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  • Mujeres, fantasmas, el Diablo y el oro enterrado: las leyendas mineras más famosas de San Juan

    » Tiempo San Juan

    Fecha: 09/05/2024 01:25

    Este 7 de mayo se celebra el Día de la Minería . Dicha actividad, clave para el desarrollo productivo, económico y turístico de San Juan, cuenta con varias historias muy interesantes, que abarcan varias generaciones. Por qué las mujeres y los sacerdotes no pueden ingresar a las minas, los fantasmas de Hualilán y más mitos en la nota. Ley Bases Grupo minero sanjuanino: con poco para celebrar, y con una advertencia al Senado En primer lugar, hay que mencionar un mito muy conocido en la minería desde hace varios siglos. La historia cuenta que las mujeres traen mala suerte. Al momento de bajar a la tierra, a los mineros los apodera un espíritu denominado El Tío. Se trata de un espíritu andino capaz de proveer minerales de alto valor. Lo representa una figura que recibe ofrendas como cigarrillos, bebidas alcohólicas y coca. Su amante es muy conocida: la Pachamama. La Madre Tierra, muy celosa de otras mujeres, podría estallar de furia y provocar consecuencias muy graves para los trabajadores mineros. Su amante es muy conocida: la Pachamama. La Madre Tierra, muy celosa de otras mujeres, podría estallar de furia y provocar consecuencias muy graves para los trabajadores mineros. “Si el Tío se enamorara de una visitante, dejaría de fecundar a su amante y entonces escasearía la plata. Pero, aún si no se sintiera atraído, la competencia femenina haría que la Vieja cerrara su vientre y sepultara a los trabajadores”, cuenta la leyenda, revivida por Infobae. El Tío recibe varias ofrendas por parte de los obreros, quienes son capaces de realizar sacrificios sanguinarios para representar su figura. Su cuerpo tiene cuernos alargados, baja estatura, ojos vidriosos y colores llamativos. En materia religiosa, únicamente tienen permitido ingresar el 4 de diciembre. Dicha jornada se celebra el día de Santa Bárbara, la patrona de aquellos que trabajan con explosivos y materiales peligrosos, como el caso de los mineros. El rol de la mujer en la minería sanjuanina Hasta junio de 2023, y de acuerdo a datos proporcionados por la Dirección de Transparencia e Información Minera de la Secretaría de Minería de la Nación, San Juan lideró el aumento de participación de mujeres en la actividad respecto del contexto nacional. 1702670232_055379a6744341306021.jpg En febrero del año pasado, el empleo femenino en la minería de la provincia alcanzó los 568 puestos de trabajo. La participación fue del 11,4% en el empleo minero total en San Juan. En términos interanuales, los puestos de trabajo ocupados por mujeres crecieron un 24,8% (por encima del incremento del 23,6% a nivel país), sumando 113 mujeres al empleo minero en ese período. Ni mujeres, ni sacerdotes Otro mito muy divulgado en los países andinos, principalmente en el noroeste argentino, Bolivia, Chile y Perú. “Los sacerdotes no pueden entrar, y el Diablo no puede salir”. No se trata únicamente de una leyenda, sino también de una costumbre propia de los trabajadores mineros. Aquí vuelven a intervenir las figuras del Tío y la Pachamama. Hay un motivo en especial para que los párrocos no ingresen. Los religiosos no llevan pantalones y las sotanas pueden hacer que la Madre Tierra los confunda con mujeres y explote de celos. Actualmente lo admiten en el ámbito minero. Manifiestan que los curas no podrían ingresar a las minas ni siquiera declarándose devotos al Diablo. Es más, hay una cruz, denominada Tatacajchu y apostada en el inicio de los yacimientos, que prohíbe la entrada de cualquier sacerdote. Los fantasmas de Hualilán La historia de este territorio ullunero es de las más ancestrales de la provincia. Sus primeros habitantes fueron los Incas. Conocían de la riqueza de los metales preciosos, pero la escasez de tecnología y agua impidieron la explotación de los recursos. Hualilán significa “tierra de oro” en lengua indígena. Hualilán significa “tierra de oro” en lengua indígena. Ya en el Siglo XIX, más exactamente en 1872, una empresa inglesa desembarcó en Hualilán. Incluyó la construcción de una planta de amalgamación, circuito de concentración y dos hornos de tostación. Tenía la capacidad de procesar 80 toneladas por día de mineral y un rendimiento promedio de 21 gramos por tonelada de oro. A partir de 1955 se instala una planta de cianuración completa, procesándose unas 10.000 toneladas de mineral de distintas procedencias (mineral de interior de mina, desmontes y relaves más antiguos), con un contenido de 2 a 4 gramos por tonelada de oro. Las ruinas datan de 1850 y fueron declaradas "Bien integrante del patrimonio cultural y natural de la provincia de San Juan”, por Ley 7384/03. Pocos años atrás estuvieron abandonadas y fueron saqueadas, convirtiendo a ese patrimonio elemental de la historia sanjuanina en una postal de la desidia. Las ruinas datan de 1850 y fueron declaradas "Bien integrante del patrimonio cultural y natural de la provincia de San Juan”, por Ley 7384/03. Pocos años atrás estuvieron abandonadas y fueron saqueadas, convirtiendo a ese patrimonio elemental de la historia sanjuanina en una postal de la desidia. Contó con varias etapas. Desde 1959 a 1980, se efectuaron trabajos de explotación a pequeña escala y las primeras exploraciones sistemáticas. Entre 1985 y 1995, se explotó mineral oxidado, y desde 1995 a 2019, diversas empresas mineras efectuaron tareas de exploración sistemática con los objetivos de validar la existencia de recursos económicamente explotables. f768x0-520543_520561_15.webp Durante varios años de las etapas anteriormente mencionadas, Hualilán no tuvo habitantes. Pese a ello, muchos afirman que las almas de los trabajadores siguen presentes en el lugar. Lugareños expresaron que los prisioneros carcelarios cumplían su condena y también funciones en la mina. Las almas de esos hombres, sufridas y cansadas, gritan y gimen. Además, se escuchan cadenazos y se observan luces que son capaces de percibirse a una distancia bastante considerable. Hualilán, en la actualidad En 2019, la firma australiana Golden Mining obtuvo la concesión del proyecto en dicha zona. En abril del 2023, la empresa presentó el informe de impacto ambiental, y tras las consultas, en agosto la CIEAM inició el análisis que permita a la empresa obtener la Declaración de Impacto Ambiental que conlleve a la construcción y puesta en marcha de la futura mina. whatsapp-image-2023-04-25-at-202038-1jpeg.webp Hualilán, tras la llegada de la firma australiana Golden Mining. La inversión en la primera etapa ronda los U$S 150 millones, y la construcción de la mina demandará unos 350 nuevos puestos de trabajo, por dos años; que es el lapso estimado que durará la obra. Pero llegará a un periodo de máxima ocupación en el que podría alcanzar a 450 personas. Las Labranzas de Osorio Según los registros, una versión de la leyenda fue contada por Segundo Díaz en 1946. En ese momento tenía 80 años y residía en la localidad calingastina de Tamberías. La historia fue publicada por Berta Elena Vidal de Battini en “Destino San Juan, Cuentos y Leyendas Populares de la Argentina”, y la escribió con los modismos del narrador. Según i oído a mis agüelos, de los tiempos de los españoles hay en la cordillera un tesoro enterrau que se llama las labranzas di Osorio. Dicen qui había veníu un minero di apellíu Osorio buscando oro, y con tan güeña suerte, qui un indio de Pachimoco lu hizo baquiano a las vetas di una gran mina di oro. Dicen que esa mina era tan rica, que según el tal Osorio, su beneficio alcanzaba pa mantener cinco pueblos como Jáchal, pa toda la vida. Esti hombre sacó una cantidá muy grande di oro y lo guardaba en esas bolsas que si hacen con el cuero del cogote del guanaco. En esos cogotes, como se llamaban, guardaban el oro. Que en una ocasión qui Osorio había bajau de sus labranzas con once cogotes de guanacos taquiaditos di oro, jue perseguíu por una patrulla que quería quitárselos. Al saber Osorio que era perseguíu, escapó pal lau de la Cordillera ‘e los Andes. Dicen qui áhi, entre los cerros, enterró los once cogotes y él le pegó pa Chile a lomo ‘e mula. El hombre no volvió más ni se supo nada de él, pero se sabía bien qui había enterrau esas cargas di oro en la Cordillera. Agora, al presente, hay muchos mineros que tuavía buscan los once cogotes taquiados di oro. Muchos han visto, a la distancia, en la noche, esas luces de los entierros di oro, pero en el día nu han sabíu llegar. Para alguien de suerte ‘tan destinados, y algún día los encontrará.

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