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  • Milei y sus fratelli europeos: qué implica la ultraderecha para los derechos de las mujeres

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    Fecha: 16/06/2024 04:54

    “Yo soy Giorgia. Soy una mujer. Soy una madre. Soy italiana. Soy cristiana”. Así dice el mantra con infinitos remixes y reversiones en YouTube que repite Giorgia Meloni, primera ministra de Italia desde 2022 y líder del partido Fratelli d’Italia. Es, además, la única mujer de un partido de ultraderecha que preside un país de la Unión Europea. Meloni fue quien invitó a Javier Milei a viajar a Italia para participar de la cumbre del G7 el jueves de esta semana. A pesar de apoyarse en los mismos cimientos, las políticas y propuestas por los derechos de las mujeres llevadas adelante por la ultraderecha tienen algunos puntos radicalmente distintos en Argentina y en Europa, donde están los referentes de Javier Milei. En ese sentido, ¿todos los partidos de ultraderecha son antiderechos de mujeres? La realidad es que no. O, al menos, no de la misma manera. Veamos. Cómo conciben a las mujeres Giorgia Meloni moderó su discurso y la radicalidad de sus políticas en los últimos años, a la vez que colocó su ser mujer en un lugar central en su discurso y en su ontología política. Esto no les gusta a los autoritarios El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad. Hoy más que nunca Suscribite Pero la manera que tiene de empoderar a las mujeres es muy diferente de como suele hacerlo el feminismo que conocemos de la izquierda cultural. Para Meloni, la “ideología de género” (es decir, el feminismo tal y como lo conocemos) no busca eliminar la discriminación hacia las mujeres, sino que, en cambio, invisibiliza a la mujer y, en especial, la maternidad. En lugar de darle el poder a las mujeres por su capacidad de traer vida al mundo, según Meloni, el feminismo busca neutralizar la posibilidad de maternar de las mujeres. A su vez, la intransigencia que mostró frente a la filtración de unos dichos misóginos en boca de su exmarido la dejan en una postura hasta entonces inédita en un país como Italia, y que no existe políticamente en la Argentina: Giorgia Meloni representa una posición conservadora, antifeminista, antiLGBTI y transfóbica, pero a la vez altamente a favor del cuidado las madres (heterosexuales), al garantizarles desde el Estado una serie de comodidades como guarderías, descuentos impositivos y subsidios, y a favor de la autosuficiencia de las mujeres al celebrar que aumentaron los puestos de trabajo ocupados por mujeres en Italia. En Argentina, no tenemos representantes de ultraderecha que reivindiquen explícitamente a las mujeres en tanto mujeres. Es parecida a la de Meloni la concepción que tiene el ultraderechista Viktor Orbán en Hungría, reflejada en las políticas que lleva adelante. Por ejemplo, exime de pagar impuestos de por vida a las que tienen más de cuatro hijos, u ofrece clínicas de fertilidad estatales para fomentar la reproducción en su país. Estos políticos defienden a las mujeres en su función biológica, capaces de ser madres y piensan de manera separada las políticas de género y diversidades, una división que no suele hacerse en el feminismo progresista de izquierda por considerarse una visión transfóbica de la mujer. Ministerio de la Mujer, afuera A seis meses del gobierno de Milei, la motosierra también llegó a los recursos contra la prevención de la violencia de género desde el Estado. Entre otras: prohibió el uso del lenguaje inclusivo en documentos oficiales; cambió el nombre del Salón de las Mujeres Argentinas del Bicentenario de la Casa Rosada por Salón de los Próceres; y cerró el ex Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidades, transformado previamente en Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género. Pero a la vez, decidió conservar la ESI y actualizar trimestralmente la Asignación Universal por Hijo. Con el mismo ímpetu, Giorgia Meloni para fines del año pasado había recortado el 70% de los recursos estatales dedicados a la prevención de estas violencias. La idea de quitar las instituciones del Estado destinadas a prevenir y paliar la violencia de género parece ser tomada del partido español de ultraderecha VOX, que junto con el Partido Popular (partido de centroderecha) había hecho exactamente lo mismo el año pasado en relación a las concejalías de Igualdad de muchas de las ciudades donde gobiernan en España. Hace pocos días, Javier Milei fue criticado por Pedro Sánchez, presidente de España, por el cierre del ex Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidades. Lo cierto es que, en rigor, para poder evaluar el perjuicio o inocuidad de estas medidas en la Argentina es necesario contrastar si en esta nueva etapa sin casi acompañamiento institucional estatal la violencia de género avanza o permanece como está. Nuestras mujeres o ellos El problema migratorio es uno de los grandes desafíos de Europa de los últimos años. En este asunto, la ultraderecha enlaza directamente la inmigración islámica con la violencia hacia las mujeres. La presunta falsa conciencia de la ultraderecha europea relativa a las políticas de apoyo a las mujeres es una de las críticas que se le hace a estos partidos. Estas críticas sostienen que estas políticas no buscan proteger a las mujeres, sino que responden a un miedo infundado por parte de los líderes de este sector al fenómeno conocido como "el gran reemplazo". Esta teoría expresa la idea de que la población blanca europea está siendo reemplazada por inmigrantes, especialmente refugiados. En consonancia con esta narrativa, se argumenta que los inmigrantes, particularmente los musulmanes, son los principales responsables de la violencia contra las mujeres. Quien encabezó las listas de las elecciones europeas por el partido VOX de España, Jorge Buxadé, cree que el Pacto sobre Migración y Asilo que acordó la Unión Europea implica "prostitución de menores e inseguridad para nuestras mujeres". También Santiago Abascal, presidente del mismo partido, ha pedido a Pedro Sánchez que explique por qué deja entrar a España oleadas de varones que no respetan a las mujeres y por qué se han multiplicado las violaciones desde que es presidente. Abascal resume la situación de la siguiente manera: “o Pedro Sánchez o la seguridad para las mujeres”. Marine Le Pen, la líder del partido ultraderecha en Francia llamado Agrupación Nacional y la gran ganadora en las elecciones del Parlamento Europeo del pasado domingo, también tiene esta postura y enfrenta críticas similares a las de VOX. Es acusada de instrumentalizar los derechos de las mujeres para promover su xenofobia y especialmente islamofobia. Sus detractores señalan que la mayoría de las víctimas de violencia de género conocen a sus agresores, lo que indica que la mayoría de los perpetradores serían franceses y no extranjeros. Marine Le Pen Por su parte, la única política que afecta a los inmigrantes desde la nueva gestión en Argentina la llevó adelante Patricia Bullrich con el protocolo antipiquete, en el que establece que los datos de los extranjeros que participen en movilizaciones serán transmitidos a la Dirección Nacional de Migraciones, aunque, en este caso, el fin nada tiene que ver con la violencia hacia las mujeres sino con la búsqueda de orden social. En Argentina, desde el gobierno la inmigración no se considera un peligro hacia las mujeres, pero sí en Europa, como expresó Javier Milei en un comunicado en el que criticó las políticas de Pedro Sánchez, presidente de España. Así, se pronunció exactamente de la misma manera que el partido VOX. Gestación, aborto y subrogación Al ponderar tanto la maternidad, era esperable que estas ideologías estuviesen en contra del aborto. Hay una única líder de ultraderecha de los mencionados que está abiertamente a favor del aborto legal, y es Marine Le Pen. Es Francia, además, el primero en el mundo que incorporó este derecho a la Constitución a principios de año. El Parlamento Europeo ha votado hace pocos meses a favor de incluir el acceso al aborto en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE. Sin embargo, algunos conservadores de ultraderecha como Viktor Orbán llevan adelante medidas polémicas como la implementación de una ley que obliga a las personas gestantes que quieren abortar a escuchar los latidos del corazón del feto para disuadirlas de tomar esa decisión. Las políticas de Meloni en Italia no son tan escandalosas pero sí similares. Por una parte, dejó en claro que no quiere modificar la ley que garantiza este derecho desde el año 1978. Pero mientras tanto, esta semana consiguió que se quitara de la declaración conjunta del G7 el derecho al aborto, y con el mismo espíritu que Orbán, su gobierno permite que grupos antiabortistas ingresen a las clínicas para disuadir a las mujeres que están considerando abortar. Leyes muy parecidas que finalmente no se aprobaron votó el partido ultraderechista Alternativa para Alemania. Nuestro presidente Javier Milei, siguiendo estas ideologías, resumió su postura en la siguiente frase: “El aborto es un asesinato agravado por el vínculo y la desproporción de las fuerzas". Además del aborto, otro tema biológico sobre las mujeres sobre la que se posiciona la ultraderecha europea es la subrogación de vientre. Además, es uno de los únicos asuntos en el que todos los ultraderechistas coinciden. Jordan Bardella, el candidato de Le Pen de 28 años (conocido como “el yerno ideal”), dijo al respecto: “estoy filosófica y políticamente en contra de la subrogación porque estoy en contra de la comodificación del cuerpo, de la comodificación de los vientres de las mujeres”. Además de la polémica que significa mercantilizar los cuerpos, la subrogación es rechazada por otra razón. Esta práctica es asociada por los ultraderecha con las parejas del mismo sexo, aunque estadísticamente no sea así, ya que el 90% de las parejas que utilizan la subrogación son heterosexuales. En los países donde gobierna la ultraderecha, el estigma es grave y la homofobia alta, y por eso es cada vez más difícil en estos países poder llevar adelante la paternidad y maternidad en parejas no heterosexuales. Estas posturas expresan una tendencia conservadora y antineoliberal por parte de la ultraderecha en el campo de la política social. Pero a pesar de ser políticas que pueden ser vistas como limitantes de la autodeterminación de las mujeres, es significativo cómo aumentó la imagen positiva de estos líderes entre las votantes. Por ejemplo, Marine Le Pen no sólo solo superó en las elecciones del Parlamento europeo del pasado domingo al partido oficialista de Emmanuel Macron, sino que además su electorado femenino aumentó 10 puntos en los últimos años. Javier Milei no se pronunció explícitamente en contra de la subrogación de vientre en la Argentina. Pero incluso a pesar de que sea muy probable que esté en contra, como consecuencia del vacío legal que hay en esta materia nuestro país se convirtió hace poco tiempo en un destino donde esta práctica se lleva adelante de modo cada vez más común. En ese sentido, prima más el neoliberalismo que el conservadurismo. La brecha también es climática En Argentina, las mujeres ganan 28% menos que los hombres, mientras que en Europa la diferencia promedio es del 13%. La brecha de género no es sólo salarial, también hay desigualdad académica, educativa, tecnológica... y también el cambio climático afecta en distinta medida a los hombres y a las mujeres. De la siguiente manera. No es sólo por cuestiones biológicas, como que las muertes por el calor de las mujeres son casi del doble que de las de los hombres; o que al tener las mujeres entre un 15% y 20% más de células grasas que los hombres y los tóxicos se almacenan allí, entren más tóxicos en sus cuerpos; o porque los disruptores endócrinos de la contaminación afecten al feto y a la calidad de la leche materna. Además, se comprobó que luego de las olas de calor aumenta la agresividad y el maltrato, provocando así que aumente el riesgo de femicidio hasta en un 40%. La Ley Bases recientemente impulsada por el gobierno y aprobada en el Congreso implica un retroceso en asuntos de protección ambiental. También el partido VOX en España planteó derogar el Pacto Verde europeo. En estas posturas, la prioridad está puesta en el desarrollo de las actividades económicas extractivas, sin tomar en consideración los efectos y perjuicios sobre el ambiente. En este sentido, los perjuicios que puede tener la contaminación ambiental sobre las mujeres quedan demasiado atrás en las prioridades. Es evidente que la postura del actual gobierno argentino en relación a los derechos de las mujeres es exigua y sin un programa coherente y dirigido. En comparación con sus pares europeos, con cuyas propuestas se puede estar en desacuerdo pero, al menos, las mujeres son concebidas como entes sobre los cuales hay que planear propuestas, el desinterés del gabinete y la falta de ideas en esta materia es desconcertante. Lo cierto es que evitar nombrar el problema no hace que desaparezca.

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