Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Las controversias de los historiadores sobre los huarpes

    » Diario Sanjuan

    Fecha: 22/06/2024 07:32

    Las controversias de los historiadores sobre los huarpes Para el historiador Horacio Videla –autor de la monumental obra Historia de San Juan- los huarpes eran el grupo aborigen más importante de esta zona del mundo. Para Teresa Michieli, respetada arqueóloga, directora hasta que se jubiló del Instituto Mariano Gambier, había pueblos aborígenes más importantes que los huarpes pero las lagunas de la historia se ocuparon con la transmisión oral y no se estudiaron las fuentes. Estas son algunas de las controversias entre los destacados investigadores. El origen de los huarpes — Para Teresa Michieli: «Es una discusión entre los arqueólogos de Cuyo quiénes fueron los antecesores y todavía no está probado y aceptado. Nosotros tenemos nuestra hipótesis bastante probada sobre cuál es el grupo generador de lo que luego van a ser los huarpes y son los poblamientos ubicados en los valles del río San Juan. En los valles de Zonda, Ullum y de río San Juan, incorrectamente llamado de Tulum, y del río Mendoza. Son grupos que a partir del año 1000 o 1200 colonizaron los valles y dominaron los ríos, haciendo los oasis que hoy conocemos”. — Para Horacio Videla “Lo cierto es que estos primeros moradores de Cuyo fueron originarios del Tucumán y algunos de la región pampeana, descendientes a su vez de los peruanos, en un movimiento migratorio que, partiendo del Asia a través del estrecho de Behring, había poblado a América. Los indios calingastas, tribu étnica y filológicamente comprendida en la familia huarpe, aunque con algunos caracteres propios dictados por el aislamiento en las precordilleras andinas y por la mayor influencia incásica, estaban radicados en los valles de Angualasto, Pismanta, Pchimoco, Iglesia y Calingasta, llamado este último paraje por los aborígenes, Catalve. Algunos estudiosos sostienen que los indios calingastas serían distintos de los huarpes, y los denominan capayanes”. — Para Carmen Peñaloza de Varese y Héctor Arias “Descendientes de los huárpidos, el tipo racial mejor caracterizado por sus rasgos australoides entre los primitivos habitantes de América, los huarpes ocupaban a la llegada de los españoles, el área central de Cuyo. …Otra población, la capayana, estaba asentada al norte de los huarpes. Por mucho tiempo se la consideró diaguita o cacana dada la similitud de su cultura, pero estudios recientes, especialmente lingüísticos, han permitido individualizarla por su lengua, la capayana, distinta a la cacana”. La importancia del pueblo huarpe — Para Teresa Michieli “El huarpe es el hombre local, que había sido conquistado por el inca, y ya era un hombre sojuzgado a la llegada de los españoles y en proceso de cambio y de desaparición de su cultura. No es de los grupos que estuvieron en el norte de San Juan entre los años 1200 y 1400, que era una sociedad con un desarrollo socioeconómico muy grande, que había terminado incluso cuando llegó la conquista incaica. A esa cultura se conoce como Angualasto, por el lugar donde habitaban. Eran fuertes, con contactos internacionales llamaríamos ahora, con comercio. No se les da el lugar que se merecen porque recién se estudia ahora y hay una tendencia de la cultura conquistadora, eurocéntrica, que trataba de minimizar los logros de sus conquistados. Y lo que hemos mamado y repetido es que los indios siempre fueron indios y siempre fueron iguales, que dentro de su cultura no había profundidad ni cambios. Desgraciadamente supervive esa idea de identificar lo indígena con los huarpes”. — Para Horacio Videla: “El argumento contra el carácter huarpe de esos indios, sin embargo, carece de consistencia por sí sólo y parece destruirse por sí mismo. El carácter dócil del aborigen sanjuanino, el espíritu industrioso y poco aficionado a la guerra, la repugnancia por el robo y el idioma que nada tenía que ver con el de los araucanos, confirman al Tucumán como lugar de procedencia de todos. Entre los naturales de Cuyo, los huarpes fueron por todo concepto lo más interesante como factor humano”. La descendencia — Para Teresa Michieli: “Inmediatamente, con la conquista española, se produce un gran movimiento de pueblos dentro de la provincia y la región, así que la mayoría de los grupos que conocemos como huarpes o diaguitas, se formaron ya con cruzamientos de distintas etnias. Los huarpes eran grupos locales que encontraron los españoles cuando llegaron a San Juan y Mendoza a mediados del siglo XVI. En 70 años hubo un gran movimiento de pueblos, provocado por los españoles que se llevaban a los huarpes a trabajar a Santiago y La Serena ya que los indios chilenos estaban rebelados. Las ciudades estuvieron a punto de desaparecer a principios del siglo XVII porque los grandes propietarios chilenos habían dejado sólo a sus administradores para no perder sus encomiendas. En 1630 cambia la situación y la población comenzó a afianzarse. Acá no quedó descendencia directa de huarpes porque los españoles produjeron un quiebre sustancial e ingresaron a los pueblos dominados a una lengua y religión única. En 50 años la cultura de los huarpes prácticamente desapareció”. Cómo eran — Para Teresa Michieli: “El padre chileno Ovalles es el único que habla sobre la apariencia de los indios de Cuyo en el siglo XVII. Decía que los hombres eran morochos, altos y delgados pero no decía sobre qué indios hablaba porque podían ser huarpes, paraguayos o mocovíes. Tenemos momias de los grupos anteriores a los huarpes y sabemos cómo eran pero no hay momias de los huarpes y por eso no sabemos cómo era su tipo físico. Los pocos restos que había desaparecieron y desde hace 500 años vivimos encima de donde habitaron ellos. Además, los españoles no medían más de 1,60 y si otro medía 1,70 les parecía alto. — Para Horacio Videla: “Según el cronista historiador Ovalle, los indios huarpes eran “altos como varales, delgados, bien tallados y dispuestos, generalmente más velludos y barbados que los indios de Chile” aunque no se dejaban crecer la barba, sino que se la rasuraban como era su costumbre. Estos nativos lucían una piel de color bronceado más oscuro que la generalidad de los indios americanos, debido acaso al sol quemante de Cuyo, y el cabello renegrido y lacio, era usado largo y natural. Una creencia popular les atribuye ojos verdes claro aunque no cuenta a su favor con ninguna referencia concreta de la época. Las mujeres eran agraciadas, altas y delgadas. …El indio huarpe, en suma, era el más hermoso de entre los naturales del nuevo mundo. Altos, cenceños, la estatura media se calcula en 1,70 metros los hombres, y 1,60 metros las mujeres, de cráneo alargado, piel oscura y abundante pilosidad, en contraste con los aborígenes que eran lampiños”. La leyenda del Alkázar — Teresa Michieli: “Los españoles le pusieron Alkázar al cerro por el castillo musulmán. Pero la historia del cacique es inventada y no es una leyenda porque ni siquiera está en los cronistas antiguos. La leyenda es un relato anónimo y oral que pasa de generación en generación. Monseñor Audino y Olmos escribió varios cuentos como el del Cacique Pismanta y después todo el mundo dijo que eran leyendas pero no es así. El único relato que puede ser leyenda aparece en las crónicas de fines del siglo XVI y es un antecedente de la Difunta Correa con protagonistas indígenas. Todo lo demás no tiene sustento porque son cuentos”. Soychú, la potestad del bien En el Tomo I de su obra “Historia de San Juan”, Horacio Videla asegura que los huarpes reconocían a dos poderes superiores: Soychú, la “potestad del bien” y Valichú, como “espíritu del mal”. Sobre este punto, Teresa Michieli desmiente las afirmaciones de Videla.“Soychú y Valichú son el invento más grande. No tengo la más mínima idea de dónde Videla sacó esos nombres porque no hay ningún registro sobre eso. Los mapuches creían en Walichú o Gualichú, que era algo parecido, pero no se sabe nada sobre los otros nombres. Este es uno de los temas sobre los que más se conoce en relación a los huarpes y se sabe que creían en Hunuc Huar que era el dios que moraba en la Cordillera”. Los otros pueblos Para Teresa Michieli, en San Juan habitaron diaguitas y olongastas, “El nombre diaguita se lo pusieron los españoles pero en realidad eran kakanos que estaban en las provincias del noroeste hasta Jáchal. Después de 1630 son traídos por los españoles a San Juan para trabajar. Pero los olongastas no existieron. Eso fue la creación de un investigador de Mendoza, que con dos menciones sobre eso creó toda una entidad”. Teresa Micheli en el programa La Ventana Algunos datos clave Por Teresa Michieli Aunque durante décadas creímos en los relatos de distintos historiadores sobre el pueblo huarpe, Teresa Michieli asegura que muchas afirmaciones son falsas. En base a sus investigaciones, aclara: >Los huarpes no dejaron descendencia porque ese pueblo desapareció. >Los incas no diezmaron a los huarpes porque los querían como mano de obra. >La descripción física que hicieron los historiadores de este pueblo no tiene fundamento real. >Nunca veneraron a Soychú y Valichú. >El Cacique Angaco no existió y Teresa de Ascencio no era india. >Los olongastas no existieron. >El Cacique Huazihul tampoco existió y la leyenda del Alkázar fue en realidad un cuento inventado por los obispos al igual que la leyenda del cacique Pismanta.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por