Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La inquieta vida del "todoterreno" de Funes

    » La Capital

    Fecha: 23/06/2024 00:39

    Cristian Mirtuono es campeón de mountain bike, consultor de marketing, ambientalista y encargado de prensa de los bomberos de Funes El Flaco Mirtuono: "El día que me subí a una bici de mountain bike dije 'Esto es para mí'. Y no me bajé más" Un todoterreno. Un consultor de marketing que no puede bajarse de una bicicleta de mountain bike ni de su pasión por la defensa del medioambiente y que hace prensa en los bomberos. Todo eso junto, separado por etapas, en subida o en bajada, como las exigentes pruebas a las que se somete con su bicicleta voladora, es la vida del funense nacido en Rosario Cristian Franco Mirtuono, de 50 años. “Me hice adicto a la adrenalina”, resume su loco berretín por las dos ruedas infladas al palo. Un metro 87 y medio, físico de jugador de básquet o de vóley, ojos claros, cabello rubio escaso y el equipo profesional de ciclista de montaña (que incluye remera azul y negra, pantalón negro con guantes grises, casco, anteojos y todas las normas de seguridad imaginables, que rematan en un sujetador del casco que se puede abrochar en movimiento con un imán). El flaco Mirtuono llega pedaleando a la entrevista en el circuito de ciclismo situado atrás de la estación ferroviaria de Funes y se pasa una media hora larga pedaleando y haciendo piruetas seguido por el fotógrafo para la producción gráfica de la nota. Nacido el 9 de julio de 1973 en el centro de Rosario, es hijo del publicista Alberto Mirtuono (quien tuvo una de las primeras agencias de la ciudad) y de Diana María Cambureat. –El mismo. El Berto Fontanarrosa cayó un día a la agencia con el Negro y le dijo a mi viejo: “Mi hijo lo único que hace es dibujar y jugar al básquet”. –Fontanarrosa lo nombró a tu viejo en varias entrevistas en La Capital y en El Gráfico. –Mi viejo tenía un atelier en Echesortu y el Negro iba, pero eso no quiere decir que él le haya enseñado a dibujar. El Negro ya era un genio. Mi viejo abrió Forma Propaganda y el Negro trabajó con él muchos años. Era como de la familia, venía a comer a casa. Cuando me casé me hizo la tarjeta con un dibujo de La Eulogia, pero medio Rosario tiene dibujos del Negro. –¿Tu viejo fue su primer representante? –El Negro tuvo un representante editorial y otro comercial, que fue mi viejo. Un día vino y le dijo: “Quiero que sea mi representante porque hago dibujos, los usan en avisos y me pagan dos mangos. Así que mi viejo fue su representante comercial y yo le hice algunos contratos en inglés. Mi viejo era un publicitario muy reconocido y fue mi mayor maestro en principios y valores y en el aspecto profesional. Me encanta el diseño, que estudié con Quique Fenner, pero a los seis meses me puse a estudiar marketing. –¿Cómo fueron tus comienzos en la agencia de publicidad? –Me crié en una agencia de publicidad, en épocas de pinceles, fotolitos y cartones. En la Agencia Forma, que estaba en un subsuelo de Oroño y 9 de Julio. Conocí un mundo de antes, tan bohemio, lleno de humo, papeles, mugre y grandes artistas como (el dibujante) Gabriel Ippoliti, que vive en Funes y nos hizo un dibujo bárbaro para los bomberos. –¿Cómo llegaste al mundo digital? –Hice la transición digital con la primera red del país que conectaba una Mackintosh con Windows con un gerente de Apple. En el 97 trabajamos 11 meses en Mundo Digital con mis hermanos Martín y Gabriela, y desarrollé el marketing digital, que dio el paso al punto com, en el nacimiento de internet. Y también desde temprano tuve participación ciudadana en la Asociación de Agencias de Publicidad. –¿Cómo fue tu infancia? –Viví mi infancia entre La Florida, Alberdi y el Abasto, con mucho baldío, arriba de una Gracielita roja, con la que a los 11 años me quebré una muñeca en una rampa, pero era la mano o la cabeza. Desde muy chico estaba obsesionado con la naturaleza y en mi casa de Presidente Roca al 2500 miraba las hormigas. Yo soñaba con encontrar en el jardín una salamandra, pero lo único que cayó un día fue una cigüeña enferma. La otra pasión de chico eran los acuarios y fui uno de los fundadores del Club Rosarino de Acuarismo. Amo la vida acuática y tengo un ecosistema con peces y plantas. mirtuono 2jpg.jpg –¿Cuándo te picó el bichito del mountain bike? –A los 23 años descubrí que soy adicto a la adrenalina. De chico era ciclista y en el 94 empecé a hacer moutain bike, que había salido hacía poco. Mi hermano –cuatro años menor-– se compró una bici de mountain bike y yo también. El primer viaje fue a La Cumbrecita con Lucas Siciliano, donde avisamos a la policía que nos íbamos hasta Villa Alpina, pero un viaje de dos horas nos llevó seis y nos perdimos, sin agua ni comida, hasta que un puestero le dijo a mi viejo “Vaya por donde se ve el sol”. Es un camino a Villa Alpina, donde desde arriba se ve todo, pero desde abajo no. Así que llegamos como en (la película) Viven”. Habíamos dejado el auto, con comida y plata, en La Cumbrecita. Una pareja nos rescató, el muchacho me llevó en auto y mi hermano y Lucas se quedaron a comer con la mujer. Fue mi bautismo de fuego en la montaña y dije: “Esto es lo mío”. –¿Cuándo debutaste en una carrera? – Debuté en cross country o XC en el Parque Sarmiento de Carcarañá, en el 96. Me subí a una mountain bike y no me bajé más. Soy un apasionado del mountain bike, que es un deporte de amigos y que te permite conocer lugares como en la prueba de Cerro Bayo, en Neuquén, que de otro modo no conocerías. El otro día hice cinco minutos de bajada y llegué detonado. En la mitad reventé una goma. Después la inflé al palo y no se llanteó, pero terminé muy cansado. En carreras no me caí nunca, pero en un entrenamiento me di un palo contra un árbol. Esto no es para locos. Un amigo de Buenos Aires casi pierde un brazo, la lesión no tiene solución mecánica y no puede levantarlo ni competir a este nivel. –¿Corrés contra vos mismo? – No soy competitivo. Me gusta hacerlo bien con un instructor como el español Jesús “Chus” Castellanos, el único que tiene una escuela Shimano. En el primer mundial lo conocí y en noviembre de 2012 recorrimos juntos el país y soy instructor de su Escuela Técnica de Mountain Bike Planet MTB By Shimano. Chus es una leyenda. –¿Cómo es el mountain bike? – Hay giant (gigante) de super enduro, en Estados Unidos; hay cross country de sendero; súper enduro y descenso. El enduro es ascenso y descenso. En el enduro algunos bajan y se toman una cerveza o fuman y no suben. –¿Cómo es el Open Shimano de Enduro? – Hay tramos de enlace entre puntos de una cima a otra y se suman las bajadas y el tiempo de carrera. –¿Cuáles fueron tus carreras más destacadas en la categoría Master C? – Fui primero en el Open Shimano Enduro 2023 en Las Pircas; subcampeón en el Open Shimano Enduro 2023 en Tucumán, Mendoza y Córdoba; tercero en el Campeonato Argentino de Descenso Facimo 2024; y también participé en el Mundial Master DHI (descenso) UCI 2023m en Villa La Angostura, y en la Riders Cup 2024, en Río Ceballos, Córdoba. –¿Cuándo comenzaste con tu participación ciudadana? – De temprana edad empecé a participar en cuestiones ciudadanas o grupales con la fundación de la Asociación de Agencias de Publicidad. En un país con un montón de cosas para quejarse me pareció que era importante hacer algo. Me ofrecieron ser concejal varias veces, pero los partidos están teñidos de un montón de cosas. –¿Qué era el Bici Cultura Funes? – A través del marketing hacíamos eventos con (el ambientalista) Marito Parodi y mi amiga Gabriela Balzi, quien un día me dijo: “Tenés que venir a Bici Cultura Funes, un grupo de locos de la vida saludable donde la bici era un conector con la vida libre, el trabajo sustentable, una ciudad plena y no peligrosa”. Hicimos una fiesta con cuatro mil personas, una carrera y un recital de Mamita Peyote hasta que la Municipalidad me contrató para organizar una carrera y creé el Rural Bike de la Amistad en parejas. La hicimos tres veces, la última fue declarada de interés provincial para la ONG Sonríe –que nos pagó un año el alquiler– y los dos siguientes para los bomberos, donde hago prensa. –¿Qué es Rural Mountain Bike? – En 2013 conocí el enduro en La Cumbrecita con el Mountain Bike Fiesta de Rosario, con el que estuve 10 años. El mountain bike es una gran disciplina en la montaña, donde hay un montón de variantes como cross, enduro, descenso. Lo que no existe es el Rural Bike porque es aburrido, en el que algunos se compran una bicicleta de dos mil dólares y van al campo. Y yo lo puse en un bosque, con varios atractivos como puentes, lagunas y la presa del Ludueña, porque los argentinos somos de inventar cosas. mirtuono 3.jpg –¿De pibe querías ser bombero? – Yo quería ser bombero, pero eso competía con la bici porque tenía que estudiar un año y medio los fines de semana. –¿Cómo llegaste a Funes? – De chico vine tres años seguidos en el verano a la casa de un amigo y en el 99 me vine a vivir cuando no había autopista ni Kentucky y Funes era el patio trasero de la represa del Ludueña. Volví a Rosario, pero mi corazón se quedó acá, y cuando me separé volví en 2012. –¿Sos un funense de Rosario? – Tal cual. Por eso te dije que nací en Rosario, no que soy rosarino. Me crié entre la casa de Presidente Roca al 2500, donde teníamos la puerta abierta, y la de mis abuelos en La Florida, donde íbamos por el caminito del rosedal hasta el campo arado. Era otro mundo. –¿Cómo surgió tu pasión por el cuidado del medioambiente? – Funes es la ciudad que más creció, no hay más campos ni infraestructura para tantos barrios nuevos y no tiene un sentido de pertenencia. Necesitamos 50 bomberos, pero sólo tenemos 18. –Mario Parodi sostiene que no hay que podar los árboles. –Totalmente de acuerdo. No hay que tocarlos: primero porque el árbol es un ser vivo y segundo porque no necesita que lo poden. En la calle Pellegrini hay vecinos que estaban contentos porque podaron y bajaron las copas de los plátanos. Una aberración. –¿Qué pasó con los 40 eucaliptus que talaron en un colegio de Almafuerte y San José? –Un eucaliptus se cayó sobre un auto en Almafuerte y San José y sacaron más de 40 ejemplares de ese tamaño, sin ninguna necesidad. La ley provincial del arbolado dice que no se puede sacar un árbol salvo que sea un riesgo para la vida. Lo mismo hicieron en la autopista, donde sacaron árboles. Los árboles son mejores que la soja. No tenemos conciencia del daño que causamos con nuestra forma de vida. Si hiciéramos compostaje reduciríamos la basura a la mitad y mejoraríamos el ecosistema. –¿Funes es tu lugar en el mundo? – Yo sentía que sí, pero el pueblo se transformó en ciudad. Los funenses son pocos, pero no importa dónde naciste, lo que importa es la filosofía de vida. Hay gente que viene a vivir a Funes y quiere cambiar el entorno sin respetar nada. Hoy no es el lugar que elegí para vivir. –¿Qué le dirías al rosarino que viene a vivir a Funes? – Que Funes es un lugar con espacios naturales, que tiene que tomar conciencia de que es un lugar tranquilo y verde, y respetar y ser cuidadoso con el medioambiente. Y que cuide la limpieza. Para no pelearme, un día le dije a un rosarino “se te cayó un papel”. ¿Y sabés qué me contesto? «Gracias, lo tiré».

    Ver noticia original

    También te puede interesar

    Examedia © 2024

    Desarrollado por