismo partido, sino que le sirvieron para coronarse como el máximo artillero del torneo. Pero aquellas épocas de ensueño duraron poco. Apenas dos años después de ese torneo, este tucumano deambulaba sin pena ni gloria por la segunda división del fútbol argentino, tras un frustrante paso por Racing Club. Juan Marvezi, goleador del Sudamericano de 1941, posa con la camiseta argentina para la revista El Gráfico (Gentileza Revista El Gráfico) Otra vez en Tigre, donde había marcado nada menos que 101 goles entre 1937 y 1941 cuando el “Matador” estaba en Primera, y lo elevaron a la altura de prócer y máximo anotador del club de Victoria, Marvezi intentó volver a ser. Reencontrarse consigo mismo. No lo logró, porque a comienzos de 1944, y tras anotar 15 goles con la casaca de Tigre, debió volver a Racing. A los 28 años y sin lugar en el equipo, Marvezi colgó los botines. El caso tomó notoriedad en la revistas de época, donde se preguntaban qué había sucedido con ese tremendo goleador que se había destacado, tanto en el fútbol argentino como en la selección. Qué le había sucedido a esa gran promesa que había pasado en dos años de titular en la “albiceleste” a suplente en un equipo de segunda división. Décadas después, ya cuando aquel 6 a 1 a Ecuador se convirtió apenas en un dato más de la enorme historia del Sudamericano y la Copa América, trascendió un rumor que fue callado durante varios años. Aparentemente, a Marvezi lo afectó una cuestión sentimental. Poco después del Sudamericano de 1941, su esposa lo dejó y se habría ido a vivir con un gran amigo del delantero, que además era compañero suyo en Tigre. Jamás se reveló la identidad del tercero en discordia. Golpeado en lo anímico, Juan Andrés no rindió como se esperaba en la Academia y apenas mostró destellos de su calidad en su regreso a Tigre. Por eso el imprevisto retiro. El último dato que se tuvo de Marvezi es que se refugió en Mendoza capital, para luego mudarse a la zona de Munro y Villa Martelli, donde trabajó como barrendero de la Municipalidad de Vicente López. Adicto al alcohol murió en abril de 1972, a los 56 años. Una docena de goles La Argentina estableció, precisamente frente a Ecuador, la mayor goleada de toda la historia de la competencia de selecciones más antigua del mundo. Fue un aplastante 12 a 0 concretado el 12 de enero de 1942, en Montevideo. Nunca nadie ganó por tanta diferencia. La formación albiceleste se paró con el habitual dibujo táctico que utilizaba por aquellos tiempos y que exponía su estilo agresivo: dos defensores, tres mediocampistas y cinco delanteros. Los 11 que salieron a la cancha fueron Sebastián Gualco (Ferro) en el arco; Víctor Valussi (Boca) y José Salomón (Racing) atrás; Gregorio Esperón (Platense), Ángel Perucca (Newell’s) y José Ramos (River) en el mediocampo, y arriba Juan Heredia (Rosario Central), Adolfo Pedernera (River), Herminio Masantonio, José Manuel Moreno (River) y Enrique García (Racing). "No hubo burla de los argentinos contra Ecuador", destaca la revista El Gráfico, tras el histórico 12 a 0 albiceleste en el Sudamericano de 1942 (Gentileza Revista El Gráfico) Fue un torneo con un sistema de disputa infrecuente: todos contra todos y el que más puntos sumaba se coronaba campeón. Antes de establecer esta goleada histórica y nunca superada, la Argentina debutó con un apretado triunfo frente a Paraguay por 4 a 3 y en la segunda fecha venció 2 a 1 a Brasil. Ante Ecuador se destacó el Charro Moreno, autor de cinco goles, la máxima cantidad anotada por un mismo jugador en esta competencia centenaria. Sólo igualado por otros tres: el uruguayo Héctor Scarone (en un 6 a 0 ante Bolivia en 1926), el argentino José Marvezi en 1941 (en un 6 a 1 ante Ecuador) y el brasileño Evaristo, en un contundente 9 a 0 contra Colombia e 1957. El dato curioso de ese encuentro es que Masantonio anotó cuatro y estuvo a solo un gol de sumarse al récord. Los otros tantos albicelestes fueron obra de García, Pedernera y Perruca. Luego del aplastante triunfo ante los ecuatorianos, el conjunto albiceleste sumó su cuarto éxito consecutivo: 3 a 1 a Perú. Y luego superó a Chile, que decidió retirarse del campo a los 43 minutos, en repudio a la actuación del árbitro peruano Enrique Cuenca. Los organizadores determinaron un 2 a 0 para la Albiceleste. Con cinco triunfos cada uno, el último partido ante Uruguay fue como una final. Allí, el conjunto local ganó 1 a 0 y se coronó campeón. El hijo del viento toma vuelo La de este jueves será la segunda vez que la Argentina enfrente a Ecuador en una Copa América siendo el campeón del mundo vigente. En la edición de 1979 no hubo chance de verse las caras debido a que ni el equipo conducido por César Luis Menotti ni el Tricolor lograron pasar la etapa de grupos, en una competencia realizada sin una sede fija y en la cual Bolivia se hizo muy fuerte en la altura de La Paz (allí derrotó a la albiceleste y a Brasil), pero cayó cuando jugó en el llano, y en el mano a mano con la verdeamarela la selección de nuestro país cayó de visitante en el Maracaná y solo pudo igualar de local 2 a 2 y finalizó en el último lugar del Grupo C. El hasta ahora único enfrentamiento de una selección argentina campeona del mundo frente a Ecuador (como volverá a ocurrir este jueves) se dio hace 37 años. El 2 de julio de 1987, la Albiceleste goleó 3 a 0 a la Tricolor, por la segunda fecha del Grupo A, que también integraba un aguerrido Perú, que había complicado muchísimo al equipo conducido por Carlos Salvador Bilardo en el camino a México 86. Esa fría noche se vio por primera vez el fácil entendimiento que hubo entre dos futbolistas que brillaron juntos cada vez que compartieron un campo de juego en la selección o, tiempo después, en Boca. Uno por su magia y el otro por su explosiva carrera: Diego Armando Maradona y Claudio Paul Caniggia. La velocidad desplegada por el joven delantero de River, que en el inicio del segundo tiempo reemplazó a Roque Alfaro, tenía 20 años y un puñado de partidos en Primera División, y utilizó un curioso número 3 en su dorsal (en tiempos donde la numeración era por orden alfabético) fue imparable para la defensa ecuatoriana, que nunca supo cómo contrarrestarlo. Tal era la diferencia de ritmo que ni siquiera llegaban a cortarlo con infracción. Cani, incluso, marcó el 1 a 0 de cabeza, en un partido que le costó destrabar a la Argentina. Fue su primer tanto de los 16 que hizo el Pájaro con la casaca albiceleste. Los otros dos los hizo, justamente, Diego. Uno de penal y el otro, de tiro libre. Un dato más para que la efeméride sume un contexto sentimental: el árbitro de ese partido fue el brasileño Romualdo Arppi Filho, quien un año y tres días antes había dirigido la final del Mundial frente a Alemania. Aquel seleccionado argentino no pudo consagrarse ante su gente. En épocas donde el campeón de la edición anterior ingresaba directamente en las semifinales, Uruguay lo venció 1 a 0 y lo marginó de la definición, donde derrotó 1 a 0 a Chile y se coronó bicampeón. La Albiceleste se despidió con otra derrota en el partido por el tercer puesto: 2 a 1 frente a una Colombia que jugaba muy bien y que era conducido por un exquisito número 10, que lucía un llamativo pelo rubio enrulado y un apodo curioso: Carlos “El Pibe” Valderrama. El gol argentino lo hizo Caniggia.

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