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  • Momentos fugaces de luces

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 25/06/2024 21:14

    Así como la luminosidad de una idea, un momento, un detalle minúsculo, nos revela aspectos aparentemente olvidados, como si de pronto cobraran vida hasta en sus mínimos gestos, la radiofonía pone en nuestros oídos instantes olvidados que frases reveladoras, como una fuerte descarga eléctrica nos ilumina revelándonos. En mi largo desandar por estudios, estar frente a diversos públicos, pensar y construir una producción que en el aire provocará seguramente, reacción, o simplemente silencio, que el oyente experimenta cuando emisor y receptor se fusionan. Muchas veces, ese milagro se da, otras no. Pero cuando sucede, de pronto ser tan solo uno, nos interconecta creando una pista de mano única. Es cuando los momentos fugaces de luces de la radiofonía, irradian la magia que solo la radio se permite, por ser inexplicablemente un puente comunicacional de gran alcance. Claro, para que ello suceda, se dan muchas condiciones, tono de voz, temas, pero más que nada esas que se llevan afecto, como un eterno abrazo de sabiduría y comprensión. Sensibilidad. Creíble. Sincero. Yo las he tenido, y las tengo, tal vez por el amor que ejerzo en lo que hago, amor y convicción en la compaginación de la música, en los temas elegidos y que por ende constituyan una marcada influencia. El tempo, esencial, pausado pero convincente, sin perder la ilación. Buscando siempre un parentesco de clima, una alianza de coincidencia, que asocie y aglutine. Hacer radio en serio, es ir de la mano de la veracidad, no hablando cosas sin sentido, por el contrario ejerciendo la sincerad de las buenas razones. Recuerdo, una vez, haciendo mi programa en la FM 95,3, de Radio Corrientes, tuve una de esas experiencias. Cada vez que tocaba algún tema de la Gran Orquesta de Jazz perteneciente a la Biblioteca Argentina para Ciegos, la BAC BIG BAND, un colega publicitario del Chaco, me llamaba. Esos momentos fugaces de luces se dan cuando la conexión es una sola, la sensibilidad se activa y pone en movimiento la magia de la palabra bien dicha, que no es otra cosa que la simplicidad, afectiva y sincera. En una de esas llamadas, produciéndose la misma coincidencia, mientras discurría el tema “Toma el Tren de la línea A” de Ellington, por la Orquesta de la Biblioteca Argentina para Ciegos, el amigo de siempre me, dijo por fono, si podía visitar el programa. Le dije, que sí. No pasó mucho tiempo. Hasta que un día, estando en mi “cápsula de emisión”, el sagrado y cálido estudio, efectuando mi parlamento, noté que la puerta se abría, lo cual para mí por mi serio respeto por la radio, no me permito ni permito, porque cualquier ruido o murmullo siempre distrae el mensaje pronunciado y rompe el encantamiento. Me hice un tiempo, giré para ver que por la puerta en libre apertura se asomaba un bastón blanco. Quedé estupefacto, al comprobar que se trataba de ese amigo del Chaco, que me pidió visitarme. Lo que nunca imaginé, que se había quedado totalmente ciego, quien a tientas merced al bastón blanco, avanzó hacia mí, para concluir en fuerte abrazo de sorpresa y alegría, estando en el “aire”. Contó en micrófono la conexión que tenía con la música interpretada por ciegos, como lo son los integrantes dirigidos por el saxofonista cordobés, invidente, Luis “Lulo” Barrera, con su similar naturaleza. Amén, para evidenciar que nada está perdido, y “todo es cuestión como se lo mire”, la voluntad, la resiliencia y el talento natural, las cosas imposibles siempre cobran formas que nos dejan atónitos, que exaltan las virtudes para sobrellevarlas. La orquesta en cuestión, BAC BIG BAND de la Biblioteca Argentina para Ciegos, está constituida por una abundante plaza de instrumentistas: 5 Saxos-2 Trompetas-2 Trombones—Piano-Guitarra-Contrabajo y Batería-más una Vocalista. Este material fue producido por Lito Nebbia para Melopea, bajo la denominación “B.A.C BIC BAND GROOVIN´”, en Febrero del año 1993. Para mí, “Hombre de radio”, la experiencia siempre está presente aunque no el amigo que me visitó entonces porque se ha ido para siempre. En realidad me permitió abrir las puertas para valorar enteramente los visos mágicos de la radio cuando uno deja parte de su vida en ella. Esas “luces” intermitentes que siempre guardan experiencias esclarecedoras, hacen crecer mi respeto por la radio, y tratar de aportar porque los mensajes guarden un cierto compromiso para la gran comunidad de oyentes que una onda en su espectro va inundando de palabras, música, e ideas a su paso. Hay un libro, escrito por un enamorado de la radio como los tantos que somos, el especialista Ricardo M.Haye que vuelca sus conocimientos en “Otro siglo de Radio. Noticias de un medio cautivante.” El da cuenta, que no se trata de hablar al cohete, sino a ejercer todas las experiencias que viven a diario sus oyentes, es decir comprometida sin olvidar los afectos, y tratar de contribuir acompañándolos con soluciones de ser posibles, sin desestimar rellenar constructivamente la soledad. “La Radio que late en nuestro imaginario se siente mortificada por la marginalidad hacia la que son empujados a diario millones de seres humanos por un sistema que consagra la exclusión como práctica cotidiana.” O, “Que nuevas generaciones de lúcidos realizadores mantendrán encendida la llama sonora que alumbra, cobija y conforta. En ellos reposa nuestra esperanza.” Esos “Momento Fugaces de Luces” se dan cuando la conexión es una sola, la sensibilidad se activa y pone en movimiento la magia de la palabra bien dicha, que no es otra cosa, que simplicidad, afectiva y sincera. Porque la palabra en definitiva, es compromiso, profunda y veraz.

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