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  • El regreso de Argentina potencia

    » La Prensa

    Fecha: 16/06/2024 11:14

    En el terreno de la política exterior hay ocasiones en que el gobierno libertario de Javier Milei se mueve con cierta brusquedad, con poco tacto. Exhibe también rasgos exóticos. Cuestiona a China y Brasil, socios comerciales de relevancia; se alinea con Estados Unidos e Israel; viaja al Silicon Valley y se multiplica en fotografías con empresarios como Elon Musk, Mark Zuckerberg y Sam Altman. Le prometen inversiones, él garantiza seguridad jurídica. Cuesta creerlo pero en pleno siglo XXI agita aún el fantasma del comunismo. -¿Cómo se movió el gobierno en el terreno de la política exterior? -Introdujo un cambio programático muy fuerte, esta idea de un alineamiento con los Estados Unidos e Israel como norte. Creo que planteó una opción muy nítida, cosa a la que Argentina no estaba muy acostumbrada. Eso obviamente genera todo tipo de ruido porque el alineamiento que propone Milei está en contradicción con nuestras alianzas comerciales. Los principales aliados comerciales son Brasil en primer lugar; América Latina en su conjunto en segundo lugar; y China tercero. La verdad es que Estados Unidos e Israel son componentes muy menores del comercio y la inversión con Argentina. Estados Unidos es importante en la parte financiera y monetaria por su rol en el FMI y en el mundo de la deuda en dólares, pero en inversión y comercio es un actor menor. Milei está optando por un alineamiento geopolítico como apuesta a futuro y veremos cómo sale. -Hay cierto afán del presidente por construirse como un líder a escala mundial. ¿Qué hay en todo eso que muestran los medios extranjeros? -La estrategia dominante de Milei es que él no es un político más. De hecho ni siquiera es un político, es un fenómeno excepcional en el ejercicio de la presidencia. Muestra que está muy por encima de la política porque juega a nivel internacional y eso es parte de su comunicación. Por eso busca todo el tiempo la foto con Elon Musk, que digan que es amigo de Trump, o que es un líder de la derecha internacional. Eso lo transmitió. Después creo que él encontró una cierta identidad. Aparece en política buscando ser distinto del bicoalicionismo kirchnerismo-Juntos por el Cambio, y también encontró un ancla mostrándose aliado con un tercer bloque, que es la nueva derecha. Hace poco Macri hace una crítica a Pedro Sánchez desde el PP (Partido Popular español), y Milei se diferencia diciendo que él no es eso, que no es la centroderecha tradicional sino la nueva derecha. Esto pasa por ese lado. Es una apuesta. Si esta nueva derecha se fortalece en Europa o si gana Trump en Estados Unidos, ahí se le abre otro club de amistades internacionales. Hoy en esta línea internacional Milei está sólo porque casi no tiene gobernantes la nueva derecha, sacando a (Giorgia) Meloni y eventualmente a (Nayib) Bukele, que es un tipo distinto. Igual estos líderes son nacionalistas, creen en el Estado. Inclusive Vox es mucho más estatista que Milei, pero él encontró ahí un lugar de pertenencia. -¿Su identificación con la Escuela Austríaca va en contra del posicionamiento político de la nueva derecha? -Ninguno de estos amigos de Milei es libertario. De hecho, el Partido Libertario de los Estados Unidos está en contra de Trump. Milei es un libertario en términos filosóficos pero que está alineado con los conservadores nacionalistas a nivel internacional, siendo que él no es ni conservador ni nacionalista. Bueno, a lo del nacionalismo le está encontrando la vuelta. -¿Por la relevancia que le da al rol de las Fuerzas Armadas, entre otras cosas? -Milei está encontrando un nuevo tipo de discurso patriótico en Argentina. Lo está ensayando. La idea de que Argentina no es el Estado sino la sociedad, y que esta sociedad aspira a ser potencia. Esto de hablar de Argentina potencia es relativamente nuevo, nadie lo ha visto en los últimos 40 años. El último que habló de esto fue Perón. Creer que tu país puede ser una potencia, en cualquier parte del mundo significa encarnar un discurso nacionalista. Un nacionalismo optimista, no pesimista o melancólico. Milei reorganiza esto con la idea de que representa lo mejor del pasado glorioso de la Argentina del siglo XIX, y que él lo proyecta hacia el futuro.

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