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  • Abel Pintos y las claves del imponente show que inauguró el nuevo estadio de Atenas

    » La voz

    Fecha: 09/05/2024 05:09

    Dos días después de su inauguración oficial, y con notables marcas de una obra todavía en desarrollo, el Nuevo Estadio Atenas le abrió sus puertas a la música. Lo hizo de la mano de Abel Pintos, que desembarcó en Córdoba con espectáculo recargado y volvió a ratificar el idilio con su público cordobés. Una devoción que se repetirá hoy y mañana en el mismo recinto de barrio General Bustos, en la seguidilla de partida para este nuevo espacio que albergará próximos shows de Airbag, Guasones y Las Pelotas. En ese sentido, la elección del bonaerense para cortar la cinta simbólica del nuevo Atenas pareció la mejor opción posible. El fervor que aportó la “familia” que sigue a Pintos convirtió al estadio cerrado en una caldera de sentimientos y emociones. Y sin mayores preámbulos, un nuevo escenario quedó oficialmente presentado en sociedad. Junto a una sólida banda, el bonaerense actuó durante cerca de dos horas y media (Javier Ferreyra / La Voz) Para Abel, un sueño cumplido A las 21.05, las luces del estadio se apagaron. Hasta ese momento, la previa había transcurrido sin mayores inconvenientes más allá de la novedad del caso. El movimiento tanto en la platea desplegada en la pista como en las tribunas no denotaba urgencia ni ansiedad entre los 2.500 asistentes que colmaron las ubicaciones. Pero cuando la oscuridad tomó por asalto la atmósfera, todo quedó dicho. El concierto de apertura del nuevo Atenas no pareció un debut, sino más bien una confirmación. Luego de un big bang visual, Pintos hizo su ingreso para el primero de varios delirios colectivo. El artista apareció por la parte superior del escenario y se ubicó en el centro, donde estuvo la mayor parte del show. 2.500 personas se acercaron a ver el primero de tres shows de Abel Pintos en el estadio de Atenas. (Javier Ferreyra / La Voz). A ambos costados, una banda austera (cinco integrantes además de Abel, más un par de instrumentistas invitados) ocupó el ancho de una puesta en la que el cantante y la pantalla de fondo concentraron toda la atención. Sin dudas, ahí radica la principal novedad de la gira que inició Pintos días atrás en el Luna Park porteño. Desde el comienzo (que unió Pájaro cantor, Revolución y Juntos) el acompañamiento del público fue total y los estribillos, multitudinarios y “a los gritos”. La posibilidad de ver al cantante multiplicado junto a diferentes texturas y colores aportó un toque de gran escala a un espectáculo que se sintió intimo, en confianza. De hecho, después de sendos homenajes a León Gieco (Pensar en nada) y Gustavo Cerati (Cactus), Pintos se tomó un momento para agradecer a la concurrencia y contar un pequeño secreto. Según relató, de camino a su primer concierto profesional en la ciudad de Córdoba el por entonces adolescente imaginó el privilegio que sería tocar en un lugar histórico como Atenas. Más de 25 años después, ese anhelo se transformó en la responsabilidad de inaugurar la nueva versión de ese mismo hito en la cultura pop cordobesa. “No tenga dudas de que este también va a ser un lugar histórico”, acotó Abel antes de pedirle a su gente una catarata de buena energía para bautizar al nuevo espacio. Entre la intimidad y la grandeza, Abel Pintos se reencontró con su público cordobés. (Javier Ferreyra / La Voz). Fiel a su costumbre Como le prometió a quienes habían ido a verlo por primera vez, el bonaerense ofreció un “largo, largo” concierto que se extendió durante casi dos horas y media. Fiel a su costumbre, el músico recorrió diferentes momentos de su extenso repertorio. Hubo lugar para las baladas y el folk, pero también para momentos más eléctricos, versiones (también de La Oreja de Van Gogh e India Martínez) y canciones desnudadas junto a una guitarra. No obstante, luego de compartir uno de los instantes más íntimos de la noche junto a su hermano Ariel, Abel priorizó el baile y el costado más ecléctico de su obra, con bachata (Abrazándonos), espíritu urbano (El hechizo), cumbia (en Camina (suave y elegante) y La hice llorar) y, por supuesto, cuarteto. Que me falte todo, su hit con Luck Ra, fue el inicio de un final que no dio respiro. Abel Pintos, iluminado por la pantalla y eterno para su público. (Javier Ferreyra / La Voz) La ovación posterior fue otra postal de emoción en público para el artista. “Gracias por estar acá. Solo el hecho de que hayan decidido venir es un montonazo”, expresó Pintos, orgulloso de sus fans. “Te amo, Córdoba”, añadió antes del último envión, que comenzó en clave reggae con Tu voz y, ya en los bises, redondeó épica con A-Dios y Piedra libre, entre aplausos y teléfonos celulares en alto. ¿Acaso puede haber mejor augurio para un recinto que promete cobijar infinitas noches inolvidables? Atenas, listo para recibir más shows: Airbag, Guasones y Las Pelotas en el horizonte. (Javier Ferreyra / La Voz). Más información Abel Pintos sorprendió al contar que dejará de cantar en Argentina

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