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  • Por los impactos de su celular en una antena, lo acusan de atentar a tiros contra dos edificios policiales

    » La Capital

    Fecha: 25/06/2024 01:16

    Roberto Chapire había sido detenido con la moto usada para balear la sede de la AIC y un destacamento de Tablada. Lo acusaban de encubrimiento, pero pericias telefónicas lo situaron en la ejecución de los hechos. Piden 25 años de prisión. Carteles con amenazas escritas en cartón fueron dejados en los ataques a tiros contra la sede de la AIC y el destacamento El Tanque. Cuando atacaron a balazos la sede de la entonces Agencia de Investigación Criminal (AIC) y un destacamento policial de barrio Tablada en agosto del año pasado, donde arrojaron carteles con amenazas a un fiscal y a una facción de Los Monos, en la casa de Roberto Chapire se encontró la moto usada para disparar contra los edificios policiales. Era una Guerrero 150 negra que, según dijo, no estaba en su poder cuando se cometieron esos atentados. Diez meses después, una pericia a su celular arrojó impactos en las antenas cercanas a los lugares baleados y esto motivó que, de simple encubrimiento, pasara a quedar acusado en la ejecución de los hechos con un pedido de 25 años de prisión . Esa condena requirió el fiscal Luis Schiappa Pietra al presentar este lunes el requerimiento acusatorio contra Chapire, de 22 años, ya no sólo por tener la moto usada en el hecho sino por intervenir en las balaceras que dejaron a un vecino herido de gravedad. Tuvo en cuenta la pericia al celular que ubicó al acusado en la zona de los hechos entre las 18 y las 20 de aquel viernes 25 de agosto y los mensajes que intercambió en esos días con el detenido como el tirador. Este último es Lautaro Núñez, de 21 años, cuyas huellas dactilares quedaron los carteles arrojados en las dos escenas. El letrero lanzado frente a la AIC rezaba, textualmente : “Nico Camino, Erik Masini y fiscal Edery, dejen de matar gente inocente o si no vamos a matar policías, juez y fiscales” . Cinco días después fue detenido en Chacabuco y pasaje Villar por esas balaceras y por el crimen de Laureano Cardozo, un joven de 23 años baleado al azar cuando abría la puerta de su casa para sacar a pasear el perro de su familia en la villa Flammarión. Núñez tenía causas desde adolescente y como mayor de edad había cumplido 9 meses de condena por encubrimiento. Ya en prisión, en diciembre fue acusado por el crimen del policía Leoncio Bermúez, baleado un mes antes durante el rescate de un preso del Hospital Provincial. Para la Fiscalía, Núñez fue uno de los internos que desde la cárcel de Piñero ofreció 2 millones de pesos por ese rescate. Otro rol Conectado por videoconferencia desde prisión, donde acusó problemas con el sonido, y asistido por el abogado Daniel Giordano, Chapire participó este lunes a la mañana de una breve audiencia realizada el Centro de Justicia Penal. En ese trámite el fiscal expuso un pedido de 25 años de condena que presentó contra él por delitos de tentativa de homicidio agravado, abuso de arma, intimidación pública, amenazas calificadas para obtener una concesión de un poder público y potación ilegal de arma de guerra. En los próximos días, dijo el fiscal, se presentará la acusación contra Núñez. Quien a las balaceras contra edificios policiales suma el crimen de Cardozo, todos hechos cometidos con una misma pistola calibre 40. Entonces se hará una audiencia conjunta de cara al juicio oral por el caso, a fin de definir las pruebas del debate. >>Leer más: Dos presos pagaron $500 mil por el asesinato de un policía La seguidilla comenzó el 18 de agosto del año pasado en Flammarión al 5100, en la zona sur. Desde un Fiat Uno con llantas negras abrieron fuego en esa cuadra justo cuando Laureano Cardozo abría la puerta de su casa para sacar a pasear el perro. Fue alcanzado por balazos en el pecho y en una mano que le causaron la muerte. Su familia, que promovió marchas por el caso, indicó que no tenía problemas con nadie y era ajeno a disputas mafiosas. El auto fue descartado horas después y en una pericia de levantamiento de rastros se relevaron huellas de Núñez en la ventanilla delantera del acompañante. El siguiente hecho ocurrió siete días después, sobre las 19, cuando dos atacantes en moto dispararon contra el frente de la AIC —actual Policía de Investigaciones—, de Lamadrid al 400. Antes de escapar en contramano hacia el oeste arrojaron el cartel dirigido a Edery y a miembros de una facción de Los Monos. Destinatarios Pablo Nicolás Camino, uno de los destinatarios, fue gerenciador de una franquicia de la banda y mantuvo una brutal disputa interna con otro grupo. Está acusado de idear el crimen del artista callejero Lorenzo “Jimi” Altamirano y de una balacera al supermercado de los suegros de Lionel Messi cometidos sólo para dejar un mensaje a sus rivales. Rodolfo “Eri” Massini, el otro, es un preso federal con condena por narcotráfico, acusado de actuar en sociedad con Camino en la violenta organización conocida como “La Mafilia”. El tercer hecho atribuido a Núñez y Chapire ocurrió minutos después del ataque a la AIC, a unas veinte cuadras, cuando dispararon contra el destacamento policial conocido como “El Tanque” de Doctor Riva y avenida Grandoli. Los testigos dijeron que dos personas a bordo de una moto Guerrero 150 con asiento negro y cuadro negro con vivos rojos y grises dispararon a la sede policial. En este lugar arrojaron una nota similar y resultó herido David Rodrigo O., un vecino de 34 años que esperaba el colectivo, con un balazo en la zona abdominal. De la moto a las antenas Filmaciones de la moto dejaron ver que la cuerina del asiento estaba rota. El 31 de agosto Chapire fue detenido tras un allanamiento a su casa de bulevar Seguí al 200, donde se encontró la moto Guerrero 150. Entonces fue imputado de encubrimiento agravado y la jueza Silvia Castelli le dictó la prisión preventiva por sesenta días. Luego ese plazo se prorrogó a la espera de pericias a su celular y al de Núñez. Con la apertura de los teléfonos, según expuso Schiappa Pietra, se descubrió que Núñez tenía agendado a Chapire, que “eran compañeros” y que en esos días habían intercambiado mensajes como “vamos a activar” o “traé la moto”, lo que daría cuenta de la organización de los ataques. A esto se sumó el rastreo de los impactos de antena del celular de Chapire. La medida arrojó que el teléfono, al igual que el de Núñez, impactó en zonas cercanas a los dos edificios policiales baleados. Con esta evidencia la imputación al dueño de la moto a escaló del simple encubrimiento a la de una intervención directa en los hechos, conductas por las cuales afronta a partir de ahora un pedido de 25 años de prisión.

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