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  • El ciclo de inversión de la Argentina: del desencanto a la ilusión

    » La Prensa

    Fecha: 01/07/2024 00:30

    En 1998, Pablo Gerchunoff y Lucas Llach entregaron a la imprenta un ensayo que desmenuza un siglo de políticas económicas argentinas. El título anticipaba el tono y el contenido: El ciclo de la ilusión y el desencanto. Nadie podría refutar al economista que examine los últimos veinticinco años de la Patria y titule de la misma manera. Este país no avanzó un centímetro desde entonces, como saben todos los lectores. Pero puede que algo esté cambiando. Hay un atisbo de optimismo que se percibió, por ejemplo, en un encuentro de eruditos sobre inversiones financieras que se celebró el martes pasado en un hotel porteño, con gran participación de público. Organizado por Rankia Argentina, la conclusión de la jornada de conferencias podría ser ésta: Del desencanto a la ilusión. Se desprende claramente esa idea de la exposición de dos especialistas en ciclos históricos: Mariela Cappezzuoli, una estudiosa de la psicología de los actores del mercado; y Rubén Jorge Ullúa, destacado elliotista, un sofisticado modelo de análisis que aplica las llamadas ondas de impulso o corrección, una genialidad o una ilusión, según el observador que las mira (como todo en el universo). Tanto Ullúa como Maru Cape (alias de Cappezzuoli en las redes sociales) avisaron a la cuantiosa concurrencia que los ciclos son propicios para nuestras acciones y bonos y para los commodities que sostienen el comercio exterior de la Argentina, siempre y cuando -claro está- la política no meta su cola deletérea o aparezca un cisne negro como un zarpazo militar de China en Taiwán. EXCESOS Y AJUSTES El mercado se mueve en ciclos porque el ser humano tiene una tendencia natural a los excesos, explicó Cappezuoli. El promedio no es la norma; permanentemente hay sobrevaluaciones y subvaluaciones. Por eso en lugar de ver las Bolsas como una serie azarosa de altibajos, más apropiado es analizarlas como una sucesión de excesos y ajustes. Los primeros nos llevan, a golpe de imprudencias (como el apalancamiento), al pico del ciclo; las crisis corrigen los precios hasta el piso y entonces cambia la tendencia y vuelta a empezar. ¿Dónde se encuentra la Argentina hoy? En la mitad de un ciclo ascendente que comenzó en 2020, según esta teoría. El título de la charla de Maru Capu, justamente, fue Escalando la cima. En el caso de la historia reciente del Merval, vemos cimas del ciclo en los noventa durante el mejor momento de la convertibilidad y en 2017, destacó la disertante ante un público ansioso por aprender (muchos jóvenes y unos pocos representantes de la digna generación silver). "Los inversores tenemos buenas y malas noticias. La mala es que, en general, la mitad del ciclo ascendente ya se ha ejecutado; en cuatro años los precios de los activos argentinos han pasado del piso (NR: "la papa está en el piso", es una famosa frase del profesor Jorge Fedio) hasta el promedio histórico. La buena es que la tendencia alcista está absolutamente intacta, por lo que nadie puede afirmar con seriedad que la Bolsa haya alcanzado su techo. Hoy estamos escalando hasta la cima del ciclo". Después de un minucioso trabajo de investigación, Cappezzuoli concluyó que tres factores sirven para detectar los excesos y los ajustes en los activos: el ciclo del riesgo país, el ciclo del crecimiento económico, el ciclo del tipo de cambio. En el techo del ciclo, el riesgo país es bajo, sube el Producto Bruto Interno y el peso se ha fortalecido frente al dólar. Como en el primer bimestre del 2018, antes del bear market del colapso macrista, la vuelta del kirchnerismo al poder y la pandemia. La inversa se percibe claramente en los pisos de 2002, 2008, 2012 y 2020 (Maru Cape enriqueció su exposición con gráficos esclarecedores). Hoy, alentados por el gobierno más promercado desde Carlos Menem, estamos en procura de los máximos del Merval en dólares (u$s 1.800 con Macri, sin ajustar por inflación), ¿verdad? Los alcanzaremos -de acuerdo a está teoría- cuando la economía nacional esté creciendo vigorosamente, el riesgo país se encuentre por debajo de los ochocientos puntos básicos, ingresen capitales foráneos (para eso hay que levantar el cepo) y los comentaristas frívolos repitan como loros que "esta vez es distinto". Aparecerá entonces la vieja y conocida burbuja cuyo destino irrevocable será reventar. Fin de ciclo. EL DOLAR Una derivación muy interesante de la magistral disertación fue el segmento sobre el comportamiento del dólar. También se mueve por ciclos en la Argentina. Cuando se produce un exceso de precio, también ajusta más temprano que tarde. De acuerdo a los datos que expuso Maru Cape, el precio promedio histórico de este siglo -ajustado por inflación- es de 1.300 pesos, por lo que son infundadas las voces de alarma -por lo general provenientes de sectores golpistas o ignorantes- de los últimos días. En valores actuales, el dólar en la etapa exitosa del macrismo estaría en 800 pesos; el de la salida de la convertibilidad por encima de los 2.100. Como pauta general, amigo inversor, cuando el dólar parece caro en la Argentina, las acciones locales están baratas y viceversa. Al final, Maru Cape presentó el gráfico emocional del inversor. Es como una rueda de la fortuna que va del Optimismo al Optimismo con las siguientes estaciones intermedias: Excitación, Emoción, Euforia (cambio de ciclo), Ansiedad, Negación, Temor, Desesperación, Pánico, Capitulación, Abatimiento, Depresión (cambio de ciclo), Esperanza, Alivio. En 2020, los abatidos inversores argentinos definían jocosamente a la Bolsa como el Merdal; hoy, esperanzados, la ven como la Mervaleta. LOS PATRONES Ruben Ullúa, destacado analista de mercados, también es un estudioso de los ciclos, observando que los agentes económicos también actúan de manera ciclotímica (el humor va cambiando). Nadie puede predecir el futuro -advirtió a los incautos- pero puede detectar patrones que permitan inferir probabilidades. Un ciclo alcista, de hecho, se desarrolla con un patrón perfectamente predecible, incluso armónico. La mirada de Ullúa en el Rankia Markets Experience Buenos Aires 2024 fue de alcance global, pues el eje de su disertación fueron los movimientos de la Reserva Federal, acaso la institución más poderosa del planeta. ¿Donde estamos parados? Sobre un parteaguas. La Fed se apresta a bajar la tasa de interés al menos una vez este año. Habría otros recortes el año próximo. Que implica ese gran movimiento. Se abarata el dólar. Y se desata una encadenamiento tradicional de suba del precio de los bonos, luego las acciones, finalmente los commodities. Lo que viene -afirmó Ullúa- es una fase alcista de los activos mencionados que podría encontrar su techo hacia 2028, si se repite el ciclo de siete años de las últimas décadas. La Argentina no quedaría al margen de la rueda virtuosa. LOS EMERGENTES De hecho, Ullúa avizora grandes posibilidades para los inversores en los mercados emergentes, en especial Brasil, a pesar de las chambonadas de Lula. Su conclusión es que los activos de China, India y nuestro vecino van a crecer a mayor velocidad que los estadounidenses. Sería la reacción lógica a una baja de tasas y debilitamiento del dólar. Flujo mata fundamentos, suelen decir los tiburones de la Bolsa. “Hay que tomar decisiones antes que el ciclo llegue pues es la única forma de aprovechar las oportunidades”, aleccionó a los presentes. Pero siempre con selectividad; debe recordarse que los índices estadounidenses están de alguna manera distorsionados por la ponderación de algunos papeles tecnológicos que han escalado hasta el firmamento. Hay sectores de la primera economía mundial que tienen mucho terreno por recuperar. Brasil es una olla a presión, insistió el disertante, señalando gráficos. Le sacas la tapa y explota. “Estoy recontra positivo con Brasil, absorberá la mayor parte de los capitales hacia América latina”, martilló. ¿Y la Argentina? Se beneficiará grandemente con la tendencia alcista de la soja, aunque el proceso es más lento que con otras materias primas. “Todo contra la baja del dólar va a subir (las criptomonedas, también)”, Ullúa dixit. “El horizonte es más propicio para nosotros que el que regía a principios de 2018 cuando el Merval hizo techo, a pesar de que los emergentes estaban destrozados”, subraya. “En un escenario político de apertura y estabilidad no es descabellado pensar en un recorrido del Merval hasta los 2.300 dólares que es el máximo histórico de enero de 2018 ajustado por inflación. Llegamos a u$s 1.400 con nada, con todo destruido. La pregunta es: ¿Puede ser que nos quedemos cortos? Y sí. En un contexto global de baja de tasas y del dólar, y de enorme flujo hacia los emergentes, algo puede captar nuestro mercado sin cepo. Podríamos llegar a los 8.000 o 10 mil dólares del Merval”, concluye el especialista para deleite de los inversores presentes.

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