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  • Un debate atractivo para el cierre pero sin sal: faltó Sarlo

    » Clarin

    Fecha: 12/05/2024 23:10

    Pero cuando el público fue anoticiado por las coordinadoras del acto, Natalia Zito y Gabriela Saidón (fueron las promotoras de la propuesta de debate), que Sarlo no estaría presente cundió un poco de desilusión entre los 300 asistentes en la Sala Victoria Ocampo, que estuvo repleta. Un síntoma del lugar que la cultura ocupa en la vida de los argentinos, consumidores de todas las expresiones culturales existentes y de la preocupación que el gobierno del presidente Javier Milei ha generado en la gente con el ajuste en el área cultural. Fue un debate interesante, donde un vehemente y enojado Martín Kohan le dio duro a las medidas de la gestión Milei, arrancando fervorosos aplausos. También los tuvo Lombardi, que con mucha habilidad política, brindó números de gestión (la propia en el gobierno de la Ciudad) y defendió el financiamiento de la cultura por parte del Estado, pero evitó meterse en las cenagosas aguas mielístas. Debate en La Feria del Libro, con Hernán Lombardi, Lucas Llach, Alejandra Laurencich y Martín Kohan. Foto: gentileza Fundación El Libro. Se apoya y se protege Laurencich leyó un texto en el que se destacó su propuesta de “un gran acuerdo de promoción y de encuentro cultural” más allá de los antagonismos porque la “cultura es un bien que se apoya y se protege”. Y Lucas Llach se enfocó en la perspectiva de un economista sobre el área, pero avanzó sobre un punto interesante: ¿cuál fue la última reforma propuesta por el progresismo en la Argentina? Entre el público hubo gente de todas las edades. Siempre es alentador que un debate genere tanto interés en un día de bajísima temperatura y condiciones inclementes. El presidente de la Fundación El Libro presentó el debate. La moderadora del encuentro, la periodista María O’Donnell, abrió las presentaciones, luego de las palabras de Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro. Natalia Zito agradeció al director de la Feria, Ezequiel Martínez, haber sido receptivo a la propuesta de un debate de ideas. Las formas y el fondo La idea inicial fue hablar de “la batalla cultural”. Laurencich señaló “la obligación de pensar antes de hablar” y descartó referirse a “batalla”, palabra que “solo sirve para la guerra”. Luego enumeró las distintas medidas tomadas por el presidente Milei y sus modos, lo que consideró “una provocación” cuando afuera (en el orden social) “hay una batalla por la supervivencia”. De inmediato, Lombardi tomó la palabra (fue el único al que la moderadora O’Donnell interrumpió varias veces) y se remontó a los años 74 y 75 cuando “la Triple A llevaba adelante su represión fascista y la Feria del Libro nacía”, para recordar luego el intento de “silenciar a Mario Vargas Llosa” hace unos años, a propuesta de los integrantes del grupo de intelectuales kirchneristas Carta Abierta, que Cristina Kirchner resolvió de un plumazo mandando a callar a Carta Abierta. El contexto de Lombardi fue deliberado y lúcido para traer al presente uno de los temas que se les propuso en el debate y que fue: “Cómo explicar el protagonismo desaforado de la palabra libertad”. Subrayó que “la cultura y la libertad son valores” y que fue un error plantear un debate en esos términos porque, de suyo, significaba “sesgar mucho la opinión” ajena. Debate en La Feria del Libro, con Hernán Lombardi, Lucas Llach, Alejandra Laurencich y Martín Kohan. Foto: gentileza Fundación El Libro. Más adelante, en su segunda intervención, dio cifras muy precisas sobre su gestión al frente del ministerio de Cultura de la Ciudad con las que abonó, tanto como Lucas Llach, que debe existir financiamiento de la cultura por parte del Estado. Claro que las medidas propuestas por Javier Milei no ayudan a sostener esa perspectiva. Un enervado Martin Kohan dio varios ejemplos sobre lo que considera batalla cultural o no. “Si se abre un debate cultural sobre el cine y su estética, sus lineamientos es una cosa. Pero si se trata de reventar el Incaa (Instituto de Cine) no es una batalla cultural” y así siguió con el Programa Sur de la Cancillería que se redujo de 300 mil dólares a 30 mil. “Reventar instituciones y programas es una embestida contra la cultura pero no es una batalla cultural”, dijo el escritor. Y estuvo de acuerdo en que hay que rever, como señaló Lombardi, el funcionamiento de las instituciones culturales y “los curros pero no se puede llamar curro a toda la cultura”, en alusión a palabras de Milei. Debate en La Feria del Libro, con Hernán Lombardi, Lucas Llach, Alejandra Laurencich y Martín Kohan. Foto: gentileza Fundación El Libro. Con la mente fría de un economista, Llach comenzó hablando de las polarizaciones entre el progresismo de izquierda y la derecha conservadora. Considerándose a sí mismo como liberal destacó los avances del progresismo en varios debates como el feminismo y el aborto, pero que a la hora de proponer reformas de fondo ese mismo progresismo ha estado ausente.

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