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    » La voz

    Fecha: 07/05/2024 03:27

    Como todos los años, entre la fiesta de Pentecostés y la de la Santísima Trinidad, las iglesias del hemisferio sur celebraremos la Semana de oración por la unidad de los cristianos. Esta semana compromete a cada bautizado cristiano a elevar oraciones y a comprometerse por la unidad del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. El Concilio Vaticano II enseñaba: “Esta conversión del corazón y santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y con razón puede llamarse ecumenismo espiritual”. Este año el tema de la semana de oración está tomado del evangelio de Lucas: “Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc. 10,27). La redacción de los materiales había sido confiada a un equipo ecuménico de Burkina Faso (África occidental), facilitado por la Comunidad Chemin Neuf de ese país. La situación política y social en Burkina Faso es precaria y existen muchas amenazas para la paz y la cohesión social. La preparación de los textos ayudó al grupo redactor a reconocer que el amor de Cristo une a todos los cristianos y es más fuerte que las divisiones. Hay que tener en cuenta la diversidad étnica y religiosa que tiene este país. Seleccionaron el pasaje de Lucas Lc 10,25-37, que inicia con la pregunta provocativa que un doctor de la ley hace a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?”. Tradicionalmente, se creía que esta obligación se extendía a los israelitas y a los extranjeros residentes. Jesús responde a la pregunta con una parábola que muestra un amor que se extiende mucho más allá de los límites esperados por el doctor de la ley. A continuación, Jesús narra a modo de metáfora la historia de un hombre asaltado por unos ladrones, que le roban, lo hieren y lo dejan medio muerto. Sólo un extranjero, conocido como “buen samaritano” tiene compasión de él, se involucra en su dolor y lo asiste hasta las últimas consecuencias. Los cristianos estamos llamados a actuar como Cristo, amando como el buen samaritano, mostrando misericordia y compasión a los necesitados, independientemente de su identidad religiosa, étnica o social. Que este mensaje sea también un faro para nuestro país, que haga del “pacto de mayo” una oportunidad que involucre a los más vulnerables de nuestra sociedad. * Sacerdote católico. Miembro del Comité Interreligioso por la Paz (Comipaz)

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