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  • La casa del dragón: temporada 2, episodio 3: nada fue un error

    » La voz

    Fecha: 01/07/2024 00:20

    La casa del dragón volvió a la pantalla de Max y HBO y renovó el furor por la precuela de Game of Thrones estrenada hace ya casi dos años. Tras lo ocurrido en los primeros dos episodios, con la consecuencia de una sucesión divididda luego de la muerte del rey Viserys Targaryen, los “verdes” y los “negros” comienzan a prepararse para la guerra. A continuación, un repaso por la más destacado del tercer episodio de esta nueva temporada. Este fue dirgido por Greta Vasant Patel. Si no quieren spoilers, este es el momento de abandonar la nota. La inevitable guerra Hábilmente, luego del asesinato del heredero de Aegon Targaryen, los “verdes” dejan mal parada a Rhaenyra frente al pueblo al que reclama gobernar. Lo último que vemos en el episodio dos es a Ser Criston Cole enviando a un guardia real a asesinar a la primogénita de Viserys. Sin embargo, Arryk Cargyll se trenza en una batalla contra su hermano gemelo y ambos resultan muertos. Esta imagen grafica de manera nítida lo que comienza a pasar en la serie al momento de resolver conflictos: muerte sin sentido entre hermanos y pueblos vecinos. Si bien, el honor rige la vida de las personas de Poniente, Rhaenyra parece ser la única que ve a la guerra como un hecho evitable. Batallas entre casas. Conocemos a los Bracken y a los Blackwood, dos casas importantes de la zona de Aguasdulces. Un par de jóvenes discuten sobre la disputa del trono y se insultan nombrando fatalidades de Rhaenyra y Aegon. Todas las casas de Poniente están obligadas a tomar posición. Como se mencionó, la guerra ya empezó en estos pequeños detalles que cada vez se hacen más grandes. ¿Quién empezó? Poco importa la respuesta a esta pregunta que se hace desde un lado Rhaenyra y por otro, Alicent Hightower. En el entierro de los guardias reales, la legítima heredera del trono le consulta a su tía Rhaena, la mejor manera de terminar con el conflicto bélico. La esposa de Corlys Velaryon sabiamente le responde que ya no hay forma de frenarla. “Cuando comienza el camino de matar, se termina la razón”, dice en el momento que detecta que su sobrina quiere hacer la tregua con su examiga. Daemon se cortó solo. Tras una fuerte discusión con su esposa, quien le reclamó el horroroso hecho de asesinar al heredero de Aegon, el príncipe Targaryen abandona su puesto en Rocadragón y se dirige hasta Harrenhall, sitio estratégico e indispensable para el momento en el que estalle la batalla. Allí, el guerrero llega montado a su dragón y con la idea de tomar la ciudad por la fuerza. Sin embargo, el señor feudal lo recibe amablemente y le ofrece servirse comida y de alojarse en un gran aposento. Como si se tratase de una culpa que lo carcome, Daemon tiene una especie de sueño en el que ve a su sobrino decapitado. Una bruja le predice que morirá en Harrenhall. Tal y como ocurría en "Game of Thrones", las conspiraciones y las jugadas individuales de los personajes son un condimento central en "La casa del dragón". (Ollie Upton/HBO). Estrategias de ajedrez. Aegon reúne a su consejo y propone actuar y atacar. Sin embargo, su madre propone prudencia. El joven rey encuentra apoyo en Larys, su maestro de susurros. Del otro bando, los consejeros de Rhaenyra dictan atacar y moverse estratégicamente para reunir abanderados y sumar ejércitos, aunque ya vimos que la reina tiene otras intenciones. Luego, envía a una de sus hijas a Dorne y comienza a cranear una estrategia para cortar por lo sano y evitar la sangre. Intrusos o piezas importantes. El director propone un juego de pararelismos para trazar una trama que delimita los movimientos de cada bando. En ese sentido, así como Aegon tiene su Larys -un espía que adquiere cada vez más poder-, Rhaenyra tiene a Mysaria, quien le salvó la vida y quien le pide un lugar en su consejo: esta pretende obtener poder y se lo dijo directamente. La reina comienza a confiar en ella y le pide una manera directa de entrar en la Fortaleza Roja para hablar con Alicent. El encuentro de Rhaenyra y Alicent. Tras un viaje rápido, Rhaenyra llega a Desembarco del rey con la misión de interceptar el camino de Alicent. Finalmente la encuentra rezando en el Septo de Baelor y allí se produce un tenso momento que pone los pelos de punta. A pesar de algunas amenazas por gritar o matar, consiguen tener una conversación. La hija de Viserys quiere pactar una tregua, sin embargo le pide la explicación explícita de por qué le quieren usurpar su derecho legítimo al trono. Alicent, muy sincera le indica que el deseo de su esposo antes de morir era respetar la “leyenda del príncipe prometido”. Perpleja, Rhaenyra pide explicaciones, ya que el príncipe prometido es una premonición dictada en la Canción de hielo y fuego. Sin saber de lo que hablaba, Alicent confirma que así lo deseó su difunto esposo. “Se trata de un error”, intenta decir Rhaenyra pero su examiga le responde que nada es un error. Nada fue un error Las cartas están echadas. Ninguna de las dos líderes darán brazo a torcer y aunque se trate de un malentendido y de una frase que dijo Viserys agonizando, ambas tienen en qué creer para luchar hasta la muerte. Alicent demostró que no bajará sus brazos. En tanto, aunque quiso mostrar piedad, Rhaenyra irá en su reclamo hasta las últimas consecuencias. Lo que quede al paso de esta disputa familiar serán lágrimas y cenizas. Y mucha sagnre.

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