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  • TV legislativa: antídoto contra la fragmentación

    » La Nacion

    Fecha: 16/06/2024 00:44

    Escuchar El concepto de “pantalla partida” tuvo su momento de mayor confrontación ideológica cuando TN, durante el conflicto con el campo, en 2008, solía dividir la pantalla en dos, poniendo de un lado alguna actividad de la entonces presidenta Cristina Kirchner y del otro, las protestas de los productores rurales en los cortes de rutas. Fue tanta la bronca que se agarró el matrimonio presidencial que mandaba en aquella época que empezaron a hacer circular como un mantra el término “TN miente”. Tiempo después la idea se extendió a “Clarín miente” hasta convertir ese axioma en la madre de todas las batallas del tercer gobierno kirchnerista, luego amplificado al resto del periodismo que no comulgaba con sus ideas. La pantalla dividida en dos mitades permite, en otras ocasiones, el recurso de apelar a primerísimos planos de dos contendientes que se enfrentan fieramente a las cámaras de TV, con más potencia visual que si se abriera la imagen solo al plano general. Ya hace un tiempo empezó LN+, y otras señales la imitaron, a dividir la pantalla en cuatro o hasta en cinco partes para abarcar a los participantes de ciertos bloques periodísticos, de forma tal que no solo el televidente pueda ver a quien está en el uso de la palabra, sino también las expresiones de los demás. Eso permite advertir la gestualidad ansiosa de conductores deseosos de interrumpir todo el tiempo, mientras que otros columnistas o invitados miran al frente en actitud impávida, salvo Marina Calabró, que ostenta cómoda el récord de simpáticos mohines mientras espera su turno para hablar. Estos días tan pródigos en noticias en escenarios diversos obligaron al periodismo televisivo a desplegar móviles por todos lados. En su pretensión de no perderse nada, la pantalla de TV llegó, en ciertos momentos, a subdividirse hasta en seis cuadraditos. Un rompecabezas de imágenes que alternaban tan pronto la maratónica sesión en el Senado para tratar la Ley Bases y el paquete fiscal con los disturbios frente al Congreso. Fue tal la diversidad de situaciones que se les presentaban a los conductores que seguían los acontecimientos en tiempo real que hasta expresaban su mareo al aire, pidiendo a viva voz a sus productores que los orientaran hacia dónde ir. De allí que los discursos de los oradores de la Cámara alta llegasen tan fragmentados a la audiencia. Una verdadera paradoja: en un país con récord de siete señales de noticias (Uruguay no cuenta con ninguna) resultaba de todos modos imposible, por la vorágine informativa que se daba en paralelo en varios escenarios, seguir el hilo de las disertaciones. Es el momento en que se vuelve imprescindible para aquellos que quieren dejar de lado tanta hojarasca y concentrarse en cómo los legisladores fundamentan sus respectivos votos, acudir –según la cámara que sea protagonista– a Diputados TV o Senado TV. Con la misma independencia con que se manejan las dos cámaras legislativas, sendas señales cuentan con personal, equipamientos, presupuestos y modalidades de emisión diferenciadas. La primera tiene su sede en el subsuelo del edificio anexo, en tanto que la segunda posee su base de operaciones en la planta baja del Palacio Legislativo. El objetivo principal de ambas es transmitir sin pausa ni comentarios extras todo lo que sucede durante las sesiones en los respectivos recintos. Así se puede apreciar de manera completa la ponencia de cada legislador, debidamente identificado en el videograph con su nombre y el bloque al que pertenece. Aquí no hay movileros agitados ni conductores parlanchines: simplemente las cámaras registran la sucesión de intervenciones. Claramente no se trata de un programa de televisión y, por lo tanto, no se maneja con sus códigos, empezando por su duración. La sesión en el Senado que puso al presidente Javier Milei al borde de obtener su primera ley duró casi 22 horas. Abarcarla en su totalidad, como televidente, no tiene sentido y resultaría monótono, pero entrando por YouTube, con el cursor se pueden buscar aquellos discursos que más nos interesan para mirarlos integralmente o pispear, por mera curiosidad, fragmentos de otros. El Senado empezó a hacer sus primeros pininos televisivos a instancias de Daniel Scioli, en 2004, cuando era vicepresidente de Néstor Kirchner. Diputados tardó un poco más y recién estuvo en el aire, con todas las de la ley, en 2012. Al despuntar la era Milei llegó el recorte para ambas señales en materia presupuestaria y de personal. Cada una emplea unas 60 personas. Además de las sesiones, registran los trabajos de las comisiones y explican los distintos mecanismos legislativos, con un tono editorial que ahora quiere apuntar a ser más institucional y menos militante que en tiempos del pasado reciente.

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