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  • El viaje de Isabel a España 15 días antes de la muerte de Perón y el Parkinson que Franco ya no podía disimular

    » Infobae

    Fecha: 16/06/2024 02:45

    Franco condecora a María Estela Martínez de Perón con la Orden de Isabel la Católica Crédito: Tata Yofre A pesar de tener claros síntomas de resfrío, el sábado 15 de junio de 1974 el presidente Perón se trasladó a la Base Aérea de Morón para despedir a su esposa María Estela Martínez de Perón y al ministro José López Rega que emprendían un viaje a Ginebra, Roma y Madrid al frente de una importante delegación. Los medios gráficos de esa jornada publicaron una gran solicitada con la foto del Ministro de Bienestar Social, informando que “La Argentina Potencia Consolida Su Presencia Internacional”. La numerosa delegación que los acompañó estuvo integrada, entre otros, por el edecán presidencial, teniente coronel Alfredo Díaz y su esposa Malena, Beatriz Haedo de Llambí, Hilda de Gelbard, Magdalena Álvarez de Seminario, el embajador Omar Vaquir, el coronel Ramírez, jefe de Seguridad, el Secretario de Deportes y Turismo Pedro Eladio Vázquez, la modista Ana de Castro, la secretaria privada Dolores Ayerbe, los senadores nacionales Humberto Martiarena y Oraldo Britos, el diputado Rodolfo “Fito” Ponce y el dirigente metalúrgico Lorenzo Miguel. También integraron la delegación las esposas de los tres comandantes de las Fuerzas Armadas, Fautario, Anaya y Massera. Para el largo viaje el avión presidencial fue acondicionado con dos compartimentos bien definidos divididos por una cortina. El primero lo ocupaban la vicepresidenta, López Rega y el peluquero con su señora. La estadía en Roma tenía carácter privado aunque no se obviaron algunos contactos con empresarios para convocar las inversiones italianas al país y en especial una planta siderúrgica y una central nuclear. A pesar de los trascendidos sobre la privacidad de la estadía, el “Corriere della Sera” de Milán informó que Isabel visitó al presidente Leone en el palacio Quirinal, se entrevisto con Mariano Rumor, Giulio Andreotti y el empresario Giovanni Agnelli entre el 17 y 18 de junio. En Buenos Aires el mismo lunes 17 los más altos dirigentes de la Confederación General Económica se reunieron en la Sala de Situación de la Casa Rosada con el presidente Perón y le solicitaron medidas económicas para paliar la situación. Una foto de ese instante muestra a un Perón con traje oscuro y cara preocupada, con el Edecán Naval, capitán Pedro “Pirincho” Fernández Sanjurjo, con la mirada perdida. Franco condecora a María Estela Martínez de Perón con la Orden de Isabel la Católica Crédito: Tata Yofre Los visitantes le pidieron que en lugar del medio aguinaldo que correspondía se diera un aguinaldo completo a fin de junio. Perón respondió afirmativamente: “No va a haber dificultades”. “Compañeros, dijo el presidente de la Nación, está en el ánimo de todos nosotros interpretar que todo esto que se ha venido produciendo, ha sido más bien un hecho político y no un hecho económico. Se han aprovechado algunas circunstancias de carácter económico para producir un hecho político que ya he tratado de poner en claro el día 12, cuando hice mí exposición para el país… creo que las propuestas son excelentes y justas, en primer término, y en segundo lugar que no están en contra del equilibrio del Pacto Social, que no lo podemos romper porque será siempre el pacto oficial para una y otra parte. Nadie saldrá beneficiado en romper el pacto social; además, el aumento de los beneficios del producto bruto en el país ha aumentado extraordinariamente”. Nadie podía saberlo, ni siquiera el propio Perón, aunque intuía la fragilidad de su salud: ese fue el último día que pisó la Casa Rosada. Al día siguiente (18 de junio) Isabel va a mantener un encuentro personal de casi una hora con Su Santidad Pablo VI y al despewdirla el Santo Padre exclamó un “Viva la Argentina”. Días más tarde, en Ginebra, hablo ante la Organización Internacional del Trabajo y pocas horas más tarde se desplazaría a Madrid. El 19 de junio la salud del presidente comenzó a manifestar una claro deterioro y Jorge Taiana se vio obligado a llamar a Roma y decirle a López Rega: “El general está mal. Creo que es conveniente que se venga lo más rápido posible. Pero no preocupe a la señora.” En la madrugada del 21 el ministro de Bienestar Social llegaba a Buenos Aires y tomó el control en la residencia de Olivos opinando a los medios: “El general está bien, tiene un simple resfrío que yo también tengo.” Un comunicado de la Presidencia de la Nación informó que el presidente Perón inició sus actividades a las 8.30 y finalizó a las 11.30, habiendo conversado con el coronel Vicente Damasco, José Ber Gelbard y José López Rega. Perón estaba atravesando sus peores días mientras la Cámara de Diputados de la Nación sancionaba el proyecto de ley para erigir el Altar de la Patria. El 29 de junio Isabel anuncia que asumió el mando presidencial Crédito: Tata Yofre Ya en España, Isabel va a pronunciar el 25 de junio una conferencia en el Instituto de Cultura Hispánica donde se refiere a la conquista de América y la histórica relación entre España y la Argentina y luego hablo ante las Cortes comparando su estilo de trabajo con el Parlamento argentino. En Madrid Isabel se alojó en el palacio La Moncloa y Francisco Franco le brindo un almuerzo en el palacio El Pardo en el que se lo pudo observar al dueño de casa con un parkinson avanzado. Como le costaba acercarse al borde de la mesa se puso su asiento sobre una tarima. La señora de Díaz recordó que se lo entendía poco y mientras servía un plato de salmón y luego ciervo, cazado por “el generalísimo” según algunos asistentes, la conversación mantuvo un perfil poco interesante, en especial se hablo sobre corbatas. Llamó la atención un mantel rugoso antiguo donde el pan no estaba sobre un plato sino directamente sobre el mantel en el que se destacaban unos saleros de Cellini. A la hora del intercambio de regalos, la vicepresidenta Perón sorprendió al Caudillo con un fusil con mira telescópica y culata de jacaranda que el homenajeado no pudo levantar e Isabel recibió la condecoración de la Orden de Isabel la Católica que, en su momento, Perón no acepto recibirla. Observando el espectáculo, la señora del teniente general Leandro Anaya le dijo en voz baja a la señora Malena Díaz que le contara “algo triste porque me voy a reír”. La esposa del edecán militar solo atino a decirle: “en Buenos Aires se está muriendo Susana Brunetti”. El presidente convalece del estado gripal” tituló “La Prensa” en su edición del miércoles 26 de junio, agregando que trabajaba en el chalet de Olivos y que había recibido al doctor Caraballo, los coroneles Corral y Damasco y al jefe de la SIDE, general de división (RE) Alberto José Epifanio Morello. También se informó que había llegado a la Argentina el embajador en México, Héctor J. Cámpora. La excusa que dio su hijo Héctor fue que había venido a preparar la visita que debía hacer al país, el próximo 17 de julio, el presidente mexicano Luís Echeverría. Sin embargo, el título más importante de “La Prensa”, a cuatro columnas, trataba sobre un nuevo acto de violencia: “Fue secuestrado en La Plata el director del diario ‘El Día’”. También se informó a la prensa que la vicepresidenta llegaría el viernes 28 de Madrid. No se decía por qué adelantaba su viaje. Eran todos murmullos que no se publicaban en los diarios. “¡Gracias a Dios el general Perón se recupera favorablemente y a la mayor brevedad posible se reintegrará totalmente a sus funciones. En esta casa parece que entró la gripe con fuerza y no nos quiere dejar…que hasta yo, que soy bastante resistente, la he contraído. Tal es así que el general Perón y yo nos levantamos para atender a los ministros y luego de cumplir con ellos cada uno se reintegra a su dormitorio”, explicó José López Rega en la tapa de La Razón del viernes 28 de junio. El 29 de junio Isabel anuncia que asumió el mando presidencial Crédito: Tata Yofre “Tengo la satisfacción de poder decir que he encontrado al señor presidente muy bien, con estado de ánimo magnífico y en una franca recuperación médica”, no pudo dejar de sostener el canciller Juan Alberto Vignes, a quien no se permitía entrar a la habitación del presidente de la Nación. La misma edición tituló con el retorno de la vicepresidente desde Madrid y del ministro de Economía de Lima, Perú. Las palabras de buena ventura que pronunciaron López Rega y Vignes, el día anterior, chocaron contra la dura realidad pocas horas más tarde cuando La Razón del sábado 29 tituló a toda página que, en presencia de Jorge Garrido, escribano mayor de gobierno, “Perón delegó el mando, asumió la Primera Magistratura del País la Vicepresidenta de la República” que “lo ejercerá hasta tanto restablezca su salud el Presidente de la Nación”. “Isabel” dijo en un discurso transmitido en cadena a las 14.20 que dada “la marcha ascendente del país obliga a una intensificación de los esfuerzos”, por tal razón, Perón “de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 75 de la Constitución Nacional, ha resuelto delegar el ejercicio de la Presidencia de la Nación…”. Tampoco pudo evitar hablar el titular de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri: “Después de la crisis que soportó en la madrugada, el general Perón está descansando y está bastante recuperado”. Desde todos los costados del arco político e institucional se dieron mensajes de solidaridad a la esposa de Perón. En ese sentido sobraron las declaraciones. Según informes de la época después de la ceremonia de transferencia del mando presidencial, Benito Llambí, el ministro del Interior, se instaló en su piso de la avenida del Libertador y recibió en forma sucesiva a dirigentes de un buen número de partidos políticos. Todos plantearon una coincidente queja: “el ocultamiento con que se había manejado la información sobre la enfermedad de Perón en nada beneficiaba al país ni al gobierno; se engañaba a la opinión pública y se daba pie para todo tipo de rumores”. Apenas faltaban 48 horas para que falleciera el presidente argentino.

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