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  • ¿Puede Argentina soñar con ser un polo global de Inteligencia Artificial?

    Buenos Aires » AmbitoWeb

    Fecha: 16/06/2024 00:04

    No cabe ninguna duda de que a Javier Milei le interesa mucho que Argentina despliegue su potencial tecnológico al máximo, y probablemente entiende que el desarrollo de software es una oportunidad valiosa, considerando el escenario complicado del país. Milei se reunió en Silicon Valley con los máximos representantes de varias de las compañías tecnológicas más grandes del mundo. A fines de mayo Javier Milei se reunió en Silicon Valley con los máximos representantes de varias de las compañías tecnológicas más grandes del mundo. Está claro que cuando un Presidente que lleva poco tiempo en el cargo realiza movimientos de estas características -podríamos incluir aquí la foto con Elon Musk - sus acciones llevan en sí mensajes al pueblo: son formas de señalar un rumbo, de marcar un estilo. En este sentido, no cabe ninguna duda de que a Javier Milei le interesa mucho que Argentina despliegue su potencial tecnológico al máximo, y probablemente entiende que el desarrollo de software es una oportunidad valiosa, considerando el escenario complicado del país. Ahora bien. Para comprender cuál es el futuro que Milei imagina y ofrece, es bueno mirar con detenimiento quiénes lo acompañaron en la gira tech. Las fotos con su delegación dieron vuelta al mundo. Lo notable es que, además de miembros de su gabinete y asesores de las máximas figuras de Google, Open AI y Meta, en casi todas las fotos publicadas aparece Mat Travizano. Saber quién es el muchacho de anteojos que ocupa, en las imágenes, el primer lugar a la izquierda resulta esclarecedor respecto del país que Milei tiene en su cabeza. Quién es Mat Travizano Mat Travizano es argentino. Su verdadero nombre de pila es Matías. Estudió Física en la UBA, y formó parte de la primera generación de nerds que orgullosamente se definían como hackers y se divertían vulnerando sistemas de seguridad informática sólo para probarse a sí mismos; por diversión, sin ánimo delictivo. Como los genios de las películas que narran historias de este estilo, Travizano, criado en Palermo, comenzó a ganarse la vida con la computación antes de ser mayor de edad. Los algoritmos se le daban muy bien, por lo que en la primera década de este siglo fundó dos compañías en las que ensayaba modelos de Big Data: Underground Security Systems Research Back y Binaria. Pero el verdadero gol lo hizo con GranData, en 2012. Fue una de las primeras empresas tech argentinas en recibir inversión de capitales de riesgo. Proveyó datos filtrados por sistemas de Machine Learning a bancos de primera línea, y se mudó a Silicon Valley, en San Francisco, California. Allí creció su empresa, su carrera profesional y su prestigio académico, tanto que desde 2021 investiga y enseña sobre Inteligencia Artificial y Sistemas Complejos en la universidad de Berkeley. En 2018 Travizano creó Wibson, una app con la que atacaba el problema de la privacidad de los datos en interfaces digitales, al tiempo que se montaba en la ola Blockchain. Wibson permitía a los usuarios de teléfonos móviles vender información a empresas que los requieren, a cambio de criptomonedas canjeables en un Marketplace. Dos años después, cuando la crisis sanitaria COVID-19 se impuso a la Humanidad, Matías tardó menos de dos meses en tener una aplicación de trazabilidad de contactos lista para usar. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se unió a Travizano y avaló su trabajo. Economía del Conocimiento y la innovación tecnológica Travizano es reticente a la prensa. Ha dado pocas entrevistas en su vida y, en esta ocasión, consultado por Clarín prefiere mantener su bajo perfil. Sin embargo, en su cuenta personal de LinkedIn publicó apreciaciones personales sobre las oportunidades que Argentina puede aprovechar a partir de la visita de Milei. “Lo primero y fundamental es señalar que las ideas de libre mercado y libre empresa son un substrato ideológico en el cual las conversaciones han encontrado un entendimiento inmediato” apunta al inicio de tu artículo, luego de agradecer a Demian Reidel, Presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente, por la invitación. De aquí que, volviendo al inicio, se entienda que, al reunirse con referentes globales de la tecnología, Milei no sólo deja claro por dónde va su mirada sobre las posibilidades del futuro del país, sino que, además, reafirma un posicionamiento político e ideológico: efectivamente, salvo que miremos el modelo chino, no hay verdadera revolución tecnológica posible sin liberalismo económico. Pero allí comienzan las paradojas y los laberintos tan tristemente conocidos por nosotros. En las 3 páginas de su análisis, Travizano desmenuza -con muchísimo conocimiento específico y moderado optimismo- ventajas y desventajas de Argentina de cara a la explosión presente y futura de la Inteligencia Artificial (IA). Como en tantos otros momentos de transformación tecnológica, queda claro que Argentina posee atributos que la colocan en posición de dar el salto. Pero la historia política y económica reciente de nuestro país, la conformación de sus bloques de poder, las complejidades de nuestra sociedad y los problemas siempre acuciantes… allí se encuentran las razones por las que aún no logramos aprovechar los momentos de disrupción tecnológica anteriores, por caso, con la explosión de internet y la Sociedad del Conocimiento. Así, pues, si Milei ve en Travizano un exponente de la Argentina que sueña, no cabe duda de que la educación necesita muchísima inversión estatal, enormes mejoras en todo sentido y un rumbo claro que vincule a las instituciones educativas con el mercado. Al mismo tiempo, es imposible dejar de lado que uno de los grandes méritos de Travizano (que hoy casi no desarrolla tecnología, sino que invierte en startups y trabaja en el campo académico) ha sido saber escalar sus empresas para lo cual le resultó inevitable irse del país, tal como lo hicieron empresas que él mismo refiere en su análisis, por ejemplo, Mercado Libre. En este sentido, no hay país posible con fuga de cerebros y empresas. En pocas palabras, Travizano se entusiasma con la visión de Milei a partir de su acercamiento a la innovación tecnológica. Y nadie podría oponerse a una propuesta en la que Argentina sea el lugar donde crezca “el hub de AI” que impulse un progreso tan necesario. Pero da la impresión de que para que esa expresión de deseo se convierta en un proyecto de país, falta mucho. Periodista especializado en innovación tecnológica

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