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  • Murió César Luis Menotti: el kiosquero Bielsa, el pase de Guardiola a River y la visita fantasma de Löw para pedir consejos

    » La Nacion

    Fecha: 05/05/2024 16:19

    Escuchar Arrigo Sacchi escucha los nombres encadenados y dispara la respuesta apenas finaliza la pregunta. ‘Rinus Michels, Johan Cruyff, Sacchi y Pep Guardiola están señalados como los revolucionarios modernos del fútbol mundial, ¿ningún entrenador sudamericano merecer sentarse entre ellos?’ Entonces, no duda un segundo el italiano: “Menotti..., Menotti fue un ejemplo para todos. En Sudamérica, durante muchos años, se creyó que el fútbol debía nacer de los pies de los jugadores, y no es así, de los pies no nace nada, el fútbol nace de la cabeza. La inteligencia es lo importante. Y ahí estaba Menotti”, le cuenta Sacchi a LA NACION. Es apenas un ejemplo, claro que no uno cualquiera. El mundo le hacía reverencias a Menotti y ahora le rinde tributo. Jürgen Klinsmann sentía admiración por Menotti. El ex delantero había sido dirigido por el ‘Flaco’ en Sampdoria, y desde entonces estaba bajo hipnosis. Un día de 2005, cuando Klinsmann impulsaba una revolución contracultural al frente de la selección alemana, se apareció junto con Joachim Löw -entonces, su ayudante- en la célebre oficina de Menotti, sobre la calle Paraguay. Querían aprender. Menotti, tiempo después, lo recordaría con sarcasmo: “Esos tipos cimentaron las bases de su fútbol acá, buscando el talento asociativo. Mientras los pelotudos de acá van allá a aprender a correr más y saltar más alto. ¡De locos!”. Daniel Passarella y César Luis Menotti en Florencia, Italia, 1984. Stefano Montesi - Corbis - Corbis Sport Pep Guardiola pensó que tenía que conversar con dos entrenadores argentinos para terminar de tomar impulso y lanzarse a la carrera de entrenador. Eran Marcelo Bielsa y Menotti. Por eso viajó en 2006 a la Argentina. Primero, charló con Menotti: de las nueve de la noche hasta pasadas las 3 de la mañana en el restaurante Piegari, en Recoleta. A Pep lo atrapaba Menotti, y cada vez que el catalán regresó a Buenos Aires, siempre lo visitó: en 2013, en 2014 y en marzo 2018, el último encuentro. “Hay muchos entrenadores jóvenes que vinieron a verme durante todos estos años, para charlar sobre fútbol, para escuchar algún consejo... Pero nadie me hizo tantas preguntas como Guardiola. Era una ametralladora de tanto preguntar. Cada vez que nos encontramos no deja de plantearte dudas, de dar a conocer sus inquietudes, de querer saber más”, contó el mismo Menotti en el libro ‘Che Pep’, del periodista Vicente Muglia. Guardiola pudo jugar en River, sí, en 2005, en el final de su carrera. Y en las averiguaciones, a través de Juanma Lillo, también estuvo Menotti. Si se hubiese concretado, si hubiera postergado el comienzo de su fantástica carrera como entrenador. Menotti definía a Guardiola como un revolucionario, como el mejor de todos en los últimos 30 años. Se reía de su obsesión por el juego. “Habla de fútbol todo el tiempo, todo el tiempo. A veces, le digo, ‘¡Pero pará! No viste esa chica que acaba de entrar, mirá qué linda que es...’ Y él sigue y sigue...”, le contaba a LA NACION. César Luis Menotti, en el banco de la selección; a su lado, el médico Rubén Oliva y el preparador físico Ricardo Pizzarotti ¿Y Menotti qué pensaba de él, de su legado? “No existe el menottismo. Yo soy la continuidad de un fútbol que se instala en la sociedad como un hecho cultural. Cuando empecé a jugar por plata, me tocó jugar con el ‘Gringo’ Inveninato, al que yo veía jugar en Central cuando tenía 14 años. Yo tenía una desesperación por jugar bien, y por ahí me dice: “Adónde va, pibe, primero tocá, después corré”. Al rato, quiero parar la pelota y se me va: “No pibe, de espalda se juega a un toque”. Eso fue lo que hice yo: rescatar esa sabiduría. No perder la identidad, porque si no nos vamos a la mierda. Si a nosotros nos da todo igual... la tenencia de la pelota, por ejemplo: ¡no es una estrategia, es una obligación!. Te dicen “posesión 97% y no tiraron un tiro al arco”. Bueno, imaginate si le hubiesen regalado la pelota el 70% a los otros. Y los entrenadores participan de eso. El control de la pelota determina las acciones del fútbol: espacio, tiempo y engaño. ¿Con qué engañás? Si no tenés la pelota, no engañás”, subrayaba ante LA NACION. No fueron pocas las veces que Menotti aseguró que el más grande de todos los tiempos fue Pelé. Fue Menotti el que le causó a Diego Maradona, quizás, el dolor deportivo más grande su carrera al no incluirlo en el plantel de Argentina ‘78. Fue Carlos Bilardo el entrenador de Maradona en su gesta más maravillosa. Pero si le preguntaban a Maradona... “El mejor DT en la historia de la selección argentina fue Menotti. Es una vergüenza que Menotti no tenga un cargo en el fútbol argentino”, martillaba el Diez. “Que el Flaco Menotti esté comandando hoy la AFA me da un gran placer”, escribió Maradona en Instagram cuando se anunció la llegada del rosarino a la dirección de las selecciones nacionales. Menotti y Maradona, en tiempos de selección Menotti y Johan Cruyff desarrollaron una amistad a partir del paso del ‘Flaco’ como entrenador de Barcelona, en 1982/83. La muerte del holandés, en 2016, dejó huella en Menotti, que se reprochaba no haber cumplido con su palabra: “Yo le había prometido traerlo a Buenos Aires a dar una charla. Siempre que nos veíamos me decía: “¿Qué tienes preparado para mí Flaco?”. En el Mundial de Brasil, me dijo: ‘Me parece que me voy a morir y no me vas a llevar a Argentina’. Las cosas fueron así. No lo esperaba”, se lamentó Menotti en una entrevista con el diario catalán Sport. El colombiano Francisco Maturana, Ángel Cappa y el español Juan Manuel Lillo son reconocidos seguidores de la línea de Menotti. Y un día Maturana, refiriéndose a la juventud de Lionel Scaloni para dirigir a la Argentina, explicó lo siguiente: “Cuando ese muchacho [por Scaloni] tenga problemas, en César va a encontrar la persona idónea que le diga lo que hay que hacer. No solo en el fútbol, también en la vida. Es lo que pasaba en la Grecia antigua. Cuando los jóvenes tenían problemas iban al monte a pedirle consejos a los mayores, la sabiduría iba a estar ahí”. La voz de Bielsa: "Durante 16 años, ocho años Menotti y otros ocho Bilardo, condujeron a la selección argentina. Ambos tienen ideas antagónicas de ver el fútbol y coincidieron con mi etapa formativa" Con Marcelo Bielsa, todo siempre es especial. Alguna vez, cuando dirigía en Marsella, reveló una curiosa anécdota que lo vincula con Menotti, rosarino como él, pero canalla de ley. “Durante 16 años, ocho años Menotti y otros ocho Bilardo, condujeron a la selección argentina. Ambos tienen ideas antagónicas de ver el fútbol y coincidieron con mi etapa formativa. A mi ciudad llegaban entre diez y doce periódicos y a mí me gustaba leer sobre los dos. Entonces me ofrecía a cuidar un kiosko para poder leer mucho sobre ellos. A raíz de eso conocí matices de ese oficio y luego, durante unos años, fui propietario de un negocio de ese ramo”. Textual. Fuera de nota, alguna vez describió Bielsa sobre Menotti y Bilardo: “Sus ideas las leía a cinco páginas por día. Y hay mensajes suyos que me llegaron. Luego, la sensibilidad selecciona y retiene”. ¿De quién ha estado más cerca? Lo hizo público él mismo con estas palabras: “Menotti estimula la espontaneidad, la resolución creativa de los episodios que propone el fútbol. Bilardo es la antítesis: sabe que hay muchas situaciones que inevitablemente van a suceder y ofrece respuestas preestablecidas. Creo en el equilibrio: si el fútbol es absolutamente previsible, está mal; si es exclusivamente inspiración, no alcanza. Son dos estados de difícil convivencia”. Menotti respetaba la dignidad de Bielsa. Una vez, Cesar contó que se sorprendió cuando le llegó un regalo de Bielsa: las obras completas de Roberto Arlt. Valdano fue convocado a la selección por primera vez bajo el mando de Menotti LA NACION Cuando la selección argentina deambulaba de técnico en técnico, no hace tanto, Jorge Valdano ofreció su mirada: “Antes del 78 el panorama era muy desalentador. El conocimiento, la convicción y el carisma de César Luis Menotti fueron capaces de producir una revolución. Si creemos que para hacer algo así hace falta una dictadura, es que no merecemos otra cosa”. La descripción del hundimiento y el hombre que usó el cincel. Agudo observador, atrapado por la sensibilidad del menottismo, cierta vez Valdano buscó saltar grietas, pero a la vez, anclar sus convicciones. “Ser pragmático no es ningún pecado. El pecado es bastardear el juego. Sigo diciendo que cuanto más lejos estamos de Menotti, más lejos estamos del fútbol”. Como tantas veces, Valdano encontró el resumen. Extrañarlo a Menotti será inevitable.

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