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  • Santo Padre. Francisco proclama el Jubileo 2025: “¡Que la esperanza llene nuestros días!”

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 10/05/2024 11:37

    Largos pasajes de la Bula fueron leídos antes de la celebración de las vísperas del jueves de la Ascensión, en la basílica de San Pedro, durante una ceremonia en la que fue entregado solemnemente el documento a los arciprestes de las cuatro basílicas papales, a los proprefectos del Dicasterio para la Evangelización y a los representantes de los obispos del mundo. En Spes non confundit, el Papa Francisco anuncia que el Año Jubilar comenzará con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en la víspera de Navidad de 2024. Posteriormente, el 29 de diciembre, el Papa abrirá la Puerta Santa de la archibasílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma. El mismo día, en cada catedral y concatedral del mundo, el obispo local celebrará una misa para marcar la apertura del Jubileo. En la solemnidad de María, Madre de Dios, el 1 de enero de 2025, el Papa Francisco abrirá la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor, y la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo Extramuros se abrirá el domingo 5 de enero, en la vigilia de la Epifanía. “A lo largo del año”, escribe el pontífice, “se deben hacer todos los esfuerzos posibles para que el Pueblo de Dios participe plenamente en su anuncio de esperanza en la gracia de Dios y en los signos que atestiguan su eficacia”. El Jubileo concluirá en las Iglesias particulares de todo el mundo el 28 de diciembre de 2025, cerrándose en esa misma fecha las Puertas Santas de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros. Y finalmente, el Año Jubilar llegará a su fin en Roma en la solemnidad de la Epifanía, el 6 de enero de 2025. Una oportunidad para renovarnos en la esperanza "Todo el mundo sabe lo que es la esperanza", escribió el Papa en la introducción de la Bula. “En el corazón de cada persona habita la esperanza como deseo y expectativa de lo bueno que vendrá, a pesar de no saber lo que nos deparará el futuro”. Expresando su deseo de que el Jubileo sea “una oportunidad para renovarnos en la esperanza, el Papa Francisco recordó que la peregrinación es “un acontecimiento fundamental de todo acontecimiento jubilar”, tradicionalmente asociado a la búsqueda humana del sentido de la vida. Las obras maestras artísticas y la belleza de la creación que vemos en nuestro viaje nos inspiran a alabar y agradecer a Dios por Sus maravillosas obras. En particular, invitó a todas las Iglesias particulares del mundo a preparar a los sacerdotes y a los fieles para la confesión sacramental, que debería estar disponible durante todo el año. De manera especial, Francisco invitó a los fieles de las Iglesias orientales, especialmente a los que ya están en unión con el Sucesor de Pedro, a participar en el Jubileo y a sentirse bienvenidos en la ciudad de Roma, constatando cuántos ya están allí soportando su propio vía crucis”, obligados a abandonar sus tierras por la violencia y la inestabilidad. La luz de la esperanza cristiana El Santo Padre oró también para que durante el Año Santo “la luz de la esperanza cristiana ilumine a cada hombre y a cada mujer, como mensaje del amor de Dios dirigido a todos”, y para que “la Iglesia dé testimonio fiel de este mensaje en cada parte del mundo”. Al leer los “signos de los tiempos”, el Papa Francisco destacó el deseo de paz en un mundo cada vez más marcado por la violencia y los conflictos, y la pérdida del deseo de tener hijos, con muchos países enfrentando un “invierno demográfico”. Llamó a un pacto social para apoyar y fomentar la esperanza. El Papa hizo un llamamiento especialmente a los presos, recordando la tradición de ofrecer amnistías o indultos durante los Jubileos, y dijo que espera abrir personalmente una Puerta Santa en una prisión, “como un signo que invite a los presos a mirar al futuro con esperanza y un renovado sentido de confianza." Y pidió que los presos sean tratados de acuerdo con sus derechos y su dignidad, al tiempo que abogó una vez más por la abolición de la pena de muerte. La Bula continúa con el Santo Padre instando a que se ofrezca esperanza a los enfermos, a los jóvenes y a los ancianos, especialmente a los abuelos, a los inmigrantes y a los pobres. El Santo Padre recordó que los frutos de la tierra están destinados a todos y animó a todos a acudir en ayuda de los pobres. En particular, llamó a las naciones más ricas a perdonar las deudas de los países que nunca podrán pagarlas. Recordando que 2025 es el 1.700º aniversario del Primer Concilio Ecuménico, el Papa Francisco instó a expresiones de sinodalidad y esfuerzos renovados para promover la unidad cristiana. Hizo un llamamiento especialmente para avanzar hacia una celebración común de la Pascua, señalando que, en 2025, providencialmente, todos los cristianos celebrarán el misterio pascual en la misma fecha. Un Año Santo marcado por la esperanza El Papa insistió en que la esperanza cristiana, arraigada en la muerte y resurrección de Cristo por cada persona humana, apunta a nuestro destino final, la felicidad eterna con Dios en el cielo. Somos salvos por la misericordia de Dios, vista especialmente en el don de las indulgencias: mientras que la Confesión lava nuestros pecados, las indulgencias –incluida la Indulgencia del Jubileo– eliminan los efectos de los pecados perdonados en el Sacramento. En la Bula de Indicación, el Papa señala que próximamente se publicarán las condiciones específicas para recibir la indulgencia. (AICA)

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