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  • La clave del éxito empresarial en la era del conocimiento

    Buenos Aires » AmbitoWeb

    Fecha: 23/06/2024 06:50

    Es fundamental que todas las empresas reconozcan el valor estratégico del capital intelectual y adopten políticas de retención y capacitación del talento que estén a la altura, pero no sólo en la actualidad, sino pensando en lo que va a venir. En la vertiginosa carrera empresarial en la era del conocimiento, una verdad persiste: las empresas más exitosas no son sólo aquellas que poseen la última tecnología o estrategias comerciales innovadoras, sino las que reconocen y nutren su activo más valioso: “los cerebros”. En este nuevo paradigma empresarial, donde la revolución industrial del conocimiento redefine las reglas del juego, queda claro que el verdadero motor del crecimiento y la sostenibilidad radica en el bienestar y la capacidad de los trabajadores. Las políticas de retención y capacitación del talento no son una opción, sino una necesidad que cada empresa y empresario debe asumir con una visión a largo plazo. Ya en el siglo pasado, el reconocido filósofo en administración y negocios, Peter Drucker , había acuñado el término de “trabajadores del conocimiento”. Una definición que cobra muchísimo más valor en estos tiempos que corren. Las empresas que más han crecido en los últimos años han comprendido que el éxito se alcanza esencialmente evitando la peligrosa “fuga de cerebros”. En definitiva, los que crean los productos innovadores y las mejores estrategias comerciales son las personas y no las máquinas. Aquí es imperioso puntualizar sobre una cuestión que parece una verdad de Perogrullo, pero no está de más realizar la aclaración: La inversión en nuevas tecnologías es fundamental para la actividad de cualquier sector de la economía. Dicho esto, muchas empresas pueden adquirir esas innovaciones, pero no sucede lo mismo con los trabajadores. Cada uno es único e irrepetible, con su sensibilidad, con su subjetividad y con sus distintas capacidades. Justamente ahí, reside la clave del éxito. Si los empresarios no nos preocupamos por la “fuga de cerebros”, sufrimos por dos “wines”, cómo se dice en el fútbol. Por un lado, perderemos una pieza fundamental en el funcionamiento del negocio, pero eso no es todo porque, por otro lado, y lo que es aún peor, ese trabajador que dotamos de experiencia y forjamos su crecimiento, comenzará a brindar sus servicios a la competencia. De esta manera, no sólo perdemos una ventaja competitiva, sino que se la estamos transfiriendo a otro. Teniendo en claro este estado de situación, ahora hay que pensar qué podemos hacer para cuidar a nuestros “cerebros” y estimularlos. Lee Iacocca, quien fue un ícono en la industria del automóvil a nivel mundial, dijo en su momento: “Contrato gente más brillante que yo y les dejo hacer”. Esta maravillosa reflexión del empresario estadounidense pone de manifiesto que los “trabajadores del conocimiento” necesitan autonomía para ser innovadores, así explotan su potencial. Ahora bien, con esto solo no alcanza, claro está. Tal como dije anteriormente, y vale la pena repetir, la inversión en tecnología es fundamental. Un trabajador es mucho más eficiente con las mejores herramientas y la mejor infraestructura porque una persona puede tener una idea brillante, pero si no lo puede llevar a cabo por no contar con los recursos necesarios, es lo mismo que no la hubiese tenido. La era del conocimiento termina siendo un desafío para todos y un error muy común en el empresariado es descansar en estas mentes brillantes que supieron contratar e intentan retener. Quedarse quieto es sinónimo de fracaso, los empresarios tenemos que invertir en la capacitación, tanto nuestra como la de nuestros trabajadores, más que nada en estos tiempos que corren donde las innovaciones tecnológicas están a la orden del día. Es por lo que, como empresario, aplico en mi organización un programa de becas destinado a las más de siete mil mentes brillantes con las que trabajo, con el convencimiento que la formación personal es un factor clave en los negocios. Cualquier forma de adquirir conocimientos está lejos de ser una pérdida de tiempo. Puedo decir, sin temor a equivocarme por experiencia personal, que destinar horas de trabajo a esto nos garantiza un ahorro de recursos en el futuro. En este contexto, es fundamental que todas las empresas reconozcan el valor estratégico del capital intelectual y adopten políticas de retención y capacitación del talento que estén a la altura, pero no sólo en la actualidad, sino pensando en lo que va a venir. Solo así podrán construir organizaciones innovadoras y sostenibles en un mundo en constante cambio. Finalmente, destacamos que invertir en el desarrollo y el bienestar de los trabajadores, además de ser una cuestión ética y moral, es una estrategia inteligente para garantizar el éxito empresarial en la era del conocimiento donde el talento humano es el motor principal del progreso y la prosperidad. Fundador y Director Ejecutivo de Grupo L.

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