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  • Perón, a 50 años de su muerte: la Argentina antes y después del peronismo

    » Clarin

    Fecha: 30/06/2024 15:11

    Hace cincuenta años, y después de treinta de haber sido la figura política más relevante de Argentina, moría en Buenos Aires Juan Domingo Perón. Pocas cosas revelan mejor su infinito desprecio por nuestro país que el hecho de que, sabiendo que estaba viviendo sus últimos años, lo haya dejado en manos de un delincuente como López Rega y una deficiente política como Isabelita. Todos sabemos lo que pasaba antes de su muerte y se agravó después: asesinatos, atentados, terrorismo, censura y las primeras persecuciones, desapariciones y exilios que no empezaron en 1976, como pretende la leyenda peronista, sino en pleno gobierno del General. El 1º de julio de 1974 Perón pasó a la inmortalidad. Pero, ¿cuál inmortalidad? ¿Qué se recuerda hoy y qué recordaremos mañana de Perón? Los peronistas dirán que el General quedará para siempre en el corazón del pueblo por sus aportes a la independencia económica, la soberanía política y la justicia social; pero la Argentina después de Perón es menos independiente, justa y soberana que la de antes de Perón. Dato mata relato. En el casi medio siglo transcurrido antes del advenimiento del peronismo, la economías y la industria habían crecido al 5% anual, la inflación era inferior al 2% anual, nadie había visto un dólar porque el 80% de los ahorros estaban en pesos a plazos de cinco años o más y las reservas de oro impedían caminar por los pasillos del Banco Central: bastaban para pagar cinco años de importaciones sin necesidad de exportar ni un clavo, como pedía la compañera Cristina. En cinco años de populismo desenfrenado Perón liquidó todo. Pasamos de las reservas récord al default y de una inflación de 2% a otra del 50% anual. Ambos, en el peronista año de 1951. Ciertamente, los salarios habían subido verticalmente y Argentina era una fiesta. Fueron los días más felices, peronistas, inevitablemente seguidos de los días más infelices, también peronistas, en los que hubo que pagar la cuenta: a Miranda lo sucedió Gómez Morales y a la fiesta, el plan de austeridad de 1952, del que el peronismo se olvida. Fue el primer ciclo del modus operandi eterno de la leyenda peronista en el que aún estamos atrapados: de Miranda a Gómez Morales; de Gelbard a Celestino Rodrigo; de Menem a la debacle de la Convertibilidad; de la fiesta kirchnerista al apocalipsis de Alberto y Massa y el ajuste actual. Perón, Menem y Kirchner: pocos años felices y una vida para pagar la cuenta. ¡Viva Perón! También es falsa la leyenda de la legislación social, que desde 1945 progresó en todo el mundo sin necesidad de brazaletes de luto obligatorios, expropiaciones de diarios, control totalitario de la sociedad, persecución a los opositores y tortura en las comisarías. Es más, la legislación social argentina antes de Perón era la más avanzada de Latinoamérica y que en la mayor parte de Europa. Los aportes del peronismo fueron pocos; la mayoría, sancionados en 1945 por la dictadura de Farrell para apoyar la candidatura de su vicepresidente de la Nación, Perón. Para no hablar del atraso y la pobreza que la imposición del paradigma estatista, proteccionista, industrialista y populista causó: en 1945, Argentina era todavía el octavo país más rico del mundo y su PBI per cápita cuadruplicaba el de Brasil. Si hubiéramos seguido el ritmo de crecimiento de nuestros vecinos, Argentina sería hoy el cuarto país más rico del mundo, detrás de Singapur y dos emiratos petroleros. En vez de eso, el último gobierno peronista dejó el país en default y bancarrota, al borde de la hiperinflación, con una pobreza general del 45% y 60% de pobreza infantil. ¿La independencia económica, la soberanía política y la justicia social? Te las debo. Hubo una Argentina antes de Perón y otra, mucho más violenta, atrasada e injusta, después. La de la Argentina después de Perón fue la decadencia nacional más impactante del último siglo, superior a la de países que sufrieron guerras, genocidios y catástrofes naturales, y el único factor diferencial que lo explica se llama “peronismo”.

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