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  • Village People y Kool & The Gang, en un show con momentos patéticos y otros gloriosos

    » Clarin

    Fecha: 10/05/2024 11:58

    Se trató de una noche peculiar, de un evento variopinto; por momentos glorioso y con algunos instantes que rozaron lo patético. El paro general dispuesto por la CGT para el jueves 9 de mayo no venció la voluntad de una muchedumbre que supo bailar los pasos de moda cuando la música disco regía el planeta, una pequeña multitud que no alcanzó para llenar todos los sectores del Luna Park en el primer show conjunto (a nivel mundial) que dieron Village People y Kool & The Gang. Eso tornó un tanto inexplicable el apretujamiento horizontal de las butacas; tampoco hacía tanto frío como para que todo el mundo estuviera arracimado junto al prójimo. Y menos en una noche de baile. Con plateas y superpullmann completas, Palta & The Mood inició el breve carnaval que tenía como incierto eje al funk, cuando la gente todavía era conducida amablemente hacia sus butacas. Los teloneros locales mostraron conocer los vericuetos de la música negra, mezclada con algunos artilugios de jazz-fusión, así como el cantante mezclaba el castellano con el inglés en una misma oración. Palta & The Mood encontró el estilo y lo toca en regla y forma: todavía faltan las canciones. Toda fruta requiere su tiempo exacto de maduración. Con buen tino, la producción decidió que Village People tocara primero pese a que sus canciones son más conocidas entre el público general. Con una banda de acompañamiento correcta haciendo la base, fueron subiendo al escenario de a uno los seis personajes; cinco de ellos bailarines, y otro, Victor Willis, el cantante principal y, podría decirse, único. Primero el indio, luego el cowboy, después el obrero de la construcción, el musculoso motoquero y finalmente el militar que por su edad aproximada debe haber prestado servicio en Vietnam. Víctor Willis encarna al oficial de policía y lleva la voz cantante, que quedó un tanto sepultada por el sonido general. Superada la sorpresa inicial y el reconocimiento de las figuras, se pudieron divisar algunas fisuras en los pasos de baile encarados con espíritu independentista, al tiempo que la banda de acompañamiento parecía mostrar simpatía con el paro cegetista, sin llegar al quite de colaboraciones. Victor Willis, el líder de Village People. Foto: Prensa/ Sophia Alexandre y Tobías Gross Village People resultó esperpéntico, en el sentido estricto de la palabra que remite a situaciones estrafalarias. Willis es como un policía retirado que tarda en llegar al lugar del crimen, pero que no le teme al megáfono: contó que era el único miembro original del grupo y que había hecho todas las canciones, entre ellas los hits Macho Man, Go West, y los más conocidos que sabiamente dejaron para el final: In the Navy y YCMA, en donde el piel roja (que fue el que verdaderamente bailó y se esforzó en su personaje), refrescó la vieja coreografía que se hacía en las discotecas en tiempos en que la canción era una novedad. Representar las siglas del YMCA, por lo apretado de la platea, derivó en codazos involuntarios al vecino y alguna contractura menor. No hubo seres vivos dañados en el transcurso de este recital. Para la gente todo resultó simpatiquísimo aunque canciones como I am what I am (nada que ver con el éxito de Gloria Gaynor o su traducción en la voz de Sandra Mihanovich), son decididamente feas. No hay mucho más en la aldea de Village People fuera de los hits y eso fue lo que el público quería. El piel roja de Village People, quien más se esforzó con la coreografía de "YMCA". Foto: Prensa/ Sophia Alexandre y Tobías Gross Se había prometido la presencia del legendario disc-jockey Alejandro Pont Lezica al final para que la gente se quedara bailando, pero como el armado del escenario de Kool & The Gang iba a insumir demasiado tiempo, el DJ argentino salió a hacer “un aguantecito”, tal como definió a un breve set que programó con temas que no podían fallar frente a una audiencia nostálgica, pero el sonido nunca estuvo de su lado. Sólo su profesionalismo y el cariño de la gente hicieron del intervalo una zona neutral, mientras voluntariosos asistentes edificaban una estructura de vidrio en torno a la batería que no hubiera desentonado en una película de Peter Jackson (El señor de los anillos). En ese hecho se atisbaba la meticulosidad de la próxima banda, que buscaba aislar sonoramente el instrumento para que no interfiriera con los otros. Enormes diferencias Y cuando Kool & The Gang se apoderó del escenario quedó clara la diferencia entre la pachanga y la danza. Dieron una clase magistral de funk y derivados, sonando como si el estadio fuera un estudio, con un aplomo digno de sus cincuenta años como grupo. El veterano bajista Robert "Kool" Bell es quien lleva las riendas de Kool & The Gang. Foto: Prensa/ Sophia Alexandre y Tobías Gross Lógicamente, muchos miembros originales quedaron en el camino, pero la banda no perdió la esencia y realizaron un set de alto vuelo conducidos sin estridencias por el veterano bajista Robert “Kool” Bell. Aquí también se dirime la distancia entre un grupo de baile como Village People y una verdadera banda de diez integrantes que trabaja el escenario con soltura y que trata el ritmo como una entidad sagrada, con perfección y también con pasión. El tramo que incluyó Jungle Boogie y Hollywood Swingin’, fue de un nivel interpretativo sublime, aunque el público festejó las canciones conocidas con las que fueron matizando la velada (Too Hot, Joanna, Cherish), para tirar toda la carne al asador al final con Ladies Night, Get Down on it y la infaltable Celebration. Durante su extenso set, Kool & The Gang mostró un trabajo en equipo que las mentes memoriosas emparentaron con el “futbol total” que jugaba el equipo de Holanda con Johan Cruyff a la cabeza. De hecho, sus leves coreografías estuvieron mucho más sincronizadas que las de Village People, y exhibieron más gracia también. Kool & The Gang mostró trabajo en equipo y muy buenas canciones en su show del Luna Park. Foto: Prensa/ Sophia Alexandre y Tobías Gross

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