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  • ENCEGUECIDOS POR EL ODIO. Intentaron matar a un familiar y terminaron con la vida de un vecino

    Concepcion del Uruguay » La Calle

    Fecha: 30/06/2024 06:17

    Un padre y su hijo cursan 11 años de prisión de cumplimiento efectivo, tras haber cometido el asesinato de otro hombre en la localidad de Villa Mantero. El ataque se produjo en el curso de una pelea familiar en la que los condenados pretendían terminar con la vida del medio hermano de uno de ellos y tío del otro. A mediados de agosto de 2018, la víctima, Maximiliano Robles, alias “Ñoco”, de 31 años de edad, se encontraba en la casa de su amigo Sergio Estuber, apodado “Queco”, cuando llegaron al lugar Rubén Alfredo Pastor de 39 años, alias “Pichuchi”, y sus hijos Ezequiel de 20 años, y el menor, de 15 años. Tanto Robles como su hijo mayor portaban cada uno un cuchillo. En esa instancia apedrearon la vivienda de Estuber desafiándolo. Estuber y su amigo Robles salieron y mientras los medio hermanos (Estuber y Pastor) se trababan en lucha, Robles intentaba separarlos. En esa instancia Ezequiel Pastor le lanzó un puntazo a su tío Sergio Estuber, y se interpuso Robles, quien recibió la puñalada en pleno pecho, mientras su padre le gritaba: “¡Matalo Eze, matalo!”. Al caer el herido, el hijo menor de Pastor la emprendió a puntapiés contra su cabeza. Seguidamente, los Pastor huyeron hacia su vivienda. Poco después llegó la Ppolicía y algunos vecinos informaron a los investigadores que los Pastor eran quienes comenzaban todos los conflictos. Su casa había sido incendiada tras este último cruento hecho. El juicio destapó viejas rencillas familiares El juicio tuvo lugar en nuestra ciudad el 19 de diciembre del mismo año en el que se presentaron en calidad de imputados, Rubén Alfredo Pastor y su hijo Ezequiel. Acerca del comienzo de la pelea, Pastor padre señaló que poco antes de la riña, él había recibido una golpiza por parte de su medio hermano Sergio Estuber. Éste, a su vez, manifestó que esa tarde había estado en un bar cuando llegó su medio hermano (Pastor) con quien tenía una manifiesta enemistad. En un momento dado Pastor le dijo que lo esperara que ya volvía y, efectivamente, volvió armado con un machete y lo corrió para agredirlo, pero mientras lo hacía perdió el arma, por lo que Estuber se volvió y le propinó un golpe de puño. Esto fue corroborado por un testigo, quien manifestó que todo estaba tranquilo hasta que esa tarde llegó Pastor con un machete desafiando a Estuber que estaba en el bar. Dijo que lo corrió con el machete y que en ese trance se le cayó de las manos, por lo que Estuber se volvió y le aplicó un golpe de puño. Esa noche Pastor volvió a desafiar a Estuber en su propia casa (todos los familiares vivían en la misma cuadra), circunstancia en la que su joven hijo Ezequiel se convirtió en asesino y el menor participó de la pelea yendo contra Robles. El testigo dijo que por la noche, Pastor y sus hijos salieron “en cueros” a buscar pelea “con todos”. Solo cesaron en su actitud cuando se enteraron que Ñoco Robles estaba muerto. Luego fueron detenidos. Asimismo, otro testigo recordó haber visto a Pastor peleando contra Estuber y a sus dos hijos ir contra Robles. Las pericias determinaron que la víctima había fallecido por “shock hipovolémico”, tras la grave herida que dañó su corazón y le causó una incontenible hemorragia. El joven Ezequiel, por su parte, manifestó que su intención no había sido asesinar a Robles, sino que éste se interpuso y en el tumulto de la lucha terminó lesionándolo. Más allá del homicidio, otras de las actitudes más reprochables que se ventilaron en el juicio fue la incitación de Pastor a su hijo para que matara a su tío Queco Estuber, y permitir que su otro hijo menor de edad, emprendiera a puntapiés contra un hombre que estaba gravemente herido y en estado de indefensión, tendido en el suelo. Casación confirmó la condena Concluida la audiencia, el Tribunal impuso 11 años de prisión de cumplimiento efectivo de Rubén Pastor de 39 años y a su hijo Ezequiel de 20 años. El fiscal había pedido 13 años de prisión para cada uno por el delito de “Homicidio simple”. El abogado defensor recurrió en Casación por la sentencia, la cual fue analizada por el Tribunal de la Cámara respectiva y confirmada en el mes de marzo de 2019. Por lo cual ambos acusados ingresaron a prisión. Punto final, ¿punto final? Todo hecho delictivo descubierto, investigado e imputado a un autor, tiene un proceso, un juicio y una sentencia. Pero a veces esa condena, ese dictamen de la justicia, no marca un punto final. Los conflictos, las peleas, los rencores siguen su curso, como ríos oscuros, llenos de lodo… Sin embargo, suele suceder que la imagen que queda grabada en las retinas, como resultado del conflicto, produce un shock tal que sí logra poner ese punto final, borrar todo. En este caso, me imagino que el punto de inflexión que produjo la imagen del cuerpo ensangrentado de Ñoco Robles, tendido al final de la bocacalle, mientras las llamas del incendio de la casa de los Pastor iluminaban la noche, pudo producir ese efecto. Ojalá que haya servido para ponerle punto final a ese encono que involucraba a personas de una misma familia, con la misma sangre corriendo por sus venas. Fue ese rencor el que terminó con la vida de un inocente que solo intentó evitar que se derramara, precisamente, la sangre de hermanos y terminó derramándose la suya. Ojalá que esa sangre generosa vertida haya podido lavar todo rastro de ese sentimiento homicida que animaba a los protagonistas de este hecho.

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