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  • Día de las y los Trabajadores: el mercado y un enfoque desde los cuidados

    » El Norte

    Fecha: 05/05/2024 12:10

    Si se tuviera que pagar por todo el trabajo de cuidados que se lleva a cabo de forma no remunerada, los cuidados serían la actividad que más aportaría a la economía, representando un 16,8% del PBI, solo seguida por el comercio y la industria. El 70% de ese aporte lo realizan las mujeres y el 30%, los varones. Las mujeres realizan un enorme aporte (no reconocido ni remunerado) con su fuerza de trabajo al sistema económico. ILUSTRACIÓN WEB De la Redacción de EL NORTE [email protected] El sitio Feminacida presentó “Cuidadoras. El trabajo que mueve al mundo”: un dossier que cruza aportes de especialistas y testimonios de trabajadoras que fundamentan la idea de que el mercado existe gracias al cuidado. En una nota del documento, la economista Noelia Méndez Santolaria propone hacer foco en el sistema tributario y de seguridad social para poner en valor el enorme aporte que realizan las mujeres e identidades feminizadas con su fuerza de trabajo al sistema económico. Es decir, al sostenimiento del mercado y de la vida en sociedad. La autora destaca que los desarrollos de las economistas feministas, como los de Corina Rodríguez Enríquez, “nos permiten argumentar que el mercado nos debe su existencia a quienes realizamos cotidianamente el trabajo de cuidar. Es decir, todas aquellas tareas que nos permiten transformar recursos materiales e inmateriales en bienestar efectivo, desarrollar nuestras capacidades, renovar la energía vital y la fuerza laboral que luego volcamos al mercado. Esto incluye cualquier acción que requiramos para cuidar de nosotras mismas, pero también para el cuidado de nuestros seres queridos y personas con menos autonomía (como las infancias, las vejeces, las personas enfermas, o con discapacidad): compartir momentos, preparar comidas, limpiar el lugar que se habita, gestionar citas médicas y recreacionales, garantizar la asistencia a entidades educativas y trasladar a quienes cuidamos hacia las distintas actividades de la vida cotidiana, entre tantas otras cosas”. VISIONES TRADICIONALES DE LA ECONOMÍA “La mayoría de estas tareas de cuidado la realizan, de forma no remunerada, las mujeres e identidades feminizadas. La mayor parte de los cuidados se resuelve al interior de los hogares, pero también gracias a las redes de contención familiar y comunitarias o, cuando el poder adquisitivo lo permite, mediante la contratación de servicios de trabajadoras de casas particulares. Además, una parte significativa del cuidado de los hogares se alivia gracias a los servicios de educación y salud, en donde la provisión pública es clave. (…) Sin embargo, las visiones tradicionales de la economía son ciegas al aporte de los cuidados. Y son ellas quienes le dan forma a la idea que tenemos de qué es trabajo, cuál es el rol del Estado y cómo pensamos los principios rectores de justicia en los tributos”. El Primer Informe de la Cocina de los Cuidados del CELS observó en relación con la administración de Javier Milei en sus primeros 120 días: “Es también un escenario de reorganización del Estado con un efecto concreto en la desjerarquización de las áreas con incidencia en la organización de los cuidados. Esto significa menos presupuesto, menos incidencia y un efecto rebote en municipios, organizaciones y todos los sectores de la sociedad porque aumenta las tareas de cuidado en la casa y la demanda en las organizaciones territoriales. (…) En el reciente paquete fiscal elevado al Congreso por el Ejecutivo no se observa ningún alivio para las personas de menores ingresos, en donde las mujeres están sobrerrepresentadas”. Análisis aparte merece el nuevo proyecto de Ley Bases que elimina la moratoria previsional. DERECHO TRIBUTARIO “La contribución a la sociedad y a la economía que realizamos las personas cuando cuidamos escapa a la aproximación dineraria/mercantil de la capacidad contributiva: la mayor parte del trabajo de cuidar se realiza sin que medie remuneración alguna. Además, el hecho de que a las mujeres se nos asigne una mayor responsabilidad sobre las tareas de cuidado nos deja en una posición de desventaja con respecto a los varones a la hora de insertarnos en el trabajo remunerado”, sostiene el artículo del dossier. La Encuesta Nacional de Uso del Tiempo realizada en 2021 mide el tiempo que las personas dedican a las tareas de cuidado y muestra que, en promedio, ellas cuidan 6:07 horas al día y ellos cuidan 3:30. Esto se traduce en trayectorias laborales más precarias y con menor acceso a bienes y riqueza. Las estadísticas permiten mostrar que mientras que solo la mitad de las mujeres en edad de trabajar participan del mercado laboral, siete de cada diez varones lo hacen. Además, tienen menos probabilidades que los hombres de conseguir un empleo: la tasa de desempleo de las mujeres se ubica sistemáticamente por encima de la de los varones, la brecha de género en la tasa de empleo es de casi 20 puntos y cuando consiguen empleo es más probable que sea en condiciones informales y no registradas. En síntesis, las mujeres ganan por su trabajo en promedio entre un 20 y un 30% menos que los varones y brecha que se amplía cuando el trabajo es informal. Estas desigualdades se traducen en una mayor incidencia de la pobreza en las mujeres y una masculinización de la riqueza: más de 6 de cada 10 personas en el estrato de menores ingresos son mujeres y esta proporción se invierte en el decil de más altos ingresos en donde ellas solo representan al 35% de las personas más ricas. CONTRIBUCIÓN DIFERENCIAL A pesar de que el aporte de los cuidados está totalmente invisibilizado en la teoría tributaria, es posible observarlo: el informe titulado “El aporte de los cuidados al PBI”, de la ex Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género (DEIyG), le asigna un valor de mercado a las horas de trabajo no remunerado y de cuidado captadas en la Encuesta del Uso del Tiempo. El informe advierte que si se tuviera que pagar por todo el trabajo de cuidados que se realiza de forma no remunerada, los cuidados serían la actividad que más aportaría a la economía, representando un 16,8% del PBI, solo seguida por el comercio y la industria. Además, el 70% de ese aporte lo efectúan las mujeres y el 30%, los varones. La perspectiva de los cuidados aplicada a la capacidad contributiva permite, asimismo, pensar la contribución que llevan a cabo las distintas actividades económicas a la vida y a la sociedad. En el trabajo remunerado operan también los tradicionales estereotipos de género que asignan de forma injusta a las personas determinadas tareas según su género. Es así como se da una feminización de los empleos que tienen un componente de cuidado, como la educación, la salud, el trabajo en casas particulares, en donde las identidades feminizadas representan más del 70% de la fuerza laboral (DEIyG). Estas actividades, que suelen estar peor remuneradas y tener peores condiciones laborales que aquellas típicamente asociadas con lo masculino (como la industria manufacturera, el transporte y la construcción), resultan esenciales para la reproducción de la sociedad y quienes participan de ellas realizan una contribución diferencial al sostenimiento de la vida.

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