Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El Flaco y su legado eterno

    » La Prensa

    Fecha: 06/05/2024 00:49

    Escribir una biografía es abrazar la desmesura. No se puede abarcar lo inabarcable. Contar una vida longeva implica la necesaria tarea de recortar allá, echar luz acá, destacar lo valioso, descartar lo superfluo. Es un trabajo duro que tiene premio, una exigencia que fatiga y gratifica al mismo tiempo. Cuando decidimos escribir ‘Menotti, el último romántico’, la biografía de César Luis Menotti -junto con Carlos Viacava-, no existía libro alguno que narrara toda su vida como jugador y como técnico. Aún hoy en día sigue siendo una obra singular, no hay otra de estas características. Tal vez, ahora que el Flaco ha muerto, lleguen los reconocimientos póstumos. Nosotros, sin militar en las filas del Menottismo, preferimos urdir la trama del reconocimiento a tiempo. El primer obstáculo cuando uno escribe la biografía de un personaje que aún vive es saber si contará o no con su apoyo. El Flaco Menotti no quería que narraran su vida. Decidimos entonces escribirla a partir de los testimonios que nos brindaron los entrenadores que colaboraron con él en sus cuerpos técnicos, de los dirigentes que lo contrataron, de los futbolistas que aprendieron de sus lecciones y lo disfrutaron. Lo invitamos a la presentación, en noviembre de 2018. No vino. Nunca sabremos si leyó su biografía, que es también un pedacito de la nuestra. Durante muchos meses trajinamos archivos y entrevistamos a casi 30 personas vinculadas al entorno del Flaco Menotti, desde Angel Cappa, Antonio Alegre y Hugo Santilli, hasta Roberto Saporitti y el Inglés Babington. Conversamos también con periodistas como Juan José Panno, Fernando Ferreyra, el mexicano Omar Fares e Isidoro Gilbert, autor ‘El Oro de Moscú’, quien nos habló de la militancia comunista del técnico. Desfilaron, además, Federico Sacchi, Fabián Carrizo, los uruguayos Fernando Alvez, Jorge Toto Da Silveira y Adolfo Baran, el italiano Stefano Zainno –narró las andanzas del Flaco en la Sampdoria-, el Rifle Castellano, Luis María Mas, Matute Morales, Rubén Cano y otros tantos personajes variopintos. Todos aportaron su pincelada para construir el relato de un tipo único, que persistía en un criterio estético del fútbol que ya había sido barrido por los vientos del tiempo. El, sin embargo, no dejó de sostener nunca su estandarte, su prédica incesante por la elegancia y el buen juego. La muerte del Flaco Menotti clausura una etapa del fútbol mundial. Era, tal vez, el último de su época. Estará reunido ahora, en el paraíso de los futboleros, con Pelé, de quien afirmaba había sido el mejor jugador del mundo; con Maradona, a quien amaba pese a que lo dejó afuera del Mundial ’78; con Alfredo Di Stéfano y el holandés Johan Cruyff. Una mesa selecta, sólo para exquisitos. Amante del tango y la buena literatura, amigo de sus amigos, fumador empedernido, envuelto en las volutas de humo de sus cigarrillos siempre encendidos, Menotti le puso su nombre a una línea de juego en el fútbol argentino. La sociedad, al menos la sociedad futbolera, se dividió, como ya es costumbre en estas pampas. Lo amaron y lo odiaron casi en igual proporción. Fue admirado. Menotti fue el fundador de la Selección nacional de fútbol tal y como la entendemos ahora. Le dio prestigio a partir de la identificación y el trabajo -los resultados llegarían después- en tiempos en que los futbolistas rechazaban el convite y evitaban vestir la celeste y blanca. Todo cambió a partir de 1974. El gran hallazgo del Chiqui Tapia como presidente de la Asociación del Fútbol Argentino fue, sin lugar a dudas, designar a César Luis Menotti como director de Selecciones Nacionales. Puso a un sabio del fútbol en la punta de la pirámide, le dio a Lionel Scaloni, por completo inexperto, la oportunidad de abrevar en buenas fuentes. Hay hombres a los que nunca los alcanzará la corrosión del olvido. Este texto podría tener múltiples finales pero elijo reproducir el último párrafo del prólogo de ‘Menotti, el último romántico’, nuestra biografía del Flaco: “Marcó un estilo, inauguró una corriente de pensamiento. Buena parte de los hinchas militaron entonces en el menottismo. Dejó un legado, discutido hasta el hartazgo. Como todos en el fútbol, perdió más de lo que ganó, pero lo que ganó fue realmente grande. Y cada vez que las circunstancias le fueron adversas, repitió la misma respuesta: “Yo no fracasé. Fracasar es no haberlo intentado nunca”. (*) Coautor del libro Menotti, el último romántico

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por