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  • Los estudiantes judíos de Columbia alzaron su voz: "Estamos orgullosos de Israel"

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    Fecha: 09/05/2024 03:04

    Las últimas semanas no fueron fáciles para los estudiantes judíos en las principales universidades de Estados Unidos. Manifestaciones pro-palestinas que se suponía estaban organizadas para pedir por el cese del fuego que le de un respiro a la atribulada población civil de la Franja de Gaza rápidamente se convirtieron en campamentos de protesta anti-Israel y, en demasiadas ocasiones, anti-judíos. Los eslóganes de los manifestantes dejan poco espacio para la duda cuando se trata de "Desde el río hasta el mar, Palestina será libre", que traducido significa: desde el río Jordán hasta el Mar Mediterráneo ese territorio será árabe, libre de judíos. Esos millones de judíos que desde hace más de setenta y cinco años llaman a Israel su hogar. En realidad, este nuevo capítulo de la batalla anti-sionista comenzó el mismo 7 de octubre de 2023, cuando las salvajes acciones cometidas ese día por Hamas en el sur de Israel (asesinatos, violaciones, torturas, cuerpos desmembrados y quemados, chicas casi muertas arrastradas por las calles de Gaza mientras los paseantes escupían sus cuerpos) eran celebradas por los defensores de la "resistencia". Pero, como todos saben, se puso mucho peor, con las protestas en los campus que terminaron en enfrentamientos con la policía y desalojos violentos. "Estos ataques no van a quedar impunes": el Gobierno condenó el asesinato de Lior Rudaeff Esto no les gusta a los autoritarios El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad. Hoy más que nunca Suscribite La noticia obvia fueron los grupos de chicos y chicas con kefía y el rostro tapado que en muchos casos mostraban genuina tristeza por los muertos civiles de Gaza y, en muchísimos otros también, un claro apoyo al terrorismo de Hamas, rechazo al dolor de los familiares de los rehenes israelíes que siguen cautivos en el enclave y ese repugnante odio atávico a los judíos que nunca se salta una generación. Sin embargo, esta historia tuvo además (y tiene) otros protagonistas: los estudiantes judíos que, una vez que la policía arrasó los campamentos, tienen que volver a clase y compartir aulas con compañeros que los acusan de prácticamente todo lo malo que pueda estar pasando en el mundo. Entre todos ellos, varios cientos de los que concurren a Columbia firmaron una carta pública que colgaron en internet a través de Google Docs y donde expusieron su verdad. Dedicado a "la comunidad de Columbia", el mensaje le habla en especial al resto de los alumnos. "Muchos de nosotros nos sentamos a tu lado en clase, somos tus compañeros de laboratorio, tus compañeros de estudio, tus pares y tus amigos", describe la misiva. Luego apunta, quizás sin intención, a uno de los principales "errores" de los antisemitas: más persiguen a los judíos, más fuerte se activa el mecanismo de reagrupamiento tribal para sobrevivir. Miles de gazatíes huyen desesperados de Rafah ante la inminente invasión terrestre de Israel "La mayoría de nosotros no elegimos ser activistas políticos -dicen los chicos y las chicas judías de Columbia-. No tocamos tambores ni cantamos consignas pegadizas. Somos estudiantes promedio, simplemente intentamos pasar los exámenes finales como el resto de ustedes. Aquellos que nos demonizan bajo el manto del antisionismo nos obligaron a participar en nuestro activismo y a defender públicamente nuestras identidades judías". Alrededor del mundo florece un puñado de comunidades judías, desde Israel y Estados Unidos a Australia y Gran Bretaña, pasando por Francia, Argentina, Brasil y Canadá. Se trata de algo menos de dieciséis millones de personas, el 0,2 por ciento de la población mundial (sí, cero coma dos). La enorme mayoría de ellos, tal como escribieron los alumnos de origen hebreo de Columbia, cree "con orgullo en el derecho del pueblo judío a la autodeterminación en nuestra patria histórica como principio fundamental de nuestra identidad judía". "Al contrario de lo que muchos han tratado de venderles, no, el judaísmo no puede separarse de Israel. El sionismo es, en pocas palabras, la manifestación de esa creencia", explicaron los estudiantes a sus compañeros. En una universidad de Ohio, un mensaje para los judíos: "no tienen dónde esconderse" (Foto: vía Twitter) Después de recordar que los judíos vienen en todos los colores posibles, desde los blanquísimos ashkenazíes de Rusia a los negrísimos de Etiopía, incluyendo a los "marrones" que pasaron generaciones enteras en los países árabes (pero que todos ven a la tierra de Israel como su hogar ancestral), la carta lamenta que, en la actualidad, "nos enfrentamos a la acusación de ser 'demasiado europeos', retratados como los peores males de la sociedad: colonizadores y opresores". "Estamos orgullosos de Israel", declararon, "la única democracia de Medio Oriente" donde, además, conviven israelíes judíos con una saludable minoría de israelíes árabes, la mayoría de ellos musulmanes. De todas maneras, aclararon, "nuestro amor por Israel no requiere un conformismo político ciego. Es todo lo contrario. Para muchos de nosotros, es nuestro profundo amor y compromiso con Israel lo que nos empuja a objetar cuando su gobierno actúa de maneras que consideramos problemáticas". Y ahí están, como ejemplo, las masivas manifestaciones contra los planes de la administración Netanyahu para recortar el poder de la justicia, protestas que se encontraban en uno de sus momentos culminantes cuando llegó el ataque de Hamas que dejó 1200 muertos y decenas de secuestrados. De hecho, insistieron los estudiantes de Columbia, "nuestras visiones de Israel difieren dramáticamente unas de otras", aunque "todos venimos de un lugar de amor y aspiración de un futuro mejor para israelíes y palestinos por igual". Gaza: afirman que los ataques de Israel generaron 37 millones de toneladas de escombros y podrían tardar más de 14 años en eliminarse Volviendo al tema central, en el texto se lee que los últimos seis meses en el campus "nos enseñaron" que una porción "numerosa y ruidosa de la comunidad de Columbia no comprende el significado del sionismo" ni "la esencia del pueblo judío". Peor todavía, "a pesar de que venimos denunciando el antisemitismo que experimentamos durante meses, nuestras preocupaciones fueron ignoradas e invalidadas". En este frente, los alumnos repasaron algunas de esas imágenes de las protestas que causaron escalofríos, como la manifestante con un cartel con una flecha apuntando a un grupo de estudiantes judíos y con la inscripción: "los próximos blancos de los Al Qasam", en referencia a los clásicos cohetes de Hamas (que en realidad se llaman simplemente Qassam). O el video donde se escuchó a uno de los líderes del acampe decir lo más pancho que "los sionistas no merecen vivir". En la foto de la izquierda, una manifestante propone los próximos blancos de los cohetes palestinos: un grupo de estudiantes judíos / Imágenes: vía Twitter "Nos sentimos impotentes cuando vimos a estudiantes y profesores bloquear físicamente a los estudiantes judíos para que no ingresaran a partes del campus que compartimos, o incluso cuando voltearon la cara en silencio", lamenta la carta. Pero "una cosa es segura: no dejaremos de defendernos", porque "estamos orgullosos de ser judíos y estamos orgullosos de ser sionistas", dice el mensaje. "Vinimos a Columbia porque queríamos expandir nuestras mentes y entablar conversaciones complejas" con los compañeros y profesores, va cerrando la misiva. Y "si bien el campus puede estar plagado de retórica de odio y binarios simplistas ahora, nunca es demasiado tarde para comenzar a reparar las fracturas y comenzar a desarrollar relaciones significativas a través de divisiones políticas y religiosas". Al final, una nota de esperanza: "esperamos que se unan a nosotros para buscar seriamente la paz, la verdad y la empatía", y "juntos podremos reparar nuestro campus". ¿Qué estudiantes? Ese toque optimista del cierre de la carta deberá superar la dura prueba de la realidad, con universidades apestadas por el siempre retorcido olor del odio racial y donde quedaron por responderse, además, muchas preguntas políticas. Comenzando por ¿a quienes favorecieron las manifestaciones y los campamentos? Por cierto, no a los civiles palestinos. Al mismo tiempo que los jóvenes anti-sionistas paseaban vestidos de fedayines, el Congreso de Estados Unidos aprobó un nuevo paquete de asistencia militar, esta vez de unos 17.000 millones de dólares. Se trata de armamentos que servirán a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para seguir liquidando miembros de Hamas pero que, lamentablemente, también terminarán con las vidas de muchos civiles palestinos. No pocos analistas estadounidenses afirman que los acampes también sirvieron para galvanizar la base de votantes del republicano Donald Trump para las presidenciales de noviembre y quizás para convencer a muchos moderados que observaron perplejos los niveles de violencia que alcanzaron las protestas. Otra pregunta que dejaron las protestas es: ¿a quién representan realmente los estudiantes? Es que, si bien las manifestaciones se extendieron a varias instituciones en el resto del país, el movimiento "se originó principalmente en las universidades más prestigiosas (y caras) de Estados Unidos, incluidas Columbia, Harvard, Yale y Princeton", recordó un reciente artículo del profesor Thomas Gift, de la University College London. Las universidades de élite, agregó, "tienden a fomentar cuerpos estudiantiles progresistas y activistas que no se parecen a la demografía de la educación superior estadounidense en general, y mucho menos a la población juvenil" de todo el país. Además, remarcó, solamente "una pequeña fracción de los estudiantes, incluso en instituciones de élite", participó activamente en las manifestaciones por Gaza. "En Columbia, por ejemplo, sólo unos 200 estudiantes fueron arrestados en una escuela que tiene más de 30.000 alumnos matriculados", completó.

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