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    » Diario Cordoba

    Fecha: 01/07/2024 03:04

    En Fuengirola, el lunes de la semana pasada, el paisaje humano estaba formado por los que habitualmente viven allí -nacionales y extranjeros- y por turistas que viajan solos o en pareja. La población infantil estaba a punto de comenzar las vacaciones. Hoy, 1 de julio, el panorama ha cambiado sensiblemente: muchos de los extranjeros residentes se han ido a sus países de origen, aprovechando que en aquellos los veranos son más clementes que aquí (de paso, se ganan un buen dinerito alquilando sus casas a los que vienen ávidos de sol y playa). Ahora empiezan a verse familias con niños que ponen ese punto alegre y vital que no todo el mundo aprecia: los gritos, las carreras, los juegos, las llantinas, las reacciones intempestivas... Hasta hay anuncios de viajes y hoteles basados en esto. Lo que no cambia es el lleno absoluto en las terrazas de los bares, donde el personal desayuna tostadas con aceite, churros o jeringos, que en Málaga son conocidos popularmente como tejeringos, probablemente porque, durante la fritura, para dar la vuelta a las ruedas, se utilizan las agujas de tejer. La diferencia entre churros y jeringos merece capítulo aparte y en su momento se lo dedicaremos, pero hoy lo que nos ocupa es el comienzo para muchos de las ansiadas vacaciones de verano y la organización del tiempo durante ellas. Claro está que después del desayuno, la actividad principal consiste en ir a la playa, donde se forman animadas tertulias, propiciadas por la proximidad de las sombrillas. Por cierto, los fuengiroleños, que guardan con el turismo veraniego una especie de relación amor-odio -incrementa superlativamente la población y ocasiona molestias, pero viven de él- a los que van a la playa con sombrilla en vez de alquilar las que tienen forma de bailarina hawaiana, les llaman escopeteros. El resto del tiempo cada cual lo distribuye como quiere y puede. Particularmente, he observado que muchas de mis actividades, por otra parte muy comunes, empiezan por la letra p. Por ejemplo, a las primeras de la mañana las llamo el ppp, es decir, comprar el pan, sacar a la perra y pasear; si también me acerco a la playa, se convierte en pppp. Las tardes son más relajadas. Algunos cordobeses tienen la costumbre de sentarse en el poyete que bordea el paseo marítimo y comer pipas a modo de entretenimiento. Poyete y pipas serían solamente dos pes. Otros buscan para cenar los clásicos espetos de sardinas y el pescado -otra p- frito o las múltiples ofertas gastronómicas de todas las nacionalidades. O cenan en casa y salen a tomar un helado. Lo importante son las vacaciones y salir de la monotonía. Ya iremos viendo. *Académica Suscríbete para seguir leyendo

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