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  • Para no contribuir a la confusión general

    » La Prensa

    Fecha: 23/05/2024 07:44

    La pelea del presidente Javier Milei con el jefe del gobierno español Pedro Sánchez ha sido presentada en los medios como una crisis diplomática, algo que sintoniza con la decisión de este último de retirar su embajadora de la Argentina. La canciller Diana Mondino, sin embargo, calificó el intercambio de agravios como una simple anécdota. Un ambiente de confusión rodea el episodio: pero ¿cuál es su verdadera magnitud, origen y eventual beneficiario? Resulta obvio que se trata de una riña entre políticos, no de una crisis bilateral. No hay conflictos con España, país con el que Argentina mantiene una relación sólida fundada en intereses comunes y una identidad cultural arraigada. En ese marco, el retiro de la embajadora española en Buenos Aires fue maniobra de Sánchez con el propósito de escalar el enfrentamiento. Apeló a un gesto mayestático: se consideró personalmente ofendido y retiró a la embajadora. “L´état c´est moi”. El español había llevado hasta ese momento la peor parte en el penoso festival de descalificaciones inaugurado por uno de sus ministros que reputó de loco y drogadicto al presidente argentino. Sin ese puntapié inicial difícilmente se hubiera hecho conocida por estas playas la señora Begoña, esposa de Sánchez y sospechada de tráfico de influencias. Begoña fue una baja colateral en el intercambio de disparos. Hasta entonces sus supuestas gestiones “non sanctas” habían sido una pesadilla para su marido, que se había tomado unos días de “reflexión” para evaluar una posible renuncia. Pero era un asunto de entrecasa. Después de la intervención de Milei ingresó en la agenda internacional. Otra confusión generada en torno del episodio es su repercusión en la política exterior argentina. Milei ha optado por una estrategia de alineamiento estricto con los Estados Unidos, lo que significa que no hay duda posible sobre el papel de Argentina en el tablero internacional. La riña no tiene ningún lugar en esta agenda. ¿Cuál es la verdadera causa del conflicto? En España, como en otros países europeos, hay una fuerte polarización entre la derecha y el populismo de izquierda (acá se llama kirchnerismo) con denuncias de corrupción y escándalos en los medios. Se trata de una batalla global en la que Milei trata de hacer pie pensando en su proyección internacional. Dicho en otras palabras, aprovecha su papel institucional con fines políticos personales. Por eso tantos viajes al exterior y tan pocas visitas de Estado. En el plano local también hubo intentos de aprovechamiento político de la pelea. El diputado Emilio Monzó instó al Presidente a la mesura, pero llamativamente no hizo otro tanto con el ministro español que lo agravió. No debe pensarse, sin embargo, en un acto antipatriótico del amigo de Sergio Massa. Se trata simplemente de otra escaramuza de la batalla global, esa en la que Milei seguirá dando guerra, aunque su pirotecnia verbal sea mala para el clima de negocios y provoque problemas diplomáticos innecesarios. El Presidente cree que su beligerancia es buena como activo electoral y cuando algo sale mal siempre le puede echar la culpa a terceros, v.g. Alberto Fernández, como hacen todos los políticos.

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