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  • Boox Tab Mini C: probamos una tableta con tinta electrónica color, y otras alternativas para leer, escribir y dibujar sin quedar atrapados por las apps

    » La Nacion

    Fecha: 01/07/2024 11:33

    Escuchar Por estos días se habla mucho de la adicción al celular, y de las distracciones que generan las redes sociales y, sobre todo, las múltiples notificaciones que claman por nuestra atención desde la pantalla del teléfono. No es algo precisamente nuevo (viene sucediendo, de una u otra forma, en los últimos 15 años), pero no deja de ser un tema al que no terminamos de encontrarle la vuelta. En las últimas semanas, no obstante, aparecieron un par de dispositivos, que se suman a un tercero que estuve probando, y que buscan ser una suerte de punto intermedio entre sentir que estamos cautivos de la tecnología y que domina nuestra vida, o que saltamos al siglo XX, nos desconectamos y nos perdemos de todo lo que está pasando. Dos pantallas sin color El primero de estos dispositivos es el Light Phone III, una nueva iteración de un concepto que viene buscando su público en los últimos años: un teléfono celular con una pantalla monocromática OLED y unas pocas funciones para usar con su pantalla táctil relativamente modesta, de 3,9 pulgadas (más o menos el tamaño de la pantalla externa del Razr 50 Ultra, el celular plegable que Motorola presentó esta semana). ¿Querés hablar por teléfono? No hay problemas. ¿SMS? Cómo no. ¿WhatsApp? No. Pero sí una app de mapas, un reproductor de música y una cámara. Una alarma, una app de notas, una linterna, la posibilidad de compartir 5G y no mucho más. No tiene tienda de aplicaciones: es un celular convencional, pero adaptado a la estética actual, alejado de los Nokia con tecladito que tienen las mismas funciones (y que se siguen fabricando, algunos incluso con WhatsApp), pero que están asociados a las generaciones mayores. Lindo chiche, aunque el precio es insólito: 799 dólares es mucho por algo así. Ahora está en promo lanzamiento a 399 dólares. El otro dispositivo también es caro, mayormente porque se trata de un prototipo: lo podés comprar, sí, pero pagás 729 dólares por estar usando algo del que se hicieron muy pocas unidades. Se trata del Daylight DC-1, una tableta con Android y una pantalla LCD de 10,5 pulgadas con un tratamiento especial que, según su fabricante, le permite una buena visibilidad al aire libre y una calidad de imagen similar a la de la tinta electrónica (la que usan el Kindle y otros lectores de ebooks) sin su mayor limitación, que está en la velocidad a la que se actualiza la información en pantalla, y que hace que ver un video en uno de estos dispositivos sea problemático; en la DC-1 esto no sucede, porque funciona como una pantalla convencional: se actualiza a 60 Hz, es decir, puede cambiar lo que muestra la pantalla hasta 60 veces por segundo, como una pantalla tradicional. En las pantallas de tinta electrónica, en cambio, hay que lograr que unas bolitas blancas o negras cambien de posición cuando les llega una descarga eléctrica, algo que tarda más tiempo (pero que tiene su ventaja, ya que se gasta energía sólo cuando cambia lo que se muestra en pantalla). La idea es que cuando quieras ver una animación (un video de YouTube) se pueda ver bien, aunque en blanco y negro; y que cuando quieras estar al sol puedas ver lo que tenés en la pantalla sin liquidar la batería y sin que te liquide los ojos. La DC-1 apuesta, a priori, por tareas como las de un Kindle Scribe o una ReMarkable: leer textos largos, escribir en forma manuscrita, o dibujar; pero también usarla -con la limitación del blanco y negro- como una tableta convencional. TCL tiene una idea similar con sus paneles Nxtpaper, que tienen un filtro polarizador para que la pantalla color parezca hecha de papel. Pero más allá de eso, es una tableta común, con todas las aplicaciones (y notificaciones) tradicionales. Lector de ebooks a color Por esas cosas del destino, en las mismas semanas en que se anunciaron estos dispositivos en Estados Unidos estuve probando una Boox Tab Mini C, una tableta con Android y una pantalla de tinta electrónica color de 7,8 pulgadas (hay otras marcas que fabrican dispositivos similares, y hay de otros tamaños de pantalla); Boox es uno de los más longevos competidores de los Kindle; como los de Amazon, aprovecha la tinta electrónica para ofrecer un dispositivo que es ideal para leer, escribir o dibujar sin mayores distracciones, con una autonomía que se mide en varias semanas y una visibilidad de la pantalla que a diferencia del LCD o el OLED se ve mejor cuanta más luz ambiente hay, así que es ideal para el aire libre (aunque funciona igualmente bien bajo techo). Pero el diferencial de este modelo es que tiene una pantalla de tinta electrónica color, una tecnología que ya tiene unos años en el mercado, pero que todavía no está muy difundida (Amazon, por ejemplo, todavía no la integró a su familia de dispositivos Kindle). La Boox Tab Mini C tiene esta tecnología (la generación Kaleido 3), que permite mostrar tanto contenido en tinta electrónica en blanco y negro (a 300 ppp, puntos por pulgada) o en colores (a 150 ppp; no es lo ideal, pero es suficiente); con este agregado y el buen tamaño de la pantalla -con 7,8 pulgadas significa que es más grande que un lector de ebooks convencional (6 pulgadas), pero no tan grande como un modelo de 10 pulgadas- me pareció óptimo para leer cómics en colores, o libros ilustrados. Los colores no tienen, es cierto, el brillo o la intensidad que podrían tener en una tableta con una pantalla convencional (un Apple iPad, una Samsung Galaxy Tab, una Xiaomi Pad, etcétera), pero aún así se ve muy bien. La tinta electrónica color de la Boox Tab Mini C (con pantalla de 7,8 pulgadas) la hace ideal para leer comics Esa limitación, justamente, es lo que me pareció un beneficio. ¿En qué sentido? La Boox es una tableta con Android y pantalla de tinta electrónica color de última generación, que intenta superar la mayor limitación que tiene esta tecnología, la lentitud con la que cambia su contenido para generar una imagen nueva. Claro, en realidad es premeditado: esa desventaja -que hace que un video de YouTube o Netflix no se vea bien- es un plus cuando el contenido no cambia, como en una página de texto o una imagen fija, porque gasta muchísima menos energía. Pero en el caso de Kaleido 3, esta versión de tinta electrónica color, logra un tiempo de refresco de 350 ms; muy lejano de cualquier pantalla LCD común, pero suficiente para mostrar una animación con una fluidez decente. Y como tiene Android 11, puede correr cualquier aplicación de video, como YouTube o Netflix; la Boox tiene una herramienta para activar el modo “rápido” para acelerar la generación de cada imagen en la pantalla. La Boox Tab Mini C permite editar textos y agregar anotaciones en colores ¿Significa que voy a disfrutar la imagen de la última película o video en este tipo de pantallas? No, cualquier tableta común le pasa el trapo. Pero lo que la Boox permite es un uso diferente: una tableta que nos permite leer y comentar textos (con anotaciones en los márgenes, resaltado de colores, etcétera), dibujar o escribir cosas nuevas (con un lápiz, o usando un teclado Bluetooth en Word o Google Docs), y si necesitamos ver un video -al estudiar, por ejemplo- podemos hacerlo sin depender de un dispositivo adicional; incluso permite dividir la pantalla para dejar arriba un video -de cualquier fuente- y un anotador abajo. Y cuya batería dura un montón, con una pantalla que aprovecha la luz ambiente y no nos está iluminando todo el tiempo (salvo que se use a oscuras, claro; tiene su propia iluminación también). La tableta Boox permite cambiar el modo en que se actualiza la pantalla de tinta electrónica; la más veloz permitirá ver videos y animaciones a buena velocidad, pero con pérdida en la calidad de la imagen Todo esto se puede hacer con una tableta común, por supuesto: pero por su propia naturaleza nos estará llamando a sumar más cosas y caer en la vorágine de las notificaciones y la tentación de los juegos, de Tiktok, etcétera. Con la Boox esto también es posible, pero por su propia limitación técnica los delega a una situación más de emergencia. Si la tableta convencional permite todo esto, pero nos tienta con su ductilidad (cualquier distracción multicolor está a un toque de distancia), la Boox es atractiva precisamente porque está optimizada para un uso particular (leer, estudiar, escribir, dibujar) y tiene lo otro como complemento (para escuchar música mientras estudiamos, grabar una clase, etcétera). La Boox Tab Mini C tiene un precio internacional actual de 400 dólares; en la Argentina tiene un reseller autorizado, eReader, que la ofrece a 1 millón de pesos (y tiene modelos con pantallas más grandes o más chicas). Se vende con lápiz para escribir en pantalla, y una funda magnética como accesorio. El libro-anotador y nada más Quienes prefieran algo más extremo, es decir, con menos distracciones posibles, pueden probar tres dispositivos que desde el vamos quieren ser dos o tres cosas, y nada más (todas con pantalla en blanco y negro): una Kindle Scribe de Amazon (US$ 340) o una ReMarkable 2 (US$ 400), ambas con pantallas de 10 pulgadas, 5 mm de grosor, soporte para lápiz y para leer libros o anotar documentos (con mejores funciones en el Kindle Scribe que en la ReMarkable) y no más. La tercera en discordia es la Supernote Nomad A6 X2 (US$ 299) con pantalla de 7,8 pulgadas, que también permite leer ebooks, documentos y PDFs, escribir a mano alzada o dibujar como si fuera un anotador, pero que suma un diseño modular que permite actualizar algunas piezas para darle una mayor vida útil, pero que al igual que las demás está pensada para un uso desconectado: leer, escribir, anotar, dibujar, y ya.

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