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  • Murió Marcelo Grosman, el artista en perpetuo movimiento

    » Clarin

    Fecha: 05/05/2024 16:24

    Con profunda tristeza y conmoción en la escena artística se conoció en las últimas horas la muerte inesperada de Marcelo Grosman, a los 65 años, prolífico artista conceptual muy reconocido en las artes visuales. Familiares y amigos dieron a conocer la noticia a través de un comunicado en el que se destaca su trayectoria y su obra siempre abierta a los desafíos de la práctica artística. Nacido en 1959 en Buenos Aires, Marcelo Grosman fue creador y director de las ediciones de Estudio Abierto que revitalizaron la escena de las artes visuales en la ciudad y dirigió los festivales de Buenos Aires, así como co-dirigió los Encuentros de Pensamiento Urbano. Actualmente estaba a cargo de la comunicación del Teatro Colón. Su obra registra exhibiciones individuales en The Mission Projects, Chicago; en la Galería Municipal de Sidi Bou Said, Túnez; en Casa de América, en Madrid; y en Buenos Aires, en la Galería Nora Fisch, Foster Catena y el Centro Cultural Recoleta. Pero también fue parte de numerosas exposiciones colectivas en el Centro Cultural MOCA (2008); en Fundación Proa (2006), y en la V Bienal de Porto Alegre. Marcelo Grosman Sus obras forman parte de las colecciones del Malba, del Moderno de Buenos Aires, así como del Musée de Charleroi, en Bélgica, y de varias colecciones privadas en América Latina, Estados Unidos y Europa. Transformación Recibido de arquitecto, nada detenía su deseo de transformación. Marcelo Grosman decía: “Me interesa correr riesgos, saber que puedo estrellarme contra la pared. Los golpes son buenos, pasan cosas”. Eligió la fotografía hasta 1997 para mudarse a las artes visuales. En su momento sintió que la fotografía limitaba su exploración artística en la que disfrutaba “desarmar y jugar con los conceptos de la imagen, como el tamaño, la escala y los colores”. Mediante el montaje virtual o analógico transformaba esas imágenes para atribuirles diferentes significados. Los temas que le interesaban eran “el tiempo, los cuerpos, la cultura domesticando los cuerpos” y la diversidad de perspectivas que un mismo objeto o artefacto puede brindar. Marcelo Grosman En varias de sus exhibiciones propuso al visitante mirar objetivamente sus emociones. “No es lo mismo observar una imagen enorme que agacharte para descubrirla con lupa”, explicaba. Toda su obra está atravesada por ideas sobre las prácticas institucionales y sus efectos sobre el cuerpo y la imagen. En los años 80 empezó a trabajar con un enfoque tradicional de la fotografía. Desarrolló una serie de retratos de jóvenes soldados y oficiales navales, cuando el pasado reciente todavía se sentía cercano. Más adelante abandonó la captura de imágenes y pasó a trabajar con imágenes encontradas. Su serie Guilty está formada por grandes impresiones monocromáticas que superponen rostros de criminales convictos. La evolución de su trabajo incluyó imágenes producidas con tecnologías lenticulares que condensan varios segundos de metraje extraído de películas educativas de mediados del siglo XX, destinadas a enseñar sobre sexualidad, higiene personal, buenas posturas o primeros auxilios. Lograba un efecto particular de la materialidad a la pseudo-abstracción. Marcelo Grosman artista. Foto: Gerardo Dell'Oro. Sobre el final del primer año de la pandemia se publicó La invariante temporal (Arta ediciones), que recorre su obra de inspiración conceptual, prolífica y en constante mutación. El libro ofrece un recorrido cronológico con textos de Ariel Schettini, Virginia Castro, Santiago García Navarro y Amanda de la Garza Mata, que trazan puentes entre narrativas distintas a partir de los rastros que el artista exponía. Por ejemplo: en Micropolítica (1989-1997) evocaba a Foucault, la serie inaugural en la que se veían hombres empuñando armas, esvásticas hechas con birome y un parque de diversiones como decorado de tevé. En Biopolítica (2000-2005), con sus parejas en pose ficticia, apostaba por la grandeza de lo micro y lo plebeyo. Transportadoras de sentidos Sus muestras eran, como Marcelo Grosman decía, “máquinas transportadoras de sentidos. Y el sentido se desarrolla en la circulación”. El “Salto al vacío” de Yves Klein sintetizaba las ideas que le interesaban. "El tiempo ahí detenido; la incertidumbre que genera el salto”, quizá por lo mismo que veía “caos en el mundo y condiciones que condicionan el deseo”. La utilización de imágenes y objetos de descarte le servían para crear algo nuevo. Por ejemplo, el uso de manuales escolares, de seguridad industrial, de defensa personal y policial y de instructivos hospitalarios, todos muy antiguos fueron la fuente de imágenes ambiguas que, al resignificarlas, dotaron a sus trabajos artísticos de nuevos sentidos polisémicos. Marcelo Grosman. Siempre buscó la transformación a través de su trabajo. No solo de los materiales que aplicaba a sus prácticas artísticas, sino también en la búsqueda de sentidos en su obra. Grosman cambiaba siempre de formas y encontraba interesante “eso de estar a punto de expresarse”. Había estudiado, además de arquitectura, Ciencias Políticas. De sus muestras se destacaron: Publica, en el Museo de Arte Contemporáneo (Marco) de Rosario (2017) La Humana Maquina, en Galeria Nora Fisch (2016), y Movimiento Perpetuo, The Mission Projects, Chicago (2014).

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