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  • Qué es un TOC: obsesiones y rituales que afectan la calidad de vida

    » El Esquiu

    Fecha: 30/06/2024 11:29

    domingo, 30 de junio de 2024 00:00 Cine mediante, la psicología y los términos médicos han calado hondo en muchas sociedades occidentales y muchos términos que eran patrimonio de profesionales de la salud mental y sus consultorios forman parte de la jerga colectiva. ¡Hasta bromeamos con ellos! Pero hay algunos trastornos que son cosa seria y se alejan del chiste para deteriorar la calidad de vida de quienes los sufren. El TOC se caracteriza por un fenómeno particular y desgastante: la presencia frecuente y sistemática de obsesiones o rituales compulsivos y, con mayor frecuencia, ambos elementos a la vez. Cuando están a la vista, las compulsiones y rituales resultan llamativas a partir de su basamento en una lógica diferente a la que estamos habituados. Por su modo repetitivo y estereotipado, mueven a la tipificación y al chiste fácil, sobre todo en quienes desconocen el grado de sufrimiento que importan. Nada mejor que un repaso historias cotidianas para entenderlo. Veamos: reviso mil veces si cerré bien la llave de gas, acomodo una y otra vez lo ya acomodado, me veo compelido a la simetría de las cosas, al orden perfecto, camino sin pisar las juntas de baldosas, vuelvo atrás ganado por la duda (¿pisé la junta un poquito sin darme cuenta?) a pesar de saber que no, no la pisé, pero no estoy del todo seguro, así que allá voy de nuevo, empujado por una certeza. En los últimos años el TOC se ha ganado un espacio en el imaginario popular, en buena medida merced al film, protagonizado por J. Nicholson, As Good as It Gets (Mejor Imposible) y, en Argentina, por la obra de teatro TOC, que ejemplifican muy bien la sintomatología obsesivo-compulsiva. Mucha gente dice: “tengo varios tocs”, o “un toc que tengo es lavarme las manos 20 veces por día”. En realidad, en lenguaje técnico, cuando dicen “tengo varios tocs” quieren decir que tienen varias compulsiones. El TOC es una enfermedad real. Es común creer que ciertas obsesiones y compulsiones se deben a caprichos o extravagancias personales, pero nada más alejado de la verdad. El TOC constituye una enfermedad real. Es común creer que obsesiones y compulsiones se deben a caprichos o extravagancias personales. “Tiene manías”, suele decirse, “eso lo hace porque quiere”. Nada más alejado de la verdad. A tal punto que la posibilidad de tener TOC depende en buena medida del legado genético de nuestros padres, abuelos y aun más lejanos ancestros. ¿Cómo explicar la obsesión? ¿Cómo describir el mundo obsesivo a quien no lo ha experimentado en sí mismo? Por suerte, ¿por suerte?, todos tenemos de manera más o menos habitual una preocupación intensa, adherente, de tipo obsesivo, aunque no suframos de TOC. Pero las obsesiones verdaderas asociadas al TOC pueden ser oleadas de pensamientos, rumiaciones, palabras sueltas, trozos de melodías, o imágenes intrusivas, no queridas, persistentes y sin sentido, absurdas o inadecuadas, y que despiertan una ansiedad o incomodidad intensa. ¿Habré cerrado con llave? ¿Y si un día de manera impulsiva le clavo un cuchillo a alguien, o desvío mi coche en la ruta y me estrello contra un árbol? ¿Y si pasa algo malo porque los cuadros no están bien alineados y derechitos? Estas ideas no se encuentran por completo en el área de la razón, no es un pensamiento cualquiera que se me presenta y motiva mi curiosidad o análisis. Lo que llamamos obsesión es otra cosa, sus temas son particulares y raramente preocupan a tal punto a quienes no son obsesivos. No se trata de si me siento solo o no llego a fin de mes o si rompí con mi pareja. Aquí sucede otra cosa: aparecen dudas excesivas, patológicas y reiteradas sobre lo recién hecho o pensado, obsesiona la contaminación, el orden, la simetría, la moral o ética propias (aun sin razones existentes para ello), las imágenes violentas o de contenido sexual… Las compulsiones, por otra parte, son acciones motoras (lavarse las manos, acomodar cosas, verificar cerraduras o llaves de gas, golpetear la mesa un número determinado de veces) o mentales (repetir determinadas frases, repasar conversaciones, memorizar, enumerar), que uno se ve obligado a realizar para calmar la ansiedad provocada por las obsesiones. En otras palabras, se intenta suprimir las obsesiones mediante actos denominados compulsiones. A veces estas compulsiones son más complejas y elaboradas: caminar sin tocar los bordes de las baldosas, acomodar los objetos en forma simétrica, realizar una cadena de acciones sucesivas en un orden preestablecido, etc. A este tipo de actos lo denominamos ritual. Estas obsesiones y compulsiones, por lo común, no reflejan tu modo de pensar o sentir, por lo que se perciben ajenas y absurdas (¿cómo puede ser que me aparezca este pensamiento tan absurdo, o que no tiene nada que ver conmigo?). Por otra parte, y en contraposición con la mayoría de los afectados, algunas personas no consideran sus obsesiones y compulsiones como inadecuadas. Estos serán los más resistentes a la hora de intentar ayudarlos mediante un tratamiento. Obsesiones, compulsiones y rituales son síntomas del TOC y, en conjunto, dan forma y substancia a la enfermedad. Sin embargo, para confirmar el diagnóstico deben ocupar al menos una hora por día, además de producir un elevado nivel de estrés. ¿Cuál es la importancia de ese límite horario? Preservar el derecho de cada uno a presentar obsesiones de manera eventual y pasajera, o de sacarse el gusto de operar una compulsión breve, a veces más parecida a una cábala que a otra cosa. El punto por el cual no se considera patológicos a tales fenómenos es que no ocasionen complicaciones ni pérdida de tiempo. Si las obsesiones y rituales nos provocan significativa pérdida de tiempo todos los días, si afectan nuestro desempeño normal, si ya hay cosas que evitamos hacer para no quedar atrapados en el circuito obsesivo-compulsivo, entonces sí es probable que se ha instalado un Trastorno Obsesivo Compulsivo que merecería evaluación profesional. Las obsesiones más frecuentes son: De contaminación e higiene (temor de contraer enfermedades por contagio o inhalación de gases tóxicos, o afectación por ondas de telecomunicaciones). De contenido agresivo (preocupación por agredir de manera impulsiva). De contenido sexual (temor obsesivo de atacar sexualmente o tener una identidad sexual diferente a la que se tiene). De contenido religioso y moral (preocupación de ir al infierno, temor de blasfemar dentro de una iglesia). De necesidad de orden, simetría y exactitud (se asocia con pensamiento mágico: si no hay orden puede pasar algo a alguien querido, o simplemente inquietud si el orden no es como debe ser). De contenido cabalístico (objetos antifóbicos, rituales previos a situaciones particulares). De acumulación o acopio (coleccionismo de cosas inútiles por si alguna vez me sirven, que pueden llegar a ocupar pasillos y todo espacio disponible). Somáticas, de preocupación por el aspecto corporal, y referidas a la salud y enfermedades graves. El TOC afecta en similar medida a mujeres y hombres. ¿Cómo se tratan estos problemas? La primera: existen medicamentos de probada y eficaz acción antiobsesiva. La segunda: no cualquier tipo de psicoterapia resulta útil.

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