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  • Cuentos irlandeses contemporáneos

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    Fecha: 09/05/2024 09:17

    Una antología compilada por Sinéad Mac Aodha y Jorge Fondebrider, Eterna Cadencia, 2024 “Cuentos irlandeses contemporáneos” es un volúmen compilado por Sinéad Mac Aodha, directora de Literature Ireland, una fundación que promueve la literatura irlandesa en el extranjero; y por Jorge Fondebrider, destacado traductor argentino, además de estudioso de la literatura irlandesa (cabe mencionar la exquisita “Poesía irlandesa contemporánea”, seleccionada y traducida por él y Gambolini), además de poeta. Partiendo de esta base, el lector puede esperar un trabajo serio y de calidad. Y no se equivoca. Como se explica en el prólogo, el inicio de la tradición cuentística irlandesa contemporánea se sitúa en George Moore y James Joyce. Antes de ellos, los autores irlandeses eran más propensos a las ficciones cercanas a tradiciones orales, o a trabajar con leyendas. Moore y Joyce, en cambio, posaron su mirada en la literatura de Flaubert, Maupassant, Turguenev, y, en especial, Chejov. Ese fue el paso hacia la modernidad. La antología contiene 25 relatos que comienzan con “Los muertos”, de Joyce, publicado en 1914, y termina con “Dulces palabras”, de Nicole Flattery, de 2020. Son 100 años de literatura imposibles de abarcar en un libro, pero en los que sí pueden destacarse diferentes puntos altos, como algunos que pasaremos a comentar. “Los muertos” de James Joyce es tal vez uno de los mejores cuentos de la literatura. Las últimas tres carillas son literatura pura, en su máxima expresión, y sería un despropósito intentar resumir este cuento en unas líneas. “La silla de paja”, de Sean O´Faolain, es un cuento melancólico, donde una desvencijada silla de paja olvidada en el ático funciona como una especie de presencia epifánica y remueve al protagonista el recuerdo de sus padres. “Invitados de la nación”, de Frank O´Connor, es de lo mejor de la antología. Retrata el destino de unos prisioneros ingleses (época de la lucha por la independencia) por los irlandeses, el buen trato y un comienzo de amistad… que la realidad corta brutalmente. William Trevor, que no podía faltar, transita nuevamente los caminos de las vidas grises en “El salón de baile del romance”. Bridie, la protagonista, de 36 años, cuida a su padre inválido y los sábados por la noche concurre al salón de baile, donde nunca coincide con el hombre que a ella le gusta. Julia O´Faolain en “Primera conjugación” nos cuenta de la fascinación que ejerce la profesora italiana, exiliada junto a su esposo hacia Irlanda, sobre la protagonista, que es una adolescente. Ese idilio se ve interrumpido por el marido de la profesora, un fascista que debió escapar de Italia por el cambio de gobierno, y también por un asunto de abuso de una menor. La joven termina propiciando la ruptura de la pareja. “Corea” es el cuento elegido de John McGahern, uno de los dos o tres escritores más talentosos de la antología (recomiendo sus “Cuentos completos”, editados por Adriana Hidalgo). Es una elección curiosa, porque no es su mejor relato, ni el más representativo de lo que es su literatura. De todos modos, “Corea” igualmente sobresale: una charla padre/hijo sobre la vivencia traumática en la guerra; el consejo del padre para que su hijo emigre a EEUU; y la sospecha del hijo que tras ese consejo hay un interés propio, sin intereresarle mucho el futuro que realmente le espera. Colm Tóibín, en “La familia vacía”, nos entrega el relato más triste de la antología, y tal vez de los más profundos: el narrador, una especie de oveja negra de la familia debido a su homosexualidad (lo cual está apenas sutilmente sugerida), debe reencontrarse con su hermana y hermano debido a la inminente muerte de su madre. Las cosas nunca dichas entre ellos; la angustia del narrador; y el clima general, hacen que este cuento sea difícil de olvidar. “Revancha”, de Anne Enright, es de los pocos relatos de la antología que escapan al clima de soledad y melancolía. Allí se cuenta la primera experiencia “swinger” de una pareja que tambalea; con toques de humor y personajes adorables. Sheila Purdy, en “Transacciones”, narra la situación incómoda de una anciana que utiliza la tarjeta de débito de su hermano, ahora internado en un hospital, para apostar. También es cleptómana, y roba en supermercados, donde es descubierta. Sorprende la facilidad con que la autora nos lleva de una situación trágica familiar a un final más cercano al policial. Claire Keegan, autora que conocemos en argentina gracias a Eterna Cadencia, que ha publicado cinco libros de ella, aparece en la antología con un clásico: “Recorre los campos azules”: un trío amoroso algo inesperado (o no tanto), un casamiento, infelicidad, soledad, dolor. Los mejores ingredientes en las mejores manos. “Vamos a matarnos”, de Colin Barret, es un relato donde los adultos se reencuentran luego de décadas sin verse, y quien era el chico raro y golpeado aparece bajo una inesperada apariencia. Por último, vale destacar el clima ominoso, cercano al terror y a lo fantástico de “El pozo”, de Sheila Armstrong. Hay más relatos, hay más autores. Estos “Cuentos irlandeses contemporáneos”, como bien auguran los compiladores desde el prólogo, nos traen conocimiento, compañía y consuelo. ¡Qué más se le puede pedir a un libro!

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