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  • Contradicciones, cinismo y la urgente necesidad de cambiar el rumbo de las cosas

    » El Sol

    Fecha: 30/06/2024 10:19

    El país ha entrado en la fase 2 de la Era Milei tras la sanción definitiva que le ha dado Diputados a la meneada Ley Bases y el paquete fiscal. La definición de la nueva etapa ha surgido de los propios dichos del ministro de Economía, Luis Caputo, a pocas horas del histórico debate parlamentario que le demandara a la política en general y al gobierno de Javier Milei seis meses de un tiempo de oro perdido, de idas y vueltas, de tedio, de frustraciones e incertidumbres. Milei también dijo que este nuevo tiempo de su administración implica de ahora en más cero emisión para doblegar definitivamente a la inflación. Otro estadio, expectativas en potencia renovadas, pero sin precisiones a la vista. Así es la Argentina del mundo hoy, mientras ese mismo mundo se prepara para el comienzo de las mayores disrupciones tecnológicas y ambientales de la humanidad, donde la inteligencia artificial “cambiará todo para todos”, según viene de sentenciar horas atrás el columnista y analista del New York Times, Thomas Friedman. Por supuesto que Mendoza, siendo uno de los vagones del tren nacional, en términos políticos y hasta económicos técnicamente estaría afuera de los alcances de tal denominación. Porque Mendoza hace tiempo que parece estar viviendo en una serie de constantes fases inalterables a la espera de un cimbronazo de la macro. Pero cuanto menos tiene que ubicarse en un nuevo plano que la obligue a otras exigencias mucho más altas y sofisticadas que las que ha venido afrontando y sorteando, si se quiere, hasta ahora. Por caso, entre lo nuevo, prepararse para abrir su territorio y adaptar a las nuevas circunstancias positivas que podrían avecinarse todo el paquete de normas que ordenan y rigen el papel del Estado frente al desarrollo económico, para que las inversiones en potencia –si es que existen en verdad– interesadas y atraídas por los beneficios que dará el nuevo régimen de seducción para el capital, el Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI), el que se alumbra con la sanción de la ley, elijan de una buena vez a Mendoza por las oportunidades que ofrece y que tiene, según el establishment y la intelligentsia local, los que defienden el carácter diferencial de la provincia frente al resto. Si fuera así, ya es hora de pasar a los hechos concretos para dejar el constante cacareo de quejas y descripción de bondades y fortalezas sin que sean cobradas como corresponde. Los desafíos, enormes para todos, los marca la realidad: además de la pobreza, resaltan los números y la situación de la actividad económica que a fin de año se habrá desmoronado un 3,5 por ciento respecto del anterior de acuerdo con las últimas correcciones hechas por los mismos organismos oficiales que intervienen. El oficialismo libertario no deja de referirse, con certeza, al desastre que le dejó como herencia en la gestión el kirchnerismo. Pero se excede en la teatralización y dramatización de sus actos y constantes señalamientos. Se sabe lo que dejó el populismo en sus veinte años de reinado en la Argentina, 16 gobernando y 4 manejando los hilos de una oposición de marcado perfil destituyente y obstruccionista. Cuando los gobernadores del denominado sector opositor dialoguista celebraron la sanción de la Ley Bases, el viernes, en el mismo documento marcaron la dirección y la nueva postura que debiese asumir el gobierno: “Hemos trabajado mucho junto a nuestros bloques para la sanción de la ley (…) Creemos que es un instrumento útil para que pueda cumplir con el cambio que votó la mayoría de los argentinos. Como el mismo gobierno nacional dijo, ahora tienen las herramientas para que comience una nueva etapa que debe ser de crecimiento, inversión y empleo”. Milei, obligado a concentrarse en el frente interno más que en el plano internacional –en el que abraza objetivos individuales, personales e indisimulables–, tiene por delante el océano de contradicciones –y de una variada gama de intereses, claro– de la política nacional, en gran medida respondiendo a sectores y corporaciones que al interés general. Por eso se está como se está y por supuesto que las soluciones por sector no han aportado ni siquiera un peso o un dólar de crecimiento y desarrollo a la Argentina y Mendoza vistas de un modo integral. Los ingresos de los trabajadores ocupados y asalariados en promedio y para el primer trimestre del año cayeron un 20 por ciento en términos reales. Y la mejora de abril, según se defiende el gobierno, del 3 por ciento también real frente al mismo mes del año anterior, es un aliciente que no mueve la aguja de las sensaciones a flor de piel de la clase media, particularmente, en donde muchos de sus integrantes se anotician mes a mes que se han desbarrancado hacia los temibles confines de la pobreza, solo con conocer los datos del costo de la canasta de bienes total. Los ingresos de los trabajadores públicos, sin embargo, cayeron en el mismo mes 1,2 por ciento. Los libertarios dirán que todo no se puede de golpe y que el camino hacia la estabilidad y normalidad es esforzado, extenso, sinuoso. Pero no cierran ciertas posturas inexplicables, como la cerrazón a la nueva fórmula jubilatoria que tiene media sanción de Diputados que surgió luego de un inédito y sorprendente acuerdo entre dialoguistas y kirchneristas; nueva fórmula que trataría en breve el Senado y que Milei ha anunciado que vetaría por su costo e impacto en las cuentas. “Degenerados fiscales”, ha llamado el presidente a los legisladores por semejante atribución que se han tomado para romper con el déficit cero alcanzado en la primera parte del año. El impacto de la “mejora” a los jubilados por el sólo hecho de reconocerles un 8 por ciento de inflación que quedó colgado del mes de enero es del 0,43 por ciento del PBI. Una muestra del cinismo político ha emergido con fuerza durante el debate de la Ley Bases y el paquete fiscal. Por caso, no se reunieron los votos para revertir la decisión del Senado de no permitir la eliminación de una serie de beneficios tributarios que reciben en la Argentina corporaciones y ciertas actividades promocionadas a las que se incentiva para inversiones, o bien para hacer bien su trabajo sin ninguna molestia o situaciones perturbadoras ni competidores; o el que reciben magistrados y funcionarios judiciales que no pagan ganancias como cualquiera. Y no hay mucho que agregar respecto del andar que demuestra la Justicia en general. La oposición dialoguista intentó avanzar en un aumento de los recursos del Estado del orden del 2 por ciento de PBI eliminando para conseguirlo parte de estos gastos tributarios que en su conjunto significan un 4,7 por ciento del PBI sumando los regímenes promocionales, vigentes todavía en varias regiones del país como aquel que funcionó entre fines de los 80, todos los 90 y parte del nuevo siglo beneficiando a las provincias vecinas a Mendoza y, claro, perjudicando a Mendoza. Entre todos, quizás sea el de la promoción de la industria electrónica de Tierra del Fuego el más controversial de todos. Las compañías instaladas allí, ensambladoras en su mayoría, no pagan ganancias, tampoco IVA y cuentan con el beneficio adicional de que sus productos no tienen competencia de otros que puedan ingresar desde el exterior porque no está permitido. Con lo que, cualquiera lo puede verificar a diario, el costo de una computadora o de un teléfono en el mercado nacional supera en dos y tres veces el valor de un producto similar o de mejor calidad y factura, comercializado en el exterior. Estos Gastos Tributarios también alcanzan, como beneficio por estar exentas del pago de impuestos a fundaciones, a la industria del medicamento humano, a los libros, diarios, revistas y hasta la medicina prepaga. La contradicción devenida en cinismo no es propia de Milei, de su gobierno, de sus funcionarios, ni tampoco de los legisladores que se oponen a la eliminación de los privilegios. Por supuesto que el kirchnerismo la llevaba como una marca indeleble. Muchos recuerdan la separata que Sergio Massa, siendo ministro de Economía del último kirchnerismo y su candidato a la presidencia, incluyó en la nota de presentación del proyecto de presupuesto para el 2024, para el año en curso: allí le dejó como una idea al Congreso que le dijera qué hacer con los gastos tributarios, cómo disminuirlos y cómo podar privilegios que desde el Ejecutivo no querían hacer, ni llevar adelante, ni asumir el costo. Claro que, por ese tiempo, el propio Massa y Milei siendo diputado nacional, condujeron y aprobaron la eliminación de la cuarta categoría de Ganancias en una clara medida demagógica y electoralista del momento, empujando al país a un pozo más profundo en el que estaba. Como ha dicho Santiago Kovadloff, “la Argentina es ese país en donde la experiencia no se convierte en enseñanza”. Me gusta: Me gusta Cargando...

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