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  • Un economista posó su mirada sobre la economía y el agro

    » Diario Republica

    Fecha: 05/05/2024 15:12

    Hay que esperar para analizar cómo impacta en general en la economía y otra cuestión distinta es el impacto específico en las actividades agropecuarias”, dijo el economista David Miazzo, reconocido en el ambiente del agro por sus pronósticos y perspectivas que publica en redes sociales. El financiero llegó hasta Villa Mercedes para brindar un panorama sobre el impacto que producirían los cambios que realiza el actual gobierno nacional. "En términos generales el plan de estabilización que viene aplicando el gobierno nacional tiene algunos signos de preguntas, pero viene siendo bastante exitoso, para ser del todo optimista”, aseguró. Y continuó: “Según los números analizados en la charla, el impacto es positivo, sobre todo en la cuestión financiera. Bajaron mucho las tasas de financiamiento, tanto en pesos como en dólares, y eso mejora la ecuación. Las relaciones de insumos-productos, que era algo que esperábamos que mejorara, y es lo que básicamente hace a la ecuación de costos, no lo hizo tan rápido, debido a que todavía se mantiene el cepo; y finalmente, aún se mantienen las dificultades para pagar importaciones”. Miazzo explicó que los productores argentinos todavía pagan los insumos más caros que los países de la región, “pero es algo que debería comenzar a solucionarse de cara a la salida del cepo. Eso es hoy un problema, pero probablemente en la segunda mitad del año, cuando se venga la siembra de la gruesa, deje de serlo”, indicó. Para el economista el atraso cambiario representa un gran signo de alerta, “porque pega negativamente. El peso se ha apreciado, la inflación se ha comido a la devaluación y eso hace que Argentina esté cara. Los productores agrícolas en particular, a esto lo ven traducido en cuánto pesan los costos de fletes y los de labores, entre otros, sobre todo en regiones como San Luis, que tenemos mayor distancia a puertos, y por lo tanto los fletes son más altos. Y sobre todo en cultivos como el maíz, que traslada más volumen y menor valor que en el caso de soja se traslada más valor por cada camión. Entonces el flete de esa producción significa un poco menos, pero en el caso del maíz y con mayor distancia significa mucho más”, opinó y añadió que a la hora de pagar los fletes de la cosecha se va a sentir el atraso cambiario. En cuanto a la ganadería el analista indicó que “la apertura total de todas las restricciones que había, y todavía quedan, es algo positivo si se concreta. Algo relativamente positivo es que estábamos esperando para los sistemas intensivos, para los feedlots, acá en el caso de San Luis hay muchos grandes, es algún descalce en sus estructuras de costos con la devaluación”, especificó Miazzo, y explicó que “el maíz está nominado en dólares y la carne en pesos. Entonces esperamos que con el salto del dólar eso haga crujir los números del feedlot. Si bien tuvieron algunos meses complicados, la baja del precio del maíz complica a los productores agrícolas, pero a los sistemas intensivos ganaderos les ayudó para amortiguar el efecto de la devaluación”. Al referirse a los pequeños productores opinó que siempre tienen mayor dificultad al analizar los aspectos financieros y comerciales, “es justamente en ellos en los que hay que poner el foco. Porque por ejemplo, vienen con deudas y tienen que salir a vender toda la cosecha en plena cosecha cuando el precio estacionalmente baja porque hay mucha oferta. A un productor más pequeño, que además viene de varios años de sequía y que por ahí tiene menos espaldas financieras, le afecta”. “Muchas veces el productor pequeño es mucho más conservador, no se arriesga tanto, entonces no le pegan tan negativamente las situaciones macro y las sequías porque siempre actuó de la misma manera. Pero en caso de que lo encuentre un poco más desequilibrado le ayuda mucho, por ejemplo, la baja de tasas porque obtiene financiamiento y se puede acomodar con un costo financiero muchísimo más bajo del que veníamos viendo en los últimos meses. Eso también lo puede ayudar a cubrir deudas con costo financiero bajo, sin tener que salir a vender la cosecha en el peor momento”, analizó Miazzo, y añadió que los pequeños productores saben qué hay que hacer, qué no hay que hacer. El economista reconoció también que “vienen de cubrir varios frentes: la baja de precios internacionales, tres años de sequía, más la chicharrita, y más la cuestión impositiva. Pero el productor agrícola en general, el ganadero, el productor agropecuario, está acostumbrado. La actividad, sobre todo agrícola, es la que más alta carga tributaria tiene en toda la economía. Son tan competitivas que incluso poniéndole derechos de exportación, restricciones a la exportación y todo, siguen explicando el 70% de las exportaciones del país. Incluso en todo ese escenario adverso, exportamos el 85% de la producción de soja, el 70% de la producción de maíz, el 70% de la de trigo, y el 30% de la de carne. Este buen nivel de competitividad impacta positivamente para que la economía se acomode, que la inflación baje, que se levante el cepo, que los costos bajen, que tenga mejor acceso al crédito”. Afirmó que distinto es a lo que ocurre en el sector industrial, que “no son intrínsecamente competitivos. Entonces, les abren las importaciones y los complican. La carne porcina es competitiva, tenemos muy buenos niveles de productividad, pero le complica el atraso cambiario. Mostré en la charla un estudio que hicimos para Coninagro, que evaluamos 15 alimentos en Argentina, Uruguay y Brasil, y de los 15, hace un mes, que en este lapso se ha deteriorado todavía más la situación de Argentina, 9 eran más baratos en Brasil. En Argentina 9 de los 15 eran más caros. Y eso tiene mucho que ver con el tipo de cambio, no con la productividad, porque en muchos de esos productos somos extremadamente competitivos. Otro ejemplo, el arroz, que exportamos muchísimo, la yerba, o las carnes. Somos altamente competitivos, pero si te abren las importaciones y por una cuestión de tipo de cambio, te pueden competir”. Miazzo mencionó que también influye una cuestión cultural de consumo, “el argentino prefiere la bondiola, que es el principal producto que se importa, la paga bien, y entonces ingresa mucha de Brasil, y eso complica que los productores locales integren la red, porque al producto que más plata le pueden sacar, más entra de otro lado”, explicó. RV.

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