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  • La jugada del Papa Francisco para frenar la Ley de Bases, el espanto contra Milei y la quirúrgica invitación de último momento a Kicillof

    » Clarin

    Fecha: 16/06/2024 06:10

    Hace 11 años y tres meses que Jorge Bergoglio debería haber dejado de ser Bergoglio para convertirse en el Papa Francisco, el máximo líder de una doctrina religiosa con más de 1.400 millones de feligreses. A nadie se le debería exigir olvidar del todo el corset ideológico que acumuló en su vida pagana. El Sumo Pontífice quizás haya aprendido a abrirse a la pluralidad en el Vaticano, pero le costó y le sigue costando demasiado aislarse de la disputa política interna de su país de origen. "Todo lo que Jorge hace en referencia a su país, hay que interpretarlo en clave política. Siempre fue así y no va a cambiar. Lo que hace o dejar de hacer está pensado para dar señales y dejar en claro a quiénes apoya y, sobre todo, a quiénes condena", sostiene ante Clarín un alto jefe de Buenos Aires, íntimo de Bergoglio cuando era Arzobispo Coadjutor. Arzobispo Tucho Fernández fue el que le gestionó la reunión a Axel Kicillof con el Papa Francisco. Cómo no sucedía desde cuando pidió "cuidar y proteger" a Cristina Kirchner, a quien bendijo con cuatro reuniones privadas y tres saludos públicos, el Papa pareció otra vez reemplazar la sotana por un delantal que le permitiría interferir en la cocina política interna de argentina. A fin de mes o principios de julio, los diputados deberán aprobar las primeras dos leyes de Javier Milei, que ya lleva quemados casi un 15% de su gestión. El camino es largo. La oposición todavía dominada por el kirchnerismo perdió la primera gran batalla, en el Senado. También habría que anotar a un descolocado Martín Lousteau, el conductor solitario que le estaría costando horrores seducir a los que conduce al radicalismo. Sus correligionarios no le devuelven ni una de primera. El "Caballo" Suárez, sindicalista condenado por Corrupción que estuvo varios años preso, con Cristina y otros funcionarios y dirigentes, en la visita al Papa en junio de 2015. A todo esto, ¿dónde estará Gerardo Morales, el hombre fuerte de la UCR que acordó ser reemplazado por el creador de la 125? Vaya uno a saber. Dicen las habladurías (seguramente malintencionadas) que andaría con algunas complicaciones de comunicación con su heredero, el gobernador jujeño Carlos Sadir. Volviendo a las fuerzas del cielo, no precisamente las de Milei sino las del Papa. Como era de esperarse, Francisco supo milagrosamente antes que nadie que entre el miércoles y jueves se trataría la Ley de Bases. Un pedido de audiencia con el Sumo Pontífice suele durar varios meses. Pero algún destello divino iluminó a los sindicalistas kirchneristas de Aerolíneas Argentinas que justo fueron recibidos por el Papa el mismo día en que se trataba la ley que, originalmente, planteaba la privatización de la empresa aeronáutica que en los últimos 10 años dejó un déficit de US$10.000 millones. Vuelos caros y deficitarios para la clase media y alta que deben ser bancados por los más pobres, esos que probablemente nunca o casi nunca se subirán a esos aviones. Bergoglio accedió a la foto de ocasión con los gremialistas de AA, con una amplia sonrisa, bandera y cotillón, por si a algún despistado se lo cortó la señal. Tras haberse reunido más de una hora con Axel Kicillof, el Papa tuvo un cruce seco y apurado con Javier Milei en el G7. El verdadero regalo de Dios lo recibió Axel Kicillof. Si bien, el dueño del Clío Carli Bianco había pedido la reunión con el Papa a principios de año, en la Gobernación se enteraron de la fecha casi de sopetón. Curioso, o no tanto: la convocatoria fue unos pocos días antes de la maratónica ley, para ser recibido justo en el medio de la votación. Pero todo puede fallar, la foto de ambos llegó unas pocas horas después de la votación, a media mañana argentina del jueves pasado. Fue la primera vez que Bergoglio recibe a Kicillof. Fue en Domus Sanctae Marthae, la Casa de Santa Marta, donde vive el Sumo Pontífice. Fue una charla amena, más extensa de lo que se esperaba. Hay quienes aseguran que el encuentro superó la hora y media. El que gestionó el cónclave para ser leído en clave como un rechazo a las leyes de Javier Milei, "sobre todo al ajuste neoliberal", le aclaran a Clarín desde Roma como si hiciese falta, habría sido el alter ego terrenal de Bergoglio: el cura Víctor "Tucho" Fernández. Al parecer, el cura cordobés "Tucho", apodo que recibió del fantástico futbolista de Racing Norberto Doroteo Méndez, acumula dos pasiones: la palabra de la sagrada biblia y la doctrina de Juan Perón. "Axel y Carli cocinaron lento una relación estrecha con Tucho. Iba seguido a sus misas como fuerte gesto de apoyo al cura. Y se quedaban hablando sobre el acoso de las políticas neoliberales que podían invadir el país y de las que finalmente llegaron de la mano de Milei", señala un conocedor de primera mano de esos domingos de misa. Un periodista que también intima con el Papa, remarca que en ese odio a la derecha que promueve un estado austero ("y ausente"), está anotado Bergoglio. "Desde siempre", asegura. Macri lo sufrió en carne propia, aunque la relación entre ellos era buena hasta que algo que hizo el ex presidente cuando aún no era presidente enfureció al Francisco. Alberto Fernández, en cambio, fue una gran desilusión. Luego vinieron los gestos de destrato de Bergoglio hacia Macri y Fernández que no necesitarían decodificación. "Le debo confesar que yo siempre creí que usted era otra cosa". Los que la conocen, fue la ocasión más cerca que Cristina estuvo en su vida de pedir disculpas. El que la escuchaba era Francisco, tiempo después de haber asumido. Durante años, Néstor Kirchner lo quiso meter preso. Lo acuso de ser el jefe de la oposición de la centroderecha macrista y de ser cómplice de los militares. Hasta tuvo que comparecer ante un tribunal para desligarse de una denuncia por supuestamente haber entregado a amigos párrocos a la dictadura militar. Los sindicalista K fueron recibidos por el Papa Francisco en el mismo día en que el Senado trataba la Ley de Bases con la posibilidad de privatizar Aerolíneas Argentinas. Aquel "cuiden y protejan a Cristina" vino por parte de Bergoglio después de ese primer encuentro con ex presidenta. Más clemencia que misericordia. Los que conocen los movimientos del Papa, aseguran que nunca estuvo tan próximo lo que sería su primera visita al país. "Lo decidirá en septiembre, luego del viaje que hará por Asia y Oceanía", indican. Y agregan: "Para venir a la Argentina tiene que estar bien con el Presidente Milei, para evitar que la derecha no salga a putearlo. También, obvio, con Kicillof para poder recorrer el Conurbano y mezclarse con los pobres. Acordate que Juan Pablo II visitó el Mercado Central en La Matanza". Milei, el del ajuste más crudo de la historia, recibió un fuerte mimo del Papa en su primer encuentro. Ese gesto se enfrió en el cruce que tuvieron el jueves en el G7, cuando Milei intentó abrazarlo pero Francisco lo cortó en seco para seguir saludando a otros mandatarios. Ah, ese mismo día había estado más de una hora con Kicillof, quien se encargó de hacer trascender que el Papa estaría preocupado por “los avances de la ultraderecha” y que habló con él de “la deserción del Estado” en la Argentina. Creer o reventar.

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