Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El Flaco Menotti seguirá vivo en Rosario y en cada uno de sus rincones futboleros

    » La Capital

    Fecha: 06/05/2024 03:25

    Cesar Luis Menotti aprendió del fútbol y de la vida en su ciudad natal, y siempre lo puso de manifiesto. Murió a a los 85 años, pero su legado continuará vigente. El Flaco Menotti y la pelota, un objeto que consideraba preciado y que sostenía que había que saber tratar. Desde el barrio de Fisherton, la imagen del DT trascendió al mundo. Cesar Luis Menotti no se fue. Su legado seguirá vigente, en cada charla, en cada discusión futbolera. La muerte del Flaco este domingo, a los 85 años, no extinguirá una manera de entender el fútbol, siempre a partir del respeto de las formas y del buen juego. Así entendió el fútbol, desde que nació esta gran pasión, siendo un chico, en Fisherton, su barrio de la infancia y la adolescencia. Cada una de sus vivencias, cada aprendizaje, cada pensamiento estuvo impregnado por Rosario, su ciudad, con la que mantuvo una vínculo constante , más allá de que su figura lo haya llevado a trascender las fronteras del país, ante todo a partir de la conquista del Mundial de Argentina 78 con el seleccionado nacional. “Alguien dijo una vez / Que yo me fui de mi barrio / ¿Cuando? … ¿Pero cuando? / ¡Si siempre estoy llegando!” , dice el poema "Nocturno a mi barrio", del enorme Pichuco Troilo, uno de los tantos amigos de la cultura que el entrenador supo forjar. Los versos del eximio bandoneonista y compositor bien podrían haberse inspirado en Menotti, permanentemente presente en el barrio Fisherton, en las amistades que hizo y en el club Unión Americana , donde se crió y jugó al básquet y al fútbol. Menotti y su militancia La política representó una parte significativa de su vida. Y fue en Rosario donde comenzó a comprender sobre desigualdades, luchas y resistencia. “Mi casa fue una unidad básica”, dijo acerca de esa infancia en la que convivió con militantes peronistas y comunistas. “Yo era peronista, militante en el barrio”, contó el Flaco. Con el tiempo se terminaría afiliando al Partido Comunista. Defendía sus convicciones con agudeza intelectual, así como las pasiones. Y Central fue una de ellas. Fue hincha del club de Arroyito, a tal punto que en una entrevista con Ovación de 2015 dijo: “Quiero que gane Central, aunque lo dirija Carlos Bilardo”, en referencia al entrenador con el que mantuvo grandes divergencias futbolísticas. >> Leer más: "Quiero que gane Central aunque lo dirija Bilardo" “Yo era muy hincha de Central, y me ponía en el alambrado cerca del Tato Mur, mi ídolo. En los segundos tiempos, cambiaba de lado para verlo de cerca”, declaró en cierta ocasión. Habilidoso, de movimientos lentos y un poderoso remate, César cumplió el sueño de jugar en el club de sus amores. Llegó a Central en 1960 y debutó ese año en la primera. Fue centrodelantero o mediocampista ofensivo, compartiendo equipo con un amigo de toda la vida, el Nene Enrique Fernández, y con el Gitano Miguel Ángel Juárez, justamente con quien comenzaría otra etapa en el fútbol, en el banco de suplentes. El fútbol desde el banco Menotti nunca se fue de Rosario. No importa que su carrera de futbolista continuase en Racing, Boca, los Estados Unidos y el mismo Santos de Pelé. Ya lo dijo Pichuco: “Siempre estoy llegando”. Y una vez que colgó los botines, se dedicó a la dirección técnica. Los inicios no podían haber sido otros que en un club de los más populares de su ciudad: Central Córdoba. A fines de la década del 60, fue ayudante en el charrúa de su otrora compañero en Central, el Gitano Juárez. Si bien ambos se identificaban con el club de Arroyito, entre 1970 y 1971 estuvieron al frente de Newell's. El Flaco llegó a dirigirlo en forma interina en 7 partidos. Luego partió a Huracán. Fue el conductor de un equipo que desplegó un fútbol de alto vuelo y ambicioso, se consagró en el Metropolitano de 1973. Con un estilo de juego que causó orgullo en los simpatizantes del Globo, y admiración en hinchas de otros clubes. Tan es así que el Flaco fue testigo del aplauso de la hinchada canalla hacia los futbolistas de Huracán luego de que el conjunto auriazul fuese goleado 5 a 0 en Arroyito. Una selección federal El destino que supo construir lo llevó a la selección argentina, en lo que fue una de sus obras cumbre. La jerarquizó, después de años de improvisación. La preparación rumbo al Mundial de Argentina 78 implicó amistosos contra diversos seleccionados, jugados en el país, Sudamérica y Europa. Nunca antes se había organizado algo así. Y, lo principal, es que no olvidó sus raíces, como hombre de Rosario, del interior. Federalizó la selección, convocando en cantidad a jugadores que no pertenecían a clubes de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Probó a varios futbolistas de los clubes de la ciudad. Incluso contó que llegó a convocar al Trinche Carlovich para entrenar con la selección, aunque el mediocampista de Central Córdoba nunca asistió. Finalmente fueron el rosarino Daniel Killer, surgido de Central, y el cordobés Tolo Gallego, de Newell's, los que integraron el plantel que se consagró en el Mundial. Otra muestra más de que Menotti y el fútbol rosarino concibieron una unión indivisible. Si fue hasta en Rosario donde el seleccionado del Flaco se encaminó al título del mundo, en el Gigante de Arroyito. En su casa, Menotti logró superar la segunda ronda, con el respaldo del público rosarino, y se metió en la final. La goleada sobre Perú por 6 a 0, con fuertes indicios de que se trató de un resultado manipulado, es uno de los puntos oscuros de aquella campaña. Al DT siempre le molestó que se hablara de un arreglo. En la selección tuvo entre sus ayudante al sanlorencino Rogelio Poncini, ex futbolista de Central y Newell's. Y uno de sus colaboradores fue una gloria rojinegra, el exquisito defensor rosarino Federico Sacchi, con quien jugó en Racing y Boca. Todos bien de acá, del lugar en el mundo al que pertenecía el entrenador. El regreso a Central La ligazón con Central se mantuvo con el paso de los años. Y en 2002, luego de un largo peregrinaje, fue su entrenador. Si bien le dio su sello futbolístico, el equipo cumplió una campaña irregular. Uno de los momentos cumbre fue la interrupción de una racha de 22 años del conjunto auriazul sin victorias en el Parque. Ganó 2 a 0. Símbolo de un fútbol ofensivo y vistoso, reivindicador del talento y del aprecio a la pelota, en los últimos años tuvo palabras elogiosas hacia dos rosarinos de una enorme grandeza mundial. De Lionel Messi llegó a decir: “Juega igual que el pibe de barrio. Siento que lo veo en las canchitas de Parque Independencia. Lo veo ahí, es increíble”. Y de Ángel Di María: “Es uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol argentino. Es mi jugador predilecto. Lo he dicho muchas veces en Rosario”. Claro, dónde lo iba de decir, si no en la ciudad que lo vio nacer y en la que siempre estuvo presente. Y así seguirá estando. Orgullosamente vivo.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por