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  • Marco Estell: golpes, celos, denuncias y un séxtuple asesinato que alejó de los medios al ex “galancito” de los 80

    » La Nacion

    Fecha: 16/05/2024 18:54

    Escuchar Fue uno de los protagonistas de las novelas más exitosas de los 80 y gozó de momentos de mucha popularidad con No es un juego vivir, Dos para una mentira y Es tuya Juan. Formó parte del grupo de los galancitos que también integraban Ricardo Darín y Carlín Calvo. Parecía que Marco Estell podía seguir creciendo aun más y tener un futuro más brillante todavía. Sin embargo, en los 90 se vio envuelto en varias tragedias y ya nada fue como antes. Su vida cambió por completo, tanto que se vio obligado a retirarse del medio porque nadie lo convocaba: no querían tener en el elenco a un actor acusado de violencia de género y hasta sospechado de ser parte de una masacre. Esta serie de situaciones dramáticas comenzó con el suicidio de Graciela Cimer , en julio de 1989. La actriz era su pareja desde hacía algunos años y estaba embarazada de tres meses. Luego del suicidio, el padre de Cimer lo acusó de maltratar a su hija. Fue una acusación mediática que empañó la carrera y la vida del actor. Marco Estell intentó pasar página y poco tiempo después rehizo su vida con Claudia Gianoglio. Otra felicidad se empañó por otra tragedia cuando se lo involucró en lo que se conoce como la Masacre de General Villegas, en la que fueron asesinadas seis personas en la estancia La Payanca: tres de las víctimas eran propietarios de la estancia y familiares directos de Gianoglio. Hace algunos años, el nombre del actor volvió a estar en primera plana y no precisamente por su vuelta al trabajo sino porque su hijo Marcos Alberto Stella fue detenido en Mar del Plata y condenado por los delitos de “amenazas coactivas, robo e incendio”, en el marco de una causa de violencia de género iniciada tras una denuncia de su ex pareja. Ahora, dos sobrinas de Estell lo acusan de estafa y de usufructuar desde hace algunos años la herencia que le corresponde a toda la familia. Una historia de amor que terminó trágicamente Cuando se conocieron, Graciela Cimer ya era famosa y desde muy chiquita gracias a su personaje de Etelvina Baldasarre de Jacinta Pichimahuida . Marco Estell era uno de los galanes más codiciados del momento. Se vieron por primera vez en los pasillos de Canal 9, en 1985 y los dos fueron parte de la novela No es un juego vivir, que también protagonizaron Cristina Alberó, Aldo Pastur y Horacio Ranieri. Fue uno de los romances más comentados de ese entonces y llegó a las tapas de las revistas más populares de la época. Formaron una pareja que trabajó muchísimo junta. Un año después hicieron juntos Ese hombre prohibido, en la que ella interpretó a Luisina Quesada, personaje que muere al dar a luz a su hijo, fruto de su amor con el personaje de Marco Estell. También compartieron elenco en Dos para una mentira. Parecían la pareja perfecta, pero la relación no era igual en la ficción que en la realidad. La historia de amor sufrió una primera ruptura cuando al actor se lo vinculó con Mariquita Gallegos. Sin embargo, volvieron a estar juntos durante un tiempo y otra infidelidad los separó nuevamente, esta vez cuando lo relacionaron con Nancy Herrera, expareja de Alberto Olmedo. El affaire duró poco tiempo y Cimer y Estell se reconciliaron para darse una oportunidad más. Se rumoreaba que la pareja discutía mucho y todas por el mismo motivo: los celos de ambos. En el 89, los dos se quedaron sin trabajo y la actriz lo atribuyó a haber participado de la campaña presidencial de Carlos Menem. Su último papel en televisión fue la novela Pasiones, junto a Grecia Colmenares y Raúl Taibo. Sin trabajo y temiendo caer en el olvido, Graciela Cimer se hundió en una depresión de la que no pudo salir y trató de quitarse la vida consumiendo barbitúricos. Estaba embarazada de tres meses y esa vez los médicos la salvaron, pero al poco tiempo, el 2 de julio de ese mismo año, se tiró desde la terraza de la casa de sus padres, en Avellaneda. Murió en el acto. Dicen que no dejó ninguna nota. Tenía solo 26 años. Después de la muerte de la actriz, Estell fue denunciado judicialmente por el padre de Cimer, quien lo acusó de maltratar y golpear a su hija. En 1993, el Juzgado de Lomas de Zamora responsabilizó al médico Arraya Hernández de prescribirle una droga depresiva a Cimer y a Marco Estell de habérsela suministrado. El actor debió apartarse del mundo del espectáculo porque ya nadie lo convocaba. A la tragedia se le sumaba una pelea que Estell había tenido algunos años antes con Luis Gayo Paz, autor de muchas de las novelas que el actor y Cimer protagonizaron. En ese entonces, las revistas del corazón hablaron de un incidente ocurrido el 26 de diciembre de 1986 en Villa Carlos Paz, la noche en la que estrenaron la obra Hay que casar a Luisito. Al finalizar la función, Gayo Paz besó a Cimer y Estell protestó: “Ese beso no estaba en el libreto”, dijo y le dio una trompada al guionista. Fue el debut y despedida de la obra. Estell y Cimer no volvieron a trabajar con Gayo Paz y tampoco nadie volvió a convocarlos. Empezaron a dar clases de actuación. Claudia Gianoglio llega a la comisaría para prestar declaración, el 11 de mayo de 1992 Juan José Rojas - Archivo La masacre de General Villegas A los pocos meses de la muerte de Graciela Cimer, Estell conoció a Claudia Gianoglio, estudiante de kinesiología y aspirante a periodista. Se casaron el 10 de diciembre de 1990. Durante un tiempo nada se supo de Marco Estell hasta que en 1992 fue relacionado con otro caso policial que se conoció como la masacre de General Villegas, en la que seis personas fueron asesinadas. El actor quedó vinculado por estar en pareja con la hija de una de las personas asesinadas. Las víctimas fueron María Esther Acheriteguy, dueña del campo; su hijo José Luis Gianoglio, los peones Omar Reid y Eduardo Gallo, Alfredo Forte, pareja de Acheriteguy y Francisco Luna, una persona a la que le daban albergue y comida a cambio de realizar algunas tareas en la estancia. Todos habían sido golpeados y baleados. Marco Estell y Claudia Genoglio se retiran de la comisaría de General Villegas, el 13 de mayo de 1992 Juan José Rojas - Archivo Las primeras sospechas cayeron sobre Estell y su mujer, ya que se pensó que buscaban la herencia de los campos, pero eso finalmente quedó descartado al conocerse que todos los bienes de la familia estaban embargados. Acheriteguy había recibido ese campo como herencia porque cuidaba a su anterior dueño, que se lo dejó como muestra de gratitud. Los crímenes nunca se aclararon y a 32 años de la masacre, no hay culpables de ella.

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