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  • Se cumplen 30 años de la captura del último criminal de guerra nazi en Bariloche

    » El cordillerano

    Fecha: 10/05/2024 11:40

    METAMORFOSIS DE UN OFICIAL | 09/05/2024 El periodista e historiador Abel Basti aún recuerda la mañana en la que entrevistó al ex oficial de la Gestapo Erich Priebke en su hogar de Bariloche. Justo cuando dialogaban sobre su pedido de extradición desde Italia, un grupo de la Policía Federal irrumpió en la escena para detenerlo. Lo que más asombró a Basti fue la reacción de Priebke, quien pasó de ser un hombre mayor hablando tranquilamente a transformarse en un oficial militar con la llegada de los agentes. Este incidente marcó el último encuentro entre Basti y Priebke en libertad. La detención, llevada a cabo por la Policía Federal comandada por el oficial principal Adalberto Ibarola, se basó en una orden judicial firmada por el juez federal Leónidas Moldes. La misma especificaba que Priebke había sido requerido por la justicia italiana por la comisión de un crimen de lesa humanidad durante la Segunda Guerra Mundial, el cual era considerado imprescriptible. Durante casi medio siglo, el ex oficial de la Gestapo logró eludir la acción de la justicia y vivió en el sur argentino, donde era considerado un respetado miembro de la comunidad a pesar de ser conocido su pasado. Luego de la guerra, Priebke fue capturado y enviado a un campo de prisioneros, pero logró escapar en 1946 con la ayuda de la organización secreta Odessa. Llegó al puerto de Buenos Aires con identidad falsa suministrada por El Vaticano y se instaló en Bariloche, una ciudad con gran presencia de inmigrantes alemanes. Recuperó su nombre en 1950 aprovechando una amnistía otorgada por el gobierno peronista a quienes hubieran ingresado al país con identidades falsas. En Bariloche, Priebke trabajó en el rubro gastronómico, primero en el Hotel Catedral y después como encargado del reconocido Hotel Bellavista. A pesar de su aparente corrección y eficiencia, algunos turistas le manifestaron su sorpresa al descubrir que este hombre aparentemente inofensivo era un criminal de guerra. Sin embargo, nadie tomó acción al respecto. Priebke dejó su cargo en el Hotel Bellavista para emprender su ascenso social, ya que consideraba que la gastronomía y el comercio no eran actividades dignas para alguien con su historia. Fue entonces cuando abrió una fiambrería de delicatessen en el corazón del barrio alemán de la ciudad. La detención del último criminal de guerra nazi en Argentina ha despertado la atención internacional y generado un amplio debate sobre la responsabilidad de los países en el enjuiciamiento y encarcelamiento de estos criminales. Si bien Priebke ya ha sido extraditado a Italia para enfrentar la justicia, su captura ha dejado una marca indeleble en la historia y la memoria colectiva.

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