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  • «Perón al futuro», por Juan Martín Garay

    Concepcion del Uruguay » La Pirámide

    Fecha: 30/06/2024 19:42

    La vigencia de un pensamiento Perón sigue vigente en este cambio de época. Analizando nosotros este presente pero siempre pensando en el futuro, podemos verlo a esto cuando él expresa que «en lo profundo, el problema argentino es un problema de generaciones: la vieja generación demoliberal burguesa que puja por subsistir y la nueva generación evolucionista que anhela imponer otras formas de vivir y progresar. La decisión en esta lucha de generaciones está en el tiempo. El futuro es de la juventud y si no mediaran otros factores, la supresión biológica aseguraría el triunfo a los jóvenes. Sin embargo, hay que acelerar el proceso, porque la evolución del mundo no espera. He ahí la función de una juventud que tenga conciencia de la hora que vivimos y de la misión que le corresponde. Pocos pueblos en el mundo han alcanzado la madurez política del argentino y pocos, en su conjunto, saben como él lo que quieren, pero nunca, en la historia política Argentina se ha presenciado una manifestación más monstruosa de falta de respeto a la voluntad popular, con el cinismo de afirmar que se lo hace en el nombre y defensa de la democracia. Es preciso comprender que nuestro país está viviendo horas decisivas y que, de las soluciones que se alcancen ahora dependerá el futuro que podrá ser venturoso o luctuoso, según seamos capaces de proceder con grandeza para luchar por los intereses de la Patria o no». Patria futura, Nación presente Hace mucho años Perón hablaba hacia este tiempo: «Me permito recordar a todos los muchachos y muchachas que en cada uno de ellos reside la Patria futura (…;…) Creo en ellos, muchachos y muchachas. Miran hacia delante y hacia arriba. Ven la altura de mi “empresa» y la claridad de «mi divisa» porque en los ojos limpios les brilla el alma despojada de la soberbia que enceguece a los hombres maduros. Ellos verán la Argentina del año 2000. Ellos verán en su plenitud la felicidad de nuestro Pueblo y la grandeza nacional. Ellos serán los artífices elegidos para coronar la unión de los Pueblos Americanos porque el signo de América señalará, para toda la humanidad, el comienzo del tercer milenio en el calendario cristiano de la historia. Ellos realizarán todas nuestras esperanzas todos nuestros sueños y también nuestras utopías. A ellos, que son el porvenir, les corresponde en justicia, pues, este Mensaje. Debo advertirles, por la experiencia de mi vida, que todos los caminos que llevan a la cumbre son duros y difíciles. Es necesario ascender con el más absoluto equilibrio entre la inteligencia, el corazón y el cuerpo, cuya materia sustenta la armonía entre las ideas y los sentimientos. El exceso de «entusiasmo» de los grandes corazones frecuentemente confunde la inteligencia. Cuando se «siente» demasiado, se deja de pensar. Cuando se piensa mucho, la lógica de la razón enfría hasta congelar los sentimientos. Por eso debemos evitar la imperfección de la unilateralidad y buscar que la inteligencia se sustente en un cuerpo sano y fuerte, que vendrá a ser como el mástil en donde flamearán al tope las grandes ideas y los grandes sentimientos. Confío plenamente que la juventud realizará con éxito la empresa de su ascensión hacia la Patria futura. Tiene todas las condiciones para alcanzar el éxito. Está construyendo desde ahora la victoria de mañana. A nosotros nos queda la íntima satisfacción de haberles señalado la cumbre y sus caminos y nos queda el gozo anticipado de haberles entregado nuestra propia bandera. Sin egoísmos, para que ellos la claven en la cumbre del destino nacional y la dejen allí, flameando entre la tierra y el cielo». Encuentro generacional y político El momento de inflexión y transición en que nos encontramos viviendo actualmente quienes desde el sentir del corazón nos llamamos peronistas, pero que desde la razón, formación y convicción somos justicialistas, requiere de un sano encuentro generacional y político que sea representado en una necesaria unidad en la diversidad. Ante el cambio de época, para el tiempo que viene por delante necesitaremos a la comunidad más organizada que nunca, con un Estado y organizaciones libres del pueblo activamente fortaleciendo los lazos de pertenencia solidaria, donde lo social y el bien común dejen de lado a la primacía de lo económico como algo determinante y exclusivo para el Desarrollo Humano. La fuerza de un pueblo Maria Eva Duarte nos hablaba de que «no hay nada que sea más fuerte que un pueblo. Lo único que se necesita es decidirlo a ser justo, libre y soberano». Pero para eso hay que ser leales a ese pueblo, ¿qué es ser leal? Perón explica que la lealtad que más vale es la que nace del corazón, no la de la conveniencia. Los peronistas debemos comprender que serlo no significa vociferar o alardear un “ismo”, se trata de estar formados como cuadros políticos consustanciados intelectualmente con una doctrina “aggiornada” al Siglo XXI sobre la base de los mismos principios rectores. Ser leales a Perón y al pueblo, a la gente, basados en la ética como algo de índole meramente personal, de conciencia propia que siempre tiene sus consecuencias sobre los demás con cada acción u omisión que hacemos. Por eso invito a quienes tenemos una misma ideología, que este 1° de julio reflexionemos en ser siempre leales desde el corazón a esos principios que nos rigen y que hemos adoptado como filosofía de vida. Recordemos que lo nuestro es la gente, el pueblo y la búsqueda de su felicidad. Siempre.

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