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  • Quedó huérfana y se enteró “de casualidad” de su adopción: se hizo un ADN ancestral y encontró a sus padres por las redes

    » Infobae

    Fecha: 08/05/2024 02:35

    Quedó huérfana y se enteró “de casualidad” de su adopción: se hizo un ADN ancestral y encontró a sus padres por las redes (imagen ilustrativa creada con Inteligencia Artificial) Daniela (43) jamás dudó de su identidad y nunca tuvo motivos para hacerlo. Nació en una clínica de un pueblo del interior de Córdoba pero se crió en la ciudad capital. Sus padres se separaron cuando apenas tenía 4 años y a los 12 sufrió otro revés emocional: su mamá tuvo un ACV y quedó con una discapacidad a nivel neurológico que no le permitía mantener ningún diálogo con nadie. Por eso, la terminó criando su abuela materna. En 2005, mientras ella cursaba en la facultad, falleció su papá. Y 14 años después le tocó a su mamá. Una semana después de quedar huérfana, la señora que cuidaba a su madre le contó el secreto que había guardado toda la vida para que pudiera reconstruir su identidad. Le dijo a Daniela que había escuchado hablar a sus tías de que era adoptada y que se vio obligada a tomar esa decisión por su bien. La desazón y la angustia que la invadió en un primer momento, logró transformarla en la energía que necesitaba para comenzar con la búsqueda de sus padres biológicos. En total fueron 4 años de incertidumbre, durante los cuales se hizo dos ADN ancestrales y logró trazar gran parte de su árbol genealógico. La primera sorpresa que se llevó fue que tenía un 25% de ascendencia judía. Así que su misión se centró en “encontrar dentro de esas familias judías tan endogámicas a alguien que se hubiera casado con un no judío”. Sin embargo, las posibilidades se diluían mientras avanzaba su investigación. Frustrada por la falta de avances, decidió hacer una pausa y retomó su búsqueda en mayo de 2023. Cuatro meses después ocurrió el milagro: pudo contactarse con familiares de varios judíos que se habian casado con católicos en Córdoba, hasta que uno ellos le hizo una revelación que despertó nuevamente sus esperanzas. El ADN ancestral que se hizo Daniela reveló que tenía un 25% de ascendencia judía “En mi familia hay una historia como la que vos contás, mi tío te buscó toda la vida”, le dijo un hombre, quien terminó siendo su primo hermano y la ayudó para que pudiera reunirse con sus verdaderos padres. Antes de ahondar en los pormenores de cómo fue el camino para cerrar su historia de vida, Daniela le pidió a Infobae preservar su apellido y la identidad de sus padres. “No fue algo lindo lo que pasó, es algo que no nos enorgullece. Fue algo muy triste y desafortunado, pero que tuvo un final feliz. No quiero exponer demasiado a mi mamá porque fue la que se llevó la peor parte”, aclaró la mujer. Un secreto revelado por alguien ajeno a la familia “A través de una persona ajena a la familia, que fue la cuidadora de mi mamá, me enteré de casualidad que había sido adoptada. Fue ella quién me abrió los ojos porque nunca había sospechado que no era hija de mis padres”, aclaró Daniela. La mujer había escuchado, así como al pasar, una conversación que habían tenido sus tías maternas. Tenía poca información y escasos detalles. Así que Daniela fue a hablar directamente con ellas para exigirle todas las explicaciones. “Ellos tampoco tenían muchas precisiones. Me contaron datos tergiversados, mezclaron todo”, recordó. Sus tías aseguraron que una joven que estudiaba medicina en la facultad había quedado embarazada del novio y que sus padres la habían obligado a entregar al bebé en adopción para que pudiera continuar con la carrera. “No sabían el nombre, ni dónde estudiaba, ni cuántos años tenía. El único dato que me dieron fue que era de Santiago del Estero”, aseveró. También le dijeron que “la persona que había actuado como intermediaria entre su mamá biológica y sus padres adoptivos fue un militar” por lo que su primera sospecha fue que su adopción podría estar relacionada con la dictadura. La investigación que hizo Daniela para encontrar su verdadera identidad le llevó 4 años y lo logró gracias a las redes sociales (imagen ilustrativa creada con Inteligencia Artificial) “Es muy feo y frustrante no saber de dónde saliste, o si se cometió una injusticia con tu nacimiento. Yo tenía miedo de que me hubieran robado, que alguna mamá todavía estuviera buscando o sufriendo por un bebé al que hicieron pasar por muerto. Se me pasaron mil cosas por la cabeza. Necesitaba saber y cerrar ese círculo”, remarcó Daniela, quien se dirigió a la Fundación de Plaza de Mayo para cotejar su ADN con el de los desaparecidos. Finalmente, esa prueba dio negativa. Un ADN ancestral revelador Averiguando otras alternativas para continuar con su búsqueda, conoció el trabajo que hacían en la Fundación Nuestra Primera Página; que ayuda a las personas de manera gratuita a encontrar lazos biológicos a través de la realización de un ADN ancestral. Todo esto es posible gracias a los voluntarios, llamados “ángeles de búsqueda”, que tienen mucho conocimiento de genealogía, genética e informática y siguen de cerca todo el proceso. “Mis ángeles fueron Andrea Ivancich y Gonzalo Villarreal Rocca, a quienes quiero mencionar porque su aporte fue fundamental para que pudiera encontrar mi verdad”, señaló Daniela. Las primeras indicaciones que le dieron sus “ángeles” fue que comprara un test de ADN ancestral por Internet llamado Family Tree. “Ellos me ayudaron a hacer todos los trámites para mandar la muestra a un laboratorio en Houston, Estado Unidos, ya que en Argentina ese estudio no se hace y además es muy difícil transportar todo lo que es material biológico”, aclaró. La realización de estos test es mucho más común de lo que uno se imagina y no necesariamente está relacionado con la búsqueda de identidad. “Hay mucha gente que se lo hace por hobby, porque quiere tener ordenada toda su genealogía o porque quieren conocer un poco más sobre su etnia o su linaje”, explicó Daniela. El examen de ADN ancestral que se realizó Daniela no se hace en Argentino, por lo que tuvo que contactar a un laboratorio en Houston, Estados Unidos Cuando le llegaron los resultados del estudio, la primera sorpresa que se llevó fue que tenía ascendencia judía en un 25%. “Tuve la suerte de que los judíos son muy ordenados con su genealogía y en la base de datos de Family Tree me salieron muchísimos parientes. Me contacté con gente de Israel, Reino Unido, Francia y Estados Unidos. Ellos me brindaron datos de quienes de su familia habían emigrado a Argentina y ahí arrancó mi búsqueda”, recordó. Pero antes de seguir avanzando, le recomendaron que se hiciera un segundo ADN ancestral llamado 23andme, que tiene una base datos genética mucho más completa. “El problema es que ese test todavía no se vende en Argentina. Un conocido de mi marido me lo trajo de allá y volvimos a mandar las muestras al mismo laboratorio de Houston”, precisó. Gracias a eso, encontró a su primer familiar en Argentina. “Me costó mucho dar con esa persona porque no tenía redes sociales. Así que investigué un poco y me puse en contacto con su ex mujer, su mujer actual y su hija para luego dar con él. El hombre, que tenía prácticamente mi edad, era un primo tercero”, contó. La base de datos 23andme le reveló que esa persona descendía descendía de un matrimonio que había llegado a Argentina desde Marruecos. Ese matrimonio había tenido tres hijas, las cuales se encuentran en el cementerio judío de Avellaneda. “Ellas fueron el puntapié inicial de que la investigación estaba dando sus frutos. Encontré a sus descendientes por el apellido y me doy cuenta de que eran del interior de Córdoba”, se entusiasmó Daniela al ver que el círculo se cerraba cada vez más. “Los contacto por redes sociales y cuando les cuento mi historia, descubro que eran mis primos hermanos. Uno de ellos, incluso, sabía de mi historia y me dijo que me habían estado esperando, y que sabían que en algún momento iba a aparecer”, enfatizó Daniela sobre el hallazgo revelador que tuvo lugar en septiembre de 2023. Ese primo le dijo: “Te voy a contar la historia de mi tío, que tuvo una relación muy corta con una pareja que quedó embarazada y los obligaron a dar al bebe en adopción. Ese episodio había tenido lugar en un pueblo del interior de Córdoba, que coincidía exactamente con el lugar donde había nacido”. Luego, cuando este hombre le mostró a Daniela una foto de la mujer que podría ser su mamá, no tuvo dudas: “Éramos muy parecidas físicamente”. El primo que hizo posible el encuentro con sus padres biológicos Este hombre le contó a Daniela que había nacido de una “relación ocasional”, cuando sus padres eran muy jóvenes: él tenía 20 años y ella 17. Le dijo que en ese momento su papá estudiaba medicina y que al poco tiempo de cortar con su mamá se había casado con otra mujer. Conocer la estructura de su ADN fue determinante para que Daniela encontrara a sus padres (Shutterstock) “A mi mamá la obligaron a darme en adopción, caso contrario no hubiese podido volver a su casa”, averiguó. “Fue algo durísimo, porque era algo que ella no quería. No le quedó otra. Sufrió mucha presión de los padres de él para que me entregara”, agregó. Lo más sorprendente es que ellos seguían viviendo en el mismo pueblo cordobés y a pocas cuadras de distancia, cada uno con su familia. Su papá tuvo tres hijos y su mamá dos. Así que hoy Daniela cuenta con la bendición de tener 5 hermanos. Su primo fue quien la contactó con su papá. “Una vez que estuvimos completamente seguros, análisis de ADN mediante, le dimos la noticia a mi mamá”. La encargada de hacer de nexo entre Daniela y su madre fue la nueva mujer de su papá ya que entre ellos -a pesar de ser vecinos- nunca más volvieron a dirigirse la palabra. “Parece algo novelesco. Pero ella fue quien acompañó a mi mamá hasta Córdoba Capital para que me visitara en mi casa”, recordó sobre el tan ansiado encuentro que la hizo volver a nacer. Su mamá le contó a Daniela que había nacido el 30 de septiembre de 1980 y que había decidido llamarla María Magdalena. Sin embargo, ese nombre fue modificado por sus padres adoptivos, al igual que su fecha de nacimiento. Paradójicamente, el reencuentro sucedió en el mismo mes que se vieron por última vez; pero 43 años después. “Tratamos de no escarbar en lo que pasó, de perdonar y de olvidar porque fue algo doloroso. No sabría decir quién de los dos tuvo la culpa. Fue algo del destino. Yo tenía que crecer en otra familia, con otra gente”, trató de justificar Daniela, que hoy intenta recuperar el tiempo perdido para compartir con ellos. “Hablo con ellos todos los días y nos juntamos muy seguido. Eso sí, me reúno con cada uno por separado. Hoy, tenemos un grupo de WhatsApp con mis hermanos paternos y otro con mis hermanos maternos”, concluyó al dejar bien en claro que las posibilidades de lograr una familia ensamblada son nulas. Sin embargo, ella disfruta de todos sus integrantes por igual y sin rencores.

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