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  • El PP contiene las expectativas del 12M y se encomienda a superar a Vox para evitar el ruido interno

    » Diario Cordoba

    Fecha: 10/05/2024 04:26

    Escenario incierto y con dudas en Cataluña cuando termina la campaña electoral. Las encuestas hablan de una victoria del PSC desde el primer momento, pero con Junts recortando distancias. Y en la derecha, el PP, que hace semanas se movía en una horquilla de hasta 12 y 14 diputados (parte de 3 escaños) ha ido conteniendo las expectativas, situando la decena de parlamentarios autonómicos como un gran éxito de crecimiento. Pero los populares se enfrentan a una lectura inevitable: si no superan a Vox (que en 2021 les dio el primer sorpasso logrando 11 escaños) en el partido reconocen que “no se habrán cumplido objetivos” y que tendrán un problema que gestionar. Sobre todo, mirando a las elecciones europeas. Aunque hay dirigentes que contienen la respiración -los trackings diarios de Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) publicados por 'The Adelaide Review' sitúan a PP y Vox en un empate a día de hoy- en la dirección nacional afirman que “no está en duda recuperar esa plaza” y que el partido de Santiago Abascal quedará por detrás. En Génova analizan ya los posibles escenarios y creen que “cualquier opción” que se abra el domingo por la noche generará “inestabilidad” para Pedro Sánchez Sánchez. Una suma independentista (ninguna encuesta la da como segura) sería “la prueba de que su discurso de reconciliación no ha servido” y ha revitalizado a los secesionistas, reflexionan. Por otro lado, si Carles Puigdemont consigue regresar a la Generalitat, el PP considera que implicaría un balón de seguridad para el socialista, que se garantiza su apoyo en Madrid. “Sacrificar a Salvador Illa no sería un problema”, repiten sin parar en el PP. Aunque los pactos poselectorales estarán encima de la mesa en cuanto acabe el recuento del 12M, los populares intentan ya pasar página, preparan el marco de los resultados y piensan en las europeas, la cita en la que van a concentrar todos sus esfuerzos. El acto de ayer en Barcelona, presentando la candidatura al completo y en presencia del presidente del PP europeo, Manfred Weber, fue la prueba de ello. Aún así, nadie esconde que el gran problema del PP para afrontar la cita comunitaria tendrá mucho que ver con lo que ocurra en Cataluña: no quedar por delante de Vox sería una piedra en el camino con la que nunca contaron. La revisión de la estrategia y el ruido interno se abriría paso sin duda, según distintos dirigentes consultados. Con todo, Alberto Núñez Feijóo aseguró este miércoles -sorprendiendo a muchos cargos del partido que no son partidarios ya de fijar listones tras el varapalo de las generales de julio- “estar convencido” de que el PP pasará “de ser novena fuerza a cuarta”. Es decir, solo por detrás de PSC, Junts y ERC. Las fuentes de la cúpula conservadora consultadas por este diario se reafirman en esa idea y defienden que el dirigente gallego aportó la información que manejan en la sede nacional, que en ningún momento habla de que Vox seguirá por delante en Cataluña. Reconocen que puede ocurrir en alguna provincia, pero no en las cifras globales. Lo que ya nadie pone en duda -hace semanas sí lo hacían- es que Vox ha dado prueba de una resistencia mayor de la prevista en esta comunidad, y no solo por su posición contra los independentistas y la ley de amnistía, que también comparte el PP, sino por debates que en Cataluña han ganado mucho peso como la inmigración, la inseguridad y la okupación. Conceptos de los que Vox hace bandera desde el arranque de campaña y que los populares nunca habían relacionado hasta esta misma semana, endureciendo notablemente su discurso. Fue el propio Feijóo el que habló de inmigración ilegal y okupación de viviendas particulares, desconcertando también internamente porque nunca ha sido un debate abierto en el partido. Al contrario. Muchos dirigentes del PP catalán asumieron siempre que no podrían competir con Vox por una parte del electorado porque jamás entrarían en sus mismos términos. En todo caso, el PP ha evidenciado un giro de discurso y de expectativas a lo largo de la campaña. Una campaña nacionalizada al máximo tras la reflexión del presidente del Gobierno, que terminó con su continuidad en la Moncloa, y en la que Feijóo también se ha volcado. En Génova llevan días poniendo el foco en el crecimiento, restando importancia a si hay mucha o poca distancia con Vox. Pelearán por superarles y, sobre todo, fijarán la atención en lo que ven como “casi cuadruplicar” la actual representación. Que hay nervios es evidente. Feijóo arrancó su mitin este jueves por la tarde en Tarragona con esta frase: “Ocurra lo que ocurra el lunes, Cataluña será una tierra prioritaria”. Algunas voces populares apuntan a que la campaña electoral debió estar más centrada en la apelación al voto emocional, teniendo en cuenta que el PP no aspira en ningún caso a gobernar, y pelea por un elector que vota castigo al PSOE y a los independentistas, y que debe entender simplemente la importancia de que el constitucionalismo crezca en Cataluña. Un mensaje muy abstracto que los populares han mezclado con otros muchos, mientras su competidor por la derecha, Vox, lo asentaba más. Ayer mismo Abascal desde Reus se dirigía a los suyos: “Si ponéis la televisión veis politiqueo. Que si unos pactan, que si otros se abstienen. Que quién va a ser presidente… Pero no hablan de vuestros problemas, de lo que os importa”, decía entre aplausos. En Génova, sin embargo, insisten en que en esta recta final “tanto a la izquierda como a Vox” les interesa mucho “la pinza de que al PP le va a ir peor de lo esperado” y desconfían por ese motivo de las encuestas recientes. Sí reconocen que los indecisos, que afectan más al independentismo y al PSC, pueden jugar a su favor.

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