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  • Entre Ríos, Argentina

  • Dos reconocidos arquitectos crearon su refugio familiar del Delta en total armonía con el entorno

    » La Nacion

    Fecha: 21/06/2024 06:20

    Inspirada en las construcciones de las islas y la forma de los aguaciles, la casa se despliega articulada sobre un bosque de sauces que mira al río Paraná. Escuchar Los arquitectos Bárbara Berson y Horacio Sardín son pareja y colegas, pero no son socios. Aunque comparten la pasión por la arquitectura, cada cual tiene estudio y sus proyectos. Casa Libélula fue una excepción. Decididos a experimentar y aprovechar al máximo del entorno natural que ofrecía el Delta, dieron forma a este proyecto especialmente diseñado para disfrutar de la vida familiar. El muelle de llegada tiene mesa y reposera, todo construido con la misma madera que el resto de la casa. Albano García “Llegamos acá buscando una arquitectura profundamente relacionada con el entorno”, cuenta la pareja. Un terreno a la vera del Río Paraná con un bosque de sauces y “una comunidad de vecinos muy fuerte y solidaria” era el lugar perfecto para echar raíces. Revalorizar la arquitectura local El punto de partida para el proyecto fue la idea de reinterpretar la arquitectura vernácula, simple y sabia. De ahí se tomó la idea de las casas populares característica de las islas del Delta, construidas en madera y metal, con galería perimetral e integrada de forma respetuosa al paisaje de la zona. La arquitectura no agrede a la naturaleza. Por el contrario, se integra al despliegue silvestre. Albano García “De los aguaciles tomamos esa forma -tan sutil y liviana- de posarse sobre el agua; las patas delgadas, el cuerpo más importante y esas alas que emergen como un diseño increíble” El segundo aspecto fundamental, que le da su nombre al proyecto, está en la morfología de la casa, un diseño que nació de la observación de los alguaciles. De estos insectos tan típicos de la zona tomaron la inspiración para una planta en la que los distintos volúmenes se despliegan sobre el terreno sostenidas por muchas patas delgadas. El resultado es este refugio que pareciera levitar sobre el suelo. Despliegue articulado En el centro del espacio, una isla separa el estar del comedor. Albano García La casa está compuesta por un conjunto de piezas ensambladas de madera que forman tres niveles. En el intermedio se ubica el espacio que más se habita, que también se distribuye en tres cuerpos. El volumen más grande se destinó para el área pública y consiste en un gran ambiente central en el que se distribuye un comedor, un estar y una cocina que funciona como isla nuclear del espacio. Las chimeneas a leña calefaccionan los ambientes sin depender de medios mecánicos. Albano García “Todos los muebles -desde las camas hasta las perchas- fueron diseñados por nosotros. Se hicieron con sobrantes de madera por los mismos constructores isleños que trabajaron en la casa”. La silla Libélula tiene tres patas. Cuando se la ve desde un ángulo parece que está apoyada mágicamente en dos. Albano García La estructura de perfiles sobresale hacia afuera de la caja, permitiendo que las carpinterías se corran al exterior y los interiores se convierten en espacios semicubiertos como galerías. Son las alas de la libélula. Los extremos de los cuerpos se desmaterializan en sus bordes exteriores, con carpinterías espaciales que suman frente, laterales y cubierta. Albano García Privacidad con vista al verde El ingreso a la casa su ubicó en este hall de acceso acristalado que une los diferentes espacios. Del otro lado del living-comedor están los últimos dos cuerpos, reservados para las áreas privadas y de descanso. Los cuerpos del nivel intermedio están revestidos en un entablonado de madera quemada. Albano García En los dormitorios el diseño también es austero, sin más elementos decorativos que las vistas de los sauces y el paisaje del Delta que se apropia de los interiores. Los dormitorios simulan una nave que avanza hacia el paisaje natural con increíbles vistas panorámicas. Albano García Para proteger la privacidad de las vistas, los dormitorios se adelantan en ambos frentes al volumen del estar-comedor. Albano García Acompañar los ciclos naturales En el primer nivel de la estructura lo que se propuso es “una especie de arquitectura de sumersión”. “Por momentos, es invadido por el agua y aparecen peces nadando abajo. Es un espacio de sombras, el más fresco y conectado con la tierra”, cuentan los arquitectos. Una fiel representación del vínculo estrecho del diseño con la naturaleza y sus ciclos. En el camino posterior, una plataforma cuadrada ofrece un espacio íntimo para la reunión familiar y con amigos, con fogón incluido. Albano García “Para que la casa se apoye en el terreno levemente, elegimos tener muchas patas delgadas de madera colocadas en tablones del mismo material y una base de bolsas recicladas con arena abajo de cada columna. Estas le dan firmeza al suelo -que originalmente es muy blando-, pero evitan la pesadez”. Mirarador único Los sobretechos flotan sobre la casa y se convierten en miradores, lugares para meditar y observar el paso de los días. Albano García El tercer nivel aloja una terraza, “un gran deck de madera que cubre el 100% de la casa y genera un sobretecho que le da sombra. Al estar un metro por encima de la casa, se hacen corrientes de aire que liberan el calor en verano y bajan varios grados la temperatura interior”. Diseñar sustentable Uno de los grandes objetivos que Sardín y Berson se plantearon al empezar el proyecto fue encontrar la manera de impactar lo menos posible en el entorno que habitan. Además del sistema de sobretechos, desarrollaron una serie de mecanismos sustentables pasivos que le dan a su hogar una mayor eficiencia térmica: Se aisló la construcción para evitar pérdidas de calor en invierno y su ingreso en verano. Así, “la casa es muy calentita en invierno y fresca en verano de forma natural”. La estructura de columnas y vigas se construyó por fuera de las cajas constructivas, una decisión clave para evitar puentes térmicos. Las carpinterías son de doble vidrio hermético. Al abrirse completamente, se generan corrientes cruzadas. El calentamiento del agua se logra mediante una serpentina de caños negros que está en la terraza y se calienta con el sol. Esto colabora con un termotanque eléctrico. En los dormitorios, se sumó un sistema de escotillas laterales (pequeñas ventanas con agujeritos) que ventilan a la altura de las camas. Escotillas laterales facilitan la ventilación. Albano García

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