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» Noticiasnet
Fecha: 07/05/2024 01:05
HECHO EN VIEDMA | 03/05/2024 Con una pasión y dedicación infalibles, Cristina Calvo, una emprendedora de 54 años, ha logrado consolidar su propio negocio en Viedma. En su casa, ubicada en la calle Mitre 1324, entre O'Higgins y Boulevard Ituzaingó, realiza lavados de ropa, planchado y costura, actividades que la sostienen económicamente desde hace más de 8 años. El camino de Cristina hacia el emprendimiento comenzó hace más de dos décadas, cuando trabajó en un lavadero. Fue allí donde descubrió su amor por el oficio del lavado y encontró su verdadera pasión. "Me encanta este trabajo, me gusta mucho lavar", admitió en una charla con NoticiasNet. Hace ocho años, al contarle a su hijo sus intenciones de emprender en este rubro, recibió una valiosa ayuda económica por haber cuidado durante un tiempo a un abuelo, lo que le permitió invertir en un lavarropas semindustrial adecuado para lavar acolchados, almohadas y prendas de vestir. Hoy en día, atiende a una numerosa y fiel clientela. Su especialidad en el lavado de acolchados de pluma es reconocida en la ciudad, con precios que oscilan entre los 9.000 y los 10.000 pesos. Además, ofrece descuentos a sus clientes habituales, cobrando solo 6.000 o 7.000 pesos por lavar dos o tres acolchados juntos. La buena calidad de su trabajo y su dedicación la han hecho ganarse la confianza de sus clientes, aunque, en tiempos de crisis económica, la situación se ha vuelto más tranquila para ella. Sin embargo, Cristina ha implementado estrategias de marketing, como la distribución de volantes por toda la ciudad, para atraer nuevos clientes y reactivar su emprendimiento. Cristina destaca que su técnica de lavado es minuciosa y meticulosa. "Primero trabajo con el lavado a mano con los acolchados y luego los meto al lavarropa, para evitar el uso de químicos", comenta. Uno de los principales motivos por los cuales los clientes prefieren su servicio, según ella, es la delicadeza con la que trata las prendas y las manchas. "Hay que hacerlo con cuidado, porque con el cepillo se rompen los hilos", explica. Además del lavado, también cuenta con un servicio de costura que funciona a la perfección. Su especialidad es el arreglo de camperas con cierres, una tarea que demanda paciencia y habilidad. Según Cristina, el alza constante de los precios de la ropa ha llevado a las personas a buscar alternativas para no tener que comprar prendas nuevas. De esta manera, la costura se ha convertido en una opción asequible y práctica para muchos. "Hasta ahora, los clientes están muy conformes con mi trabajo", asegura orgullosa. Si bien reconoce que debe enfrentar desafíos económicos, como tener que pagar el monotributo y contar con pocos aportes, su determinación y vocación de trabajo la mantienen firme en su negocio. "Siempre dije que tengo que trabajar, porque no pienso pasar hambre", afirma. Los vecinos confían en ella y constantemente le acercan prendas para lavar y arreglar, sabiendo que su trabajo se realiza con cuidado y utilizando jabón blanco para evitar daños en la ropa. Cristina Calvo es un ejemplo para la comunidad de Viedma. Su emprendimiento demuestra que con esfuerzo y dedicación se pueden alcanzar grandes logros. A través de su trabajo manual y su trato cercano con los clientes, se ha convertido en un referente local de la industria textil, inspirando a otros emprendedores a seguir adelante y superar las adversidades que se presentan en el camino.
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