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  • Infira: la revolución de la perennidad para los cultivos agrícolas

    » Diario Puntal

    Fecha: 30/06/2024 14:06

    Desde Infira, que es la empresa que fundaron para trabajar en el desarrollo de la perennidad de los cultivos, Renata Reinheimer cuenta cómo surgió la idea y qué tan avanzada está en estos momentos, los desafíos por venir, y que sueña a futuro a partir de este desarrollo. Embed - RENATA REINHEIMER - INFIRA ¿Qué es Infira? Infira es una startup que nace en 2020 en Santa Fe y que viene a presentar una nueva tecnología para convertir los cultivos anuales en cultivos perennes, para hacerlos más sostenibles. La perennidad es algo que está en la naturaleza y que queremos restituir en esos cultivos de forma tal de alcanzar muchas de esas ventajas ambientales como mejores raíces, mayor captura de carbono, menor erosión del suelo y más refugio para la biodiversidad; y termina con muchos más nutrientes por la mayor actividad biológica. Por eso es muy importante tratar de restituirles esta parte perdida a los cultivos anuales de hoy, de una forma rápida y que se pueda calcar en muchos cultivos distintos. Y que esa tecnología nueva trabaje con los cultivos de hoy, que están sumamente optimizados para la producción. Sólo se trata de modificarlos para que puedan vivir un poco más de tiempo. ¿Una soja que hoy vive un ciclo, podría vivir 5 o 6 años? Exacto. Pero acá es importante aclarar que la perennidad puede ser entendida como dos ciclos, tres ciclos o 100 años. Estamos pensando en una perennidad adecuada para un modelo de producción. Sería una perennidad más ajustada, que sea rentable. Puede ser un cultivo que se implante una vez y se pueda cosechar a lo largo de dos o tres años. Eso ya permite que, en la segunda cosecha, se empiecen a ver los beneficios ambientales y también económicos para el bolsillo del productor. Porque pensemos que los costos de ese segundo ciclo van a estar muy reducidos por el menor uso de maquinaria, de agroquímicos, mano de obra. Tiene una serie de ventajas que ya están medidas porque hay dos prototipos de cultivos perennes con desarrollo en el mundo y han servido para medir todas estas cuestiones como los beneficios ambientales por un lado y los económicos por el otro. Pone patas para arriba un sistema productivo, al menos como se lo conoce hoy…. Bueno, tratemos que no tan patas para arriba. Buscamos que se adapte al sistema de producción. Y acá viene otro concepto importante para incorporar, porque la imagen que se viene es la de sacar todo lo que sea anual y tener todo perenne. Pero no, en realidad el modelo busca incorporar la perennidad a lo actual; es decir, que se complementen ambos sistemas. Pueden convivir… Sí, claro. Y hay un montón de prácticas que se están probando a nivel mundial sobre cómo puede ser esta convivencia. Una de ellas es haciendo una línea anual y una perenne intercaladas; otra opción es diversificar el campo en distintas parcelas, aprovechando en aquellas que no vienen produciendo tanto y necesitan más la regeneración de su suelo que tengan perennes y en las otras, las anuales. Diversificar el campo a nivel tiempo y espacio, son otras alternativas de cómo se puede adaptar la perennidad al modelo de producción. ¿En qué punto está el desarrollo hoy? En el 2020 fundamos Infira y el desarrollo estaba en escala de laboratorio en una especie que no tenía nada de valor comercial. Entonces cuando hablábamos con las empresas y les contábamos que teníamos una buena tecnología que podía acelerar todo el proceso de perennización de cultivos, la verdad que estábamos recién en escala de laboratorio y con una especie que tenía valor científico, pero no comercial. Era un limitante… Claro, nos pedían que les demostremos que esa misma tecnología funciona con una especie que tenga valor comercial. Cuanto más demostrado esté, especialmente a campo, más valor va a tener, en particular para las grandes industrias que son las que terminan escalando estos desarrollos tecnológicos. Por eso en estos 4 años de vida nos dedicamos a validar la tecnología y a ponerla a punto en distintos cultivos. El que vino más rápido fue arroz. ¿Y en qué punto están? Probamos la tecnología a escala de invernadero y logramos ver que estas nuevas variedades de arroz que logró Infira producen mucho más y pueden vivir al menos, en invernadero, dos ciclos. El gran desafío que tenemos ahora, en los próximos dos años, es probarlo a campo. Esos procesos de desarrollo biotecnológicos tienen fases que debemos ir transitando. No es que podemos saltear pasos. Ahora vamos a campo, a pequeña escala, para ir seleccionando de todo el pool de variedades que tenemos, cuál es la que mejor resultó y con cuál vamos a poder tener buenas prácticas agrícolas y menores cambios para el productor. Para eso también estamos en una búsqueda de capital. Somos una empresa que necesita de aportes de capital privado porque nuestro producto no está desarrollado completamente. Estamos en una ronda de inversión para atraer capital privado para que nos acompañen en estas pruebas ya a campo. Si logramos hacer esas pruebas a campo, vamos a tener una tecnología sumamente validada que funciona en laboratorio, en invernadero y a campo. Y eso es muy atractivo para la industria de la genética vegetal, es decir, para las grandes compañías agrobiotecnológicas. La idea no es vender semillas… Muchas veces nos preguntan dónde pueden comprar nuestras semillas, e Infira no vende semillas sino que está en medio de toda esa cadena de valor para agregar madurez tecnológica para que después sea competitiva y poder negociar esa tecnología para sublicenciar a grandes compañías o semilleras que estén preparadas para avanzar y hacer pruebas a campo a otro nivel. Ya no sólo en Argentina, sino a nivel global. Que además tenga la capacidad, los recursos humanos y la experiencia para todo lo que es impulsar un nuevo producto en el mercado y la capacidad de comercializarlo. ¿Del arroz se puede llevar directamente a otras especies o se trata cada uno de un desarrollo distinto? Se puede calcar la tecnología; esa es la ventaja que tenemos con respecto a otras metodologías que hay en el mundo y que son muy complejas y llevan más de 40 años de desarrollo, y que además no son fácilmente calcables. En cambio, nuestra tecnología es como si la calcáramos en distintos cultivos. Es una misma matriz…. Es la misma matriz, y la podemos calcar al mismo tiempo en distintos cultivos. Más ahora que sabemos que funciona en una especie que no es comercial y que no tiene nada que ver con el arroz, y también en este cultivo comercial. En ambos casos, que son distintos, vemos el mismo patrón. Eso le agrega mucho valor a nuestra compañía y nos hace más fuertes. A su vez, eso nos amplía la posibilidad de sumar gente, estamos con expertos de Estados Unidos que vienen a trabajar con nosotros para las pruebas a campo. Y para eso abrimos esa ronda de inversión en función de hitos que vamos cumpliendo. ¿Y cómo viene esa ronda? La acabamos de abrir hace pocos días atrás, es muy reciente. Pero por supuesto ya tenemos conversaciones que derivan de otra ronda previa que tuvimos. Ahí tenemos inversores que nos conocen y otros que se irán sumando a partir de los avances y el potencial de la nueva tecnología. ¿Cómo es el equipo, qué hacían antes de iniciar este desarrollo? El equipo original somos tres emprendedoras dedicadas a ciencia, operaciones y negocios. Originalmente cada una hacía sus cosas: María Victoria Nagel se dedicaba mucho a la parte de vinculación tecnológica, es especialista en esa materia; Cecilia Arolfo es la que se encarga de operaciones y es la directora de la empresa y trabajaba en otra pyme y fundó otras antes; y en mi caso estaba dedicada al laboratorio. Vida de científica…. Científica pura, y por eso también fue un desafío para mí entrar en este ecosistema completamente desconocido. Pero gracias al equipo de emprendedoras, me apoyé en ellas para que me abran las puertas de este ecosistema y así poder entender cómo es la dinámica, que no es lo mismo que trabajar en un laboratorio. Las tres somos de Santa Fe y a través de conocernos de otras actividades, comenzamos a trabajar sobre la idea y fundamos la empresa en plena pandemia y zoom. ¿Qué imaginás a futuro de Infira? Nos gusta pensar paso a paso. Podríamos imaginar que somos los próximos unicornios, al inversor le gusta que pensemos eso, pero tenemos en claro las etapas que debemos ir transitando y nos gusta enfocarnos en eso y pensar en crecer lo más que se pueda. Pero vamos paso a paso que es lo normal para este tipo de tecnologías, ir cumpliendo estos hitos de valor. Renata Reinheimer fue una de las speakers del panel "Transformación e Innovación: startups que marcan la diferencia", del Foro de Innovación Sustentable que organizó esta semana la Agencia Innovar y Emprender. Allí contó que con Infira "viajamos 20 millones de años en la historia de la evolución de las plantas con el objetivo de descubrir los secretos de la selección natural. Basados en estos descubrimientos científicos y haciendo uso de múltiples técnicas llevamos al mercado de genética vegetal tecnología innovadora capaz de extender el ciclo de vida e incrementar la producción y la resiliencia de una gran diversidad de especies vegetales".

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