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  • Julieta Ameglio, la fotógrafa de Funes que invita a descubrir el tesoro de la biodiversidad

    » La Capital

    Fecha: 23/06/2024 11:11

    El Paraná y sus islas forman parte de los recuerdos más preciados de su infancia. Salir con su papá a remar, escuchar el silencio y la naturaleza. Una autodidacta de Funes Julieta Ameglio: “Lo de remar era un hobby, pero lo que me gustaba era observar. Era una terapia” El Paraná y sus islas forman parte de los recuerdos más preciados de su infancia. Salir con su papá a remar, escuchar el silencio y los sonidos propios de la naturaleza, observar, sorprenderse, emocionarse, dejarse atravesar por la calma. Julieta Ameglio ( @juli_ame ) era la primera en anotarse cuando se presentaba el plan. Tenía la oportunidad de lograr “una conexión hermosa” y no se la perdía por nada. Por entonces, sus ojos sacaban las fotos que atesoraba en su cabeza y su alma. Hasta que llegó la cámara semiprofesional que la acompaña hasta hoy y las imágenes se multiplicaron, pero sobre todo, se compartieron. Ella asegura que con su trabajo como fotógrafa quiere dar un mensaje, o muchos. Tocar algo en quien las ve, despertar sentires. Y lo logra. —Soy de Rosario pero hace 8 años vine para acá buscando un mayor contacto con la naturaleza. Desde chica tenía la idea de tener mi casa con más verde, y eso lo encontré en Funes. —¿Y de dónde viene tu relación tan cercana con los animales, las plantas? —Remaba con mi papá por el Paraná. Estuve muchos años visitando las islas, conectándome con lo natural. Lo de remar, por ejemplo, siempre fue un hobby, y si bien me servía como actividad deportiva lo que a mí me gustaba era observar. Siempre era la primera que se enganchaba en las remadas. En esas salidas sentía una conexión hermosa con todo lo que nos rodeaba, era una terapia. Y de ese modo arrancó mi historia con la fotografía, siendo terapia, hace 13 años. —¿La cámara era de tu familia o tuya? —(sonríe) Hay una historia ahí. Resulta que con mis compañeras de trabajo solíamos jugar a la quiniela los días de nuestros cumples. Bueno, ganamos y así me compré la primera cámara. Mi conexión con la fotografía también viene de la mano de mi mamá, que solía tomar muchas fotografías preciosas. Ya con cámara en mano, a esas salidas empecé a combinarlas con las fotos. Con el tiempo fui resignificando el sentido de la fotografía, tratando de plasmar en las imágenes un mensaje. Creo mucho en estas herramientas como forma de educación ambiental. ameglio 2.jpg —¿Qué te dio esta actividad, en lo personal? —Un montón de cosas, eso fue lo más importante. Me relaciono con naturalistas, fotógrafos y autodidactas, solemos salir en grupo a visitar ambientes naturales y así me voy metiendo en este mundo natural y aprendiendo gracias a ellos, en lo referido a fotografía y en lo que tiene que ver con lo más técnico, relacionado con cada especie y los ambientes de los cuales dependen. Me fui encontrando con personas muy generosas de las que fui aprendiendo, tomando sus vivencias, lo que transmitían, y haciendo luego las mías. Hay muchos naturalistas santafesinos y hasta una plataforma de ciencia ciudadana llamada ArgentiNat que invita a las personas a conectarse, a aportar sus fotos, es una fuente de datos colaborativa que reúne mucha info sobre biodiversidad. Se han formado grupos de whatsapp a partir de esto y nos vinculamos por el amor a la naturaleza. Los grupos, la gente, te van contactando con otras, se va abriendo, vamos conociendo más, haciendo una red de localidades cercanas donde hay ambientes naturales, donde de paso hacemos un relevamiento de las especies aportando más y más información. —Esos son grupos heterogéneos por lo que entiendo. —Eso es lo lindo. Hay personas de todas las edades, con distintos trabajos o profesiones, pero todos unidos por ese mismo amor y respeto a la biodiversidad que nos rodea. Mirá, en las salidas, cuando hacemos avistajes, encontrás niños fotografiando, adultos mayores, está buenísimo, es un intercambio que nos enriquece. —¿La fotografía es tu profesión además de tu pasión? —Siempre digo que soy una autodidacta que se va perfeccionando. Aprendo de técnica. Mi cámara no es profesional sino semiprofesional (una Bridge) y aún hoy sigo conociéndola. Hice un curso en Funes con Mariano Leiva, un gran profesor de fotografía, quien me enseñó lo básico, pero fue fundamental. Conocer tu cámara, tu herramienta, te abre un abanico de posibilidades para lograr lo que buscás. Generalmente visito mucho los mismos lugares, suelo salir a fotografiar una vez por semana, y la verdad es que siempre me encuentro con algo nuevo, algo que antes no vi, o que lo miré o capté de otro modo. La isla de los Mástiles, la laguna del Embudo, el bosque de los Constituyentes, la reserva San Jorge en Funes, son algunos de los lugares que más visito. —¿Vas con algo pensado? —No, en general no. Nunca tengo una expectativa determinada, siempre es un desafío. La naturaleza siempre te regala algo. Te enseña a tener paciencia, a respetar a quien está frente al lente sea un animal, una planta, un insecto, o agua. Ellos están haciendo su vida y nosotros debemos conservar eso, sin interceder, ni molestar; respetar es lo más importante. Yo encontré belleza en eso de esperar, de sentarme a contemplar. La naturaleza y sus habitantes te van enseñando todo. Cuando estoy ahí no existen ni el tiempo ni el espacio. Me meto en ese mundo a observar y es sin dudas la mejor terapia. -Exhibís tu trabajo en Instagram, en redes, ¿también exponés en otros espacios? -Soy tímida, pero empecé a mostrar mi trabajo. En algún punto empecé a plantearme eso. Sentí que tenía que expandirme, profundizar en ese concepto de ir más allá de la imagen y llevar un mensaje. Cuando fotografío un territorio me ayuda a conocerlo, a valorarlo y eso me lleva a querer protegerlo, espero que eso mismo les pase a quienes lo registran a través de mis fotos. Justamente al mostrar lo que hago me contactaron de una organización que trabaja en educación ambiental, Save de Frogs Bs As (Salven a las ranas), una entidad que protege a las poblaciones de anfibios, que tiene como bandera promover una sociedad que respete la naturaleza, la vida silvestre. Allí aporté algunas fotografías, también participé con fotos en el libro Aves de Santiago del Estero , también en Aves Argentinas, y en Tesoro natural, un libro homenaje a Tito Narosky, un gran escritor, ornitológo y naturalista. Siempre que puedo me sumo desde la fotografía, a eventos o proyectos organizados por la Multisectorial Humedales, Taller Ecologista, Guardia Ambiental Funes, entre otros. Si hay cuestiones de ambiente y de conservación y puedo aportar, ahí estoy. ameglio 3.jpg -Sé que estás también en la Feria de la Fluvial. -Así es. Hace más de 10 años. Soy artesana, me encanta el arte en muchas de sus formas. También pinto. Ahí en la Feria de artesanos la Fluvial despliego más ese costado, hago filigrana en tela y voy mechando con modelado en porcelana fría y pintura con acrílicos. Mucho de lo que pinto tiene que ver con especies autóctonas. Y bueno, la fotografía tiene mucho de lo artístico. Todo está bastante conectado. Lo que siento es que los caminos están todos abiertos y me gusta mucho esa búsqueda. Ir caminando... -¿Cuál es tu mayor deseo con tus fotos? -Descubrir esos mundos paralelos que suelen pasar desapercibidos por la rutina que llevamos. Estamos todos muy apurados, buscando que todo pase ahora y ya. Es una pena porque perdemos la posibilidad de contactarnos con tantas cosas lindas. Insisto en que uno no puede valorar y defender lo que no conoce. Con mis fotos espero que pase eso: dar a conocer para querer y cuidar lo que tenemos.

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