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  • Infancia en riesgo permanente

    » La Prensa

    Fecha: 01/07/2024 00:29

    "¿Qué son esos suspiros, gritos y llantos que retumban el en aire sin estrellas?", (Virgilio responde) "vienen del Anteinfierno, donde son castigadas las tristes almas que vivieron sin infamia y sin honor. Son los ignavos, (indolentes, flojos y asustadizos) almas que en vida no hicieron ni el bien ni el mal, por su elección de cobardía". Dante Alighieri, La Divina comedia La información a través de los medios está poblada casi necesariamente por noticias emergentes y no por los temas subyacentes. Es la función de los diversos tipos de medios, hoy ampliada a múltiples plataformas, de ponernos al tanto de la actualidad y de temas que hacen a nuestra vida y nos permiten ubicarnos respecto a la realidad en la que nos encontramos. Pero las noticias, el emergente, son extremadamente efímeras y de allí el dicho que “no hay nada más viejo que el diario del día de ayer”. Así, la noticia que un niño de cinco años ha desaparecido hace más de 12 días al momento de escribir esta nota, puede ser antigua al momento de publicarla, pero deja como toda noticia una huella del lugar conceptual del cual emerge. Es decir, Loan es en cuanto noticia algo que nos señala un tema que solemos no querer mirar o abordar, como la mayoría de los temas que hacen a la infancia, y en este caso aun menos por la crueldad que implica. Cualquiera de las hipótesis respecto a este caso pero aplicable a miles, nos hablan de una niñez en riesgo constante y permanente, ya que Loan es uno de los miles en el mundo: se considera solo en la Argentina que al menos hay cuatro casos diarios según datos de las denuncias recibidas por Missing Children Argentina. Si tomáramos solo esos datos, da una numero de casi 1.500 denuncias por año. Ahora bien, como en infinidad de situaciones las denuncias son una parte a veces muy menor, de la realidad: ¿Cuantos casos habrá de desaparición realmente y que por diversas razones no llegan a una denuncia, mucho menos estado público y aun menos ser una noticia de la magnitud de impacto mediático del caso Loan? Es cierto que al menos a nivel local la mayoría de los casos, posiblemente el 90%, se resuelven. Niños que son encontrados, pero y ¿el resto dónde están, si es que están? La situación en el mundo se amplifica a millones de casos por año. Al mismo tiempo otra de las hipótesis es lamentablemente conocida en el ámbito criminológico y forense y es el uso de los niños como motivo de extorsión entre adultos o de “cobro de cuentas”. En nuestro país ya hemos tenido casos de estos, que cobraron notoriedad. Pensamos en la esclavitud como algo lejano en el tiempo, pero ocurre al día de hoy, la venta de seres humanos, no varía porque no sea en una nave árabe, portuguesa u holandesa en siglos pasados, es algo de hoy y lamentablemente en eso no solo no hemos avanzado, sino que en realidad las técnicas de este negocio, ya que de eso se trata, se han perfeccionado y de alguna manera banalizándolas, aceptado en un silencio cómplice. En esta misma semana, titulares sobre el trafico de niños rumanos a Francia son parte de esas noticias que emergen del tema de fondo, y es que sigue existiendo la venta de seres humanos como una mercancía, como negocio, pero no uno más sino uno de los más redituables del planeta. Ese negocio se articula sobre un sustrato que en general tiene que ver con diversas formas de vulnerabilidad, en particular la pobreza en la cual la protección de los niños es menor o a veces inexistente y los traficantes se aprovechan de su desesperación, prometiéndoles mejores oportunidades. Esa pobreza no es económica y de recursos materiales solamente, sino culturales y quizás ver a los medios locales indagando a los familiares de Loan sea la muestra de esto, cuando trataban de interpretar una realidad cultural totalmente distinta. Un periodista decía que “ no le cerraban” las respuestas del padre, quien intentaba siquiera entender en medio de qué se encontraba, pero ya era interpretado en sus respuestas como supuesto culpable. A nivel mundial, las crisis humanitarias, por ejemplo, las fenomenales migraciones y desplazamientos que vemos en la actualidad son terreno fértil para la cacería de los traficantes, al mismo tiempo en ese paraíso al cual esperan llegar a veces la misma familia participa en la trata, atraídos por falsas promesas, y a veces pensando exclusivamente en ellos. Cuando vemos en estos días las cárceles salvadoreñas y los integrantes de la maras, hay que indagar en el proceso de la guerra civil en El Salvador y el destino de esos niños abandonados, cómo se reagruparon para ser esos seres que hoy vemos convertidos en otros adultos. Según informes de la ONU (UNODC Human-Trafficking (unodc.org)) alrededor del 35% de las víctimas de trata detectadas son niños. Provienen desde ya de las zonas más pobres del planeta y en ese contexto el incremento de la pobreza en nuestro medio muestra otra de sus consecuencias devastadoras. Si bien preferimos pensar y es eso lo que a veces actúa como falsa promesa para los familiares cercanos de una adopción con un mejor futuro, la realidad es otra. Según esta misma fuente más del 64% de las víctimas infantiles son traficadas con fines sexuales y aproximadamente el 43% de estos mismos niños son sometidos a trabajos forzados en industrias como el trabajo doméstico, la agricultura y uno no menor, el enorme negocio mundial de la mendicidad en centros urbanos. Todo eso lo vemos a diario, pero preferimos no hacer planteos de fondo cuando un hombre aparece en un semáforo con un niño colgando de su brazo y pidiendo dinero para poder “alimentar a su hijo” o menores pidiendo dinero que luego darán en un enorme esquema piramidal a adultos. También otro uso de esta “mercancía” es la criminalidad forzada, como por ejemplo los delitos relacionados con drogas y matrimonios ficticios. El uso de la edad de imputabilidad es un instrumento extremadamente requerido en ciertos negocios criminales. Entender que existe una necesaria complicidad a niveles más altos es inevitable. Las consecuencias de todo esto son para las víctimas, en caso de sobrevivir, tanto físicas como psicológicas. Los sobrevivientes llevan traumas de por vida debido al abuso, la violencia y las privaciones. Desde ya su evolución en todos los órdenes, su proceso de crecimiento se ve detenido y alterado y no hay más infancia sino un brutal ingreso en lo peor de la vida adulta. A su vez la desnutrición, la exposición a condiciones peligrosas y la falta de atención médica son la moneda corriente, así como el ingreso al mundo criminal con las obvias consecuencias de ello. Hay mucho más que decir sobre este tipo de situaciones, pero quizás sea importante sacar al “caso Loan” de la noticia emergente que será pronto sustituida por otra cuando los números de rating dejen de así sugerirlo. Es ocasión propicia para dejar de considerarlo como aislado de un contexto y darle ese contexto que lo resignifique. Esa mirada en otro contexto es aceptar que nuestras sociedades están construidas sobre algunas bases que nos humillan y que llevan a nuestra propia caída y autodestrucción, ya que no es otro al que le pasa esto sino a nosotros como sociedad y habla más de nuestra patología que la de los traficantes y aún menos de las consecuencias inevitables que sufrirán las víctimas. Pasa todos los días, ocurre bajo diferentes formas y es realidad a pesar de no estar en las noticias. “Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada, porque yo no era judío. Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí” Martin Niemöller

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