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  • Eléctricos: cuidado con los extremos y las fake news

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 25/06/2024 21:09

    n Esta columna asume generalmente posiciones críticas para con las estrategias de marketing que intentan imponer a los automóviles eléctricos como la única solución para la polución ambiental, pero esa mirada no implica avalar la utilización de información errónea destinada a contrarrestar el avance de las llamadas “tecnologías limpias”. Por lo tanto, esta vez se trata de objetar una fotografía viral con la que se buscó ridiculizar a los diseñadores y constructores de vehículos de emisión cero. ¿Qué sucedió? Distintos usuarios de redes sociales publicaron y republicaron la imagen de un cargador de vehículos eléctricos alimentado por un enorme motor diésel. La foto busca mostrar el contrasentido en el que incurren los usuarios de Tesla u otras marcas de 100 por ciento eléctricos que, como consecuencia de la autonomía limitada de sus autos, se ven obligados a detenerse en lugares no planificados o a recurrir a fuentes de alimentación impulsadas por combustibles fósiles. Pero (al contrario de lo que puede creerse en una primera impresión) la foto en cuestión no se trata de una burda maniobra de contaminación indirecta (un fenómeno que sí ocurre en la fabricación de los llamados autos ecológicos por cuanto su proceso de construcción implica el uso de medios de extracción como maquinarias contaminantes y residuos no tratados) sino que es parte del experimento de un usuario particular de Australia, quien decidió construir el cargador sobre la base de un motor Cummins para ofrecer alternativas a los conductores de autos eléctricos que necesitan hacer largas distancias. Lo cierto es que John Edwards, un ingeniero jubilado de Oceanía, se cansó de esperar soluciones institucionales que dieran respuesta a la ausencia de infraestructura confiable para la recarga de su automóvil y puso manos a la obra. Nació así el ChargePod, un sistema que permite abastecer a las baterías de automóviles de emisión cero en lugares distantes de las grandes ciudades mediante grupos electrógenos que -ahí está el punto urticante- emiten dióxido de carbono al quemar gasoil. Según lo publicado por el sitio especializado español “Soy Motor”, se trata de un cargador Tritium Veefin de 50 kilovatios acoplado a un generador diésel que fue puesto a prueba en 2019 con buenos resultados, tanto que en los últimos años se aplicó en distintos segmentos inhóspitos de las rutas australianas, caracterizadas por geografía desértica y por la ausencia de estaciones transformadoras que entreguen fluido eléctrico en zonas escasamente o nulamente pobladas. Edward convocó en 2019 a diez propietarios de distintos modelos eléctricos, desde Tesla a BMW, que cargaron sus baterías durante aproximadamente 50 minutos cada uno. En total, el dispositivo ChargePod se mantuvo activo durante 9 horas y 15 minutos, lapso de tiempo durante el cual consumió 108,6 litros de gasoil. Esa cantidad de combustible sirvió para producir 368,4 kilovatios/hora a razón de 3.392 kilovatios/hora por litro, con lo cual se alcanzó un nivel de eficiencia aceptable, por debajo de lo que consume un motor térmico en condiciones de normalidad. Ejemplo: un Tesla Model S recorrió 164 kilómetros con la electricidad generada por 5,6 litros de combustible fósil. ¿Qué buscamos como conclusión? La idea del ingeniero australiano fue útil y sirvió (de hecho se aplica en la actualidad en Oceanía) para que los usuarios de autos eléctricos no se queden tirados por falta de autonomía en algún punto recóndito de los caminos interurbanos. Y el hecho de que utilicen motores diésel para producir esa energía no implica una lesión al ecosistema superior a la que podrían producir los transportes movidos por combustión interna. Ergo, lo que corresponde es admitir que hay un punto a favor en la tecnología eléctrica, que es parte de la solución para el reemplazo de las fuentes no renovables de energía (léase petróleo, léase gas natural), pero no por ello merece el monopolio de las motorizaciones de un futuro que ya llegó, pues muchas personas gustan de los vehículos “limpios” y no pretenden más que movilizarse sin las pasiones y placeres dinámicos proporcionados por los autos de motor convencional. De no caer en extremos se trata. Los eléctricos no son toda la solución, pero sí es cierto que llegaron para quedarse como parte de un abanico de posibilidades pensadas para cuidar el planeta. En este nuevo escenario, deberán convivir con otros sistemas como los motores térmicos, el hidrógeno y los combustibles sintéticos. Lo que no se debe hacer es demonizarlos sobre la base de fake news viralizadas por internautas que, sin conocer del asunto, denostan injustamente desarrollos como el ChargePod.

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