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  • Un inédito proceso de poder y la profunda crisis opositora

    » Diario Puntal

    Fecha: 30/06/2024 14:06

    La realidad terminó superando con creces a esa encuesta final. De Rivas obtuvo el 37,15 por ciento de los votos y le sacó a Parodi una diferencia de casi 13 puntos. Algo atrás, a 3,11 puntos del radical, quedó Adriana Nazario, quien fracturó al peronismo con el argumento de que las encuestas le auguraban un triunfo seguro. La exdiputada se sobredimensionó a sí misma y menospreció lo que implicaba enfrentarse al oficialismo provincial y municipal a la vez. Si se comparan los números de anoche con los de hace cuatro años, ¿a quién terminó sacándole votos la exmujer de José Manuel de la Sota? En 2020, en plena pandemia, Juan Manuel Llamosas obtuvo el 41,02 por ciento;detrás quedó Gabriel Abrile, con el 35,21 por ciento. Es decir, el justicialismo, que sufrió una fractura, perdió apenas 3,87 puntos entre una elección y otra. El daño provocado por Nazario, por lo tanto, no fue determinante. Lo que terminó haciendo la exministra, con su candidatura y además con aquella definición en la que dijo que el peronismo era una cosa y ella otra, fue dividir el voto opositor más que el oficialista. Entre una elección y otra, la principal alianza opositora, liderada por el radicalismo, resignó casi 11 puntos. Parodi perdió a manos de Nazario dos veces más votos que De Rivas. Esa había sido una de las grandes preguntas al inicio del proceso: ¿Nazario dividiría al oficialismo o a la oposición?Evidentemente, fue la segunda opción. Pero ese dato encierra además méritos y deméritos: por un lado está el oficialismo que consiguió resistir la fractura y conservó en gran medida su caudal de votos; por el otro, Primero RíoCuarto no encontró, a la luz de los resultados, la manera de encolumnar detrás de su propuesta el voto opositor. La potencialidad se le terminó dispersando. Era, con el peronismo quebrado, su gran oportunidad de recuperar la intendencia pero terminó sufriendo un golpe demoledor. La crisis en la que queda el radicalismo es más profunda que la de hace cuatro años, principalmente porque en esta ocasión una nueva generación tomaba la posta y quedó seriamente disminuida por la derrota de ayer. Ahora, desde el ConcejoDeliberante, con un bloque de apenas cuatro concejales, Gabriel Abrile, que encabezaba la lista para el Legislativo, tendrá que intentar un proceso de reconstrucción que no será simple ni rápido. Anoche, en el oficialismo, hubo varios ganadores. Uno fue, por supuesto, GuillermoDe Rivas, que siempre fue un cultor del perfil bajo y que terminó asumiendo una candidatura que no era fácil porque el panorama que se abría era incierto. Largó desde muy atrás con respecto a Nazario y terminó consiguiendo una victoria contundente y general: se quedó con los tres distritos de la ciudad, incluso con el centro, que venía siéndole muy esquivo al peronismo en las elecciones más recientes. Otro de los ganadores fue JuanManuel Llamosas. El intendente se jugaba más que un resultado ayer porque había embarcado a todo el peronismo, incluso al gobernador Martín Llaryora, en una estrategia que contenía riesgos no menores. Empeñado en elegir él mismo a su sucesor y en evitar la opción que muchos consideraban más natural -acordar con Adriana Nazario y entregarle la candidatura-, se inclinó por De Rivas y, desde ese mismo momento, cargó con la amenaza de quedar como el único y gran culpable si el resultado terminaba siendo adverso. Anoche, no sólo ganó y recibió una reivindicación como dirigente político sino que también se va de la intendencia habiendo recibido una ratificación de la ciudadanía a su gestión de gobierno. Llamosas, con un estilo sin estridencias, consiguió lo que ningún otro dirigente peronista de RíoCuarto había logrado antes:hilvanó tres períodos consecutivos en la intendencia. Martín Llaryora se lo reconoció en el discurso que pronunció en Estudiantes. El propio gobernador fue uno de los grandes ganadores de la elección riocuartense. No sólo porque jugó a fondo durante todo el proceso y porque hasta último momento puso toda su estructura política para ganar en Río Cuarto sino además porque agregó un capítulo más en la construcción de su propio poder. Después de ganarle a Luis Juez en la elección provincial, Llaryora terminó consiguiendo dos triunfos complejísimos en menos de un año:con Daniel Passerini le ganaron con claridad y épica a Rodrigo De Loredo la intendencia de Córdoba cuando el radical aparecía como el gran favorito, y, ahora, con De Rivas, no sólo venció a la oposición sino que también aplastó a un peronismo díscolo. De ahora en más, seguramente los dirigentes justicialistas lo pensarán dos veces antes de desafiar la estrategia del gobernador. Llaryora encarna una vuelta de tuerca en la historia de los últimos 25 años de peronismo cordobés: es una maquinaria de poder que se despliega en todos los frentes. En Río Cuarto mezcló las estrategias de campaña más modernas con las clásicas, incluso consideradas por algunos antiguas. En los días previos a la votación envió a todos los funcionarios y dirigentes peronistas de Río Cuarto a armar una lista con sus contactos y a llamarlos uno por uno para convencerlos de ir a votar por De Rivas. Ahora, Río Cuarto experimentará políticamente algo inédito para la ciudad: un intendente justicialista le entregará el Municipio a otro dirigente de su partido. La excepcionalidad que representaba Llamosas ingresa en otro plano: ahora, se trata de una continuidad, de un proceso de poder que trasciende a una persona.

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